Los discursos aquí seleccionados proceden de la época más madura del autor. En ellos hace referencia al Sermón de la Montaña donde, a propósito de los lirios y las aves, Jesús habla del servicio a Dios y la confianza en Él. Sin la ironía y el espíritu combativo de sus otros escritos, que firmaba bajo seudónimo, el autor aborda aquí los principales conceptos existenciales.
Søren Kierkegaard (Copenhague, 1813-1855) fue filósofo y teólogo, y se le considera padre del existencialismo. Buena parte de su extensa obra trata sobre la naturaleza de la fe cristiana, la ética, los sentimientos y las emociones del individuo al tomar decisiones durante su vida.
«La muerte atraviesa la vida, ésa es la enseñanza del cristianismo; tú tienes que morir a; el Espíritu vivificante es precisamente el que te mata; es la primera manifestación del Espíritu vivificante: que tú debes meterte en la muerte, tú debes morir a — así es, para que no puedas tomar el cristianismo en vano. Un Espíritu vivificante: he aquí la invitación, ¡quién podría no aceptarla! Pero muere, primero: ¡he aquí la parada!».
De entre los escritos edificantes de Søren Kierkegaard (1813-1855), el presente es el más popular de todos. Destinado en un principio a ser una de las predicaciones previstas para 1851, fue finalmente publicado el 10 de septiembre de ese mismo año, en el undécimo aniversario del compromiso de su autor con Regina Olsen. Interpelación al individuo singular, constituye un excelente compendio del pensamiento kierkegaardiano.
En 1844, bajo el pseudónimo de Juan Clímaco, Kierkegaard había publicado «Migajas filosóficas», obra en la que diferenciaba radicalmente la filosofía sistemática con pretensiones absolutas (Hegel) del socratismo, y a éste, de la relación única entre el maestro y los discípulos, tal como se establece entre Cristo y los cristianos.
Dos años más tarde, el mismo Juan Clímaco (y su «editor», Kierkegaard) se vio en la obligación de hacer una serie de apostillas a dicho texto. En ellas profundizaba en los muchos matices del problema de cómo cabe siguiera pensar que la eternidad se relacione con el tiempo, o sea, que Dios y la historia puedan estar de algún modo en contacto y el individuo existente pueda realmente convertirse ya ahora en seguidor de la verdad plena y eterna. La empresa no puede ser más atrevida: formular los fundamentos de una ontología existencial donde la libertad y el amor hallen cabida e incluso se conviertan en el núcleo de un nuevo pensamiento antisistemático y más profundo que cualquier intento de sistema.
Publicado por primera vez en 1844, EL CONCEPTO DE LA ANGUSTIA es quizá el libro más conocido del danés SÖREN KIERKEGAARD (1813-1855), y en él se articulan algunos de los conceptos en los que se apoya el existencialismo cristiano. La angustia se relaciona con el pecado y con la libertad. Engendrada por la nada, alimentada por la impaciencia, surgida como «realidad de la libertad en cuanto posibilidad», la angustia es «el vértigo de la libertad» y al mismo tiempo un medio de salvación que conduce a la fe, a la verdad que años antes de escribir este libro el autor, en su diario íntimo, confesaba buscar como sentido definitivo de su existencia: «Es preciso encontrar una verdad, y la verdad es para mí hallar la idea por la que esté dispuesto a vivir y morir». Del mismo autor, en esta colección: «Temor y Temblor» (H 4419).
Obra de claro sustrato autobiográfico, LA REPETICIÓN (1843) retoma y redondea, al menos en su primera parte, el análisis que hiciera SÖREN KIERKEGAARD (1813-1855) de la compleja relación que sostuvo con su novia Regine Olsen y que tan decisiva resultó a la postre en su trayectoria existencial y filosófica. En efecto, si en «Diario de un seductor» (H 4484) examinaba las artes con que se ganó el afecto de la muchacha y en «Temor y Temblor» (H 4419) el “salto al vacío” que supuso la ruptura de su relación, «La repetición» –obra recompuesta tras llegar a conocimiento de Kierkegaard el nuevo compromiso de la que fuera su amada– consolida y explica la decisión del autor de dejar atrás definitivamente la condición de “hombre estético”, atrapado por el plano terrenal, para comprometerse en un camino de mayor trascendencia. Igualmente en esta colección: «El concepto de la angustia» (H 4473) e «In vino veritas» (H 4494).
Las obras del amor conforman una colección de «discursos edificantes», para Kierkegaard, la más alta forma del diálogo puro entre individuos. Publicada en las últimas semanas de 1847, esta obra intenta la aventura temeraria de explorar directamente la naturaleza esencial de lo cristiano. Páginas llenas de finura, belleza, densidad, veracidad y humor.
Kierkegaard parte del único presupuesto posible: Dios como amor absoluto. La única empresa que supera por principio infinitamente las fuerzas humanas es la aprehensión adecuada de la esencia del amor. Pero justamente por la virtud de esta trascendencia no hay relación existencial humana que esté del todo desprendida del ámbito del amor. Tratar de cualquiera de los acontecimientos que suceden en nuestra existencia es introducirse en una intrincada e infinita fenomenología de las obras del amor y de las respuestas humanas a ellas.