Antica capitale dell’Impero romano, Ravenna, sulla costa adriatica, possiede un’incomparabile ricchezza di mosaici del V e VI secolo. Unico nella sua grandezza, questo primo capolavoro della fede dell’era cristiana scintilla sotto la sua scorza di mattoni – tre chiese, un mausoleo, due battisteri – come una gemma imperitura fra il crepuscolo dell’impero romano e la notte dei tempi barbarici. Esso ci propone una originale visione del Vangelo (e dell’Antico Testamento), dai colori vividi, d’una freschezza repentina, che riconcilia il cielo e la terra, li fa coesistere in una serena, gioiosa e dolce armonia.
Più che una guida, più che un libro di storia, Il Vangelo secondo Ravenna è una passeggiata contemplativa attraverso le più belle illustrazioni che il Vangelo abbia mai ispirato ad artisti perfettamente padroni della propria tecnica e candidamente docili alla luce della propria fede. «Se il vostro destino eterno vi interessa, andate a Ravenna: esso sta scritto sui suoi muri» scrive André Frossard.
Ed è anche stupendamente scolpito nelle pagine del suo Vangelo secondo Ravenna.
“Habiendo entrado a las cinco y diez de la tarde en la capilla del Barrio Latino en busca de un amigo, salí a las cinco y cuarto en compañía de una amistad que no era de la tierra”.
No es frecuente en nuestros días que el relato en primera persona de una conversión alcance tantas ediciones, y pueda todavía encontrarse en las librerías después de más de cuatro décadas.
Su autor, André Frossard, ha sido uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX en Francia. Este libro mereció allí el Gran Premio de la literatura católica, y es ya un clásico del género autobiográfico y testimonial.
André Frossard (1915-1995) fue periodista y escritor. Su padre fue uno de los fundadores del partido comunista francés, y líder del mismo durante 31 años. Se convirtió al catolicismo en 1935. Participó en la resistencia francesa, fue arrestado por la Gestapo y logró sobrevivir en la prisión de Montluc. Tras la guerra, fue redactor jefe de Temps présent, de L'Aurore, de Le Nouveau Candide, y cronista de Le Point, RTL, Paris-Match, etc. Colaboró como columnista en Le Figaro, y fue miembro de la Academia Francesa desde 1987. Juan Pablo II, buen amigo suyo, le otorgó la Gran Cruz de la Orden Ecuestre de Pío IX.
Este relato comienza como una novela y acaba con un conmovedor réquiem en memoria del pequeño franciscano, que hizo amigos entre todos los hombres.
Al despedirse, camino de la deportación a un campo de concentración en 1939, Maximiliano Kolbe dijo a sus compañeros franciscanos las palabras que dan título a esta obra: "No olvidéis el amor". Partiendo de documentos inéditos, el autor relata con maestría las aventuras y el final heroico de un joven polaco de familia muy pobre y que provocaba la admiración de sus maestros por las muchas dotes que poseía. Lo vemos encaminado hacia una gran carrera de ingeniero o de inventor. Pero escogió la vida religiosa "para convertir la tierra entera".
Su fe, su fuerza y su energía llenaron de éxito todas las empresas que emprendió. Poco antes de la última guerra, dirigió una verdadera "ciudad mariana", el convento mayor del mundo -setecientos franciscanos- y una enorme imprenta con treinta y tres rotativas, que editaba trece publicaciones, la principal de las cuales tiraba un millón de ejemplares. Llegó hasta el Japón, en donde, sin dinero y sin conocer el idioma, en el plazo de un mes organiza el lanzamiento del mayor diario católico japonés.
Durante el régimen nazi fue detenido y deportado a Auschwitz. En este campo de la muerte prosiguió su labor y continuó brindando su fortaleza a los demás. Murió en 1944, ocupando el lugar de un compañero condenado a morir de hambre, tras catorce días de terrible agonía.
Juan Pablo II lo proclamó santo y mártir, el 10 de octubre de 1982.
André Frosard nació el 14 de enero de 1915, à Colombier-Châtelot (Doubs) en una familia protestante por la rama materna y una abuela judía por la rama paterna. Su padre, que había sido secretario general del partido socialista con 28 años, fue elegido a los 30 años primer secretario general del Partido Comunista francés. André Frossard se convirtió al catolicismo, por una gracia especial de Dios, el 8 de julio de 1935, cuando entró en la capilla de las religiosas de la Adoración, en la calle Ulm de París. Tras la movilización militar, participó activamente en la Resistencia y fue detenido por la Gestapo en Lyon el 10 de diciembre de 1943, e internado en el barracón de los judíos de Montluc. Fue uno de los siete que logró escapar de allí. Setenta y nueve de sus compañeros de barracón fueron asesinados en Bron el 17 de agosto de 1944. Periodista de gran prestigio, fue redactor jefe de Temps présent, y participó en la fundación de Le Monde. También fue redactor jefe de L'Aurore, de Nouveau Candide, cronista de Point, editorialista de Paris-Match, etc. En 1990 había escrito alrededor de 15.000 artículos. Era miembro de la Academia Francesa.
Entre sus libros más conocidos, además de las entrevistas con Juan Pablo II, se encuentra el famoso relato de su conversión: "Dios existe, yo me lo encontré", que ha tenido un gran éxito editorial, con numerosas reediciones. Falleció el 2 de febrero de 1995.
"L'arte, scrive Frossard, è un frammento di contemplazione caduto nella materia": è uno sguardo contemplativo quello con cui Frossard legge i mosaici di Ravenna, mirabile testimonianza della persistenza della luce in un mondo di tenebre, come potrebbe essere definito quello in cui nacquero le celebri basiliche ravennati. Attraverso uno stile talora apparentemente dimesso, l'Autore ci guida ad alzare lo sguardo su un mondo trasfigurato dalla bellezza del Cristo che "fa risplendere tutto intorno a sè e ricaccia lontano quest'onda di tenebra che torna senza posa a oscurare la terra; l'incarnazione diventa l'irrompere della luce, il suo passaggio fra noi", non per offrirci "una saggezza" o "un'arte per il compimento di sè", ma "per impedire ogni tentativo di ripiegamento su se stessi, a spezzare in noi tutto ciò che ostacola il passaggio della luce. Questa è la lettura del Vangelo secondo Ravenna, dove non è la morale a essersi incarnata, ma la divina carità". Ravenna è il Vangelo della luce e della speranza, dell'unità tra la terra ed il cielo, che si è realizzata grazie alla croce vittoriosa di Cristo che ha riconciliato il divino con l'umano.
Nel 600, eta di moschettieri e cicisbei, si riconosce in San Vincenzo De Paoli un ex pastore di porci", come egli stesso si definisce. "