El libro aborda el papel de la religión en el mundo globalizado y multicultural; su relación con la moral, el complejo y delicado enfrentamiento entre verdad y libertad y entre relativismo y fe; el peligro y las tensiones de un mundo donde se reproducen nuevas formas de violencia de matriz religiosa. Estos temas decisivos están siendo discutidos, desde hace algunos años, por dos de los más grandes pensadores vivientes: el antropólogo francés René Girard y el filósofo italiano Gianni Vattimo; un diálogo que contribuye a una nueva visión de estos problemas. Partiendo de dos supuestos distintos: la antropología cristiana de Girard, y la filosofía heideggeriana de Vattimo, la respuesta de ambos pensadores no es antagónica, sino que coinciden en que es necesario compartir algunos valores y en que es preciso seguir avanzando en el diálogo. Una meditación profunda y compartida sobre cuestiones que se encuentran en el centro de nuestra historia.
“Se dice que mezclo la religión con la ciencia. No es cierto. […] Creo que nos encaminamos hacia un futuro en el que […] viviremos en un mundo que será y parecerá tanto cristiano como científico. Creo que nos encontramos en la víspera de una revolución en nuestra cultura que supera cualquier expectativa, e que el mundo se aproxima a un cambio ante el cual el Renacimiento nos parecerá poca cosa.” R. Girard
“No estoy convencido de que el relativismo sea una teoría errónea, porque no es una teoría. Como mucho es una doctrina de la sociedad, pero esta sociedad debe admitir, por razones de caridad, múltiples puntos de vista, y en general estoy convencido de que no decimos que estamos de acuerdo cuando hemos encontrado la verdad, sino que decimos que hemos encontrado la verdad cuando nos hemos puesto de acuerdo.”
La idea de esta obra surge del coloquio 'Dios en el siglo veintiuno' que se celebró en Lebanon Valley College en 2005. Entonces se apostó por establecer una serie de entrevistas con Gianni Vattimo y John D. Caputo ya que se tratan de dos de las voces más representativas en dos distintos modos de entender tanto la relación entre religión y la sociedad como la vigencia del pensamiento teológico.
A través de los textos y los diálogos de Después de la muerte de Dios, John D. Caputo y Gianni Vattimo exploran los cambios, distorsiones y reformas que configuran nuestra fe posmoderna y las fuerzas que constituyen el fenómeno de la religión en el mundo de hoy. Vinculando sus argumentos a cuestiones como el terrorismo y el fanatismo, y desde la política hasta los medios de comunicación y la cultura en general, estos pensadores alumbran en camino hacia una nueva filosofía de la religión.
En 1966, la revista Time sacó en portada la frase: ¿ha muerto Dios? El número, que se convirtió en el más vendido hasta la fecha, marcó un antes y un después en la popularización de esta pregunta. Antes, los pensadores más importantes ya se habían hecho esta pregunta: Kant, Nietszche, Dostoyevski, Marx, Freud y algunos más actuales como Michael Hardt o Toni Negri.
Las visiones de Vattimo y Caputo nos guían por cómo nos hemos ido desplazando del escepticismo religioso propio de la modernidad a una supuesta readhesión a la religión en el mundo posmoderno.
Frente a Vattimo, Caputo remitirá su filosofía de la muerte de Dios a la crítica reconstructiva. Frente a Caputo, Vattimo ofrecerá su interpretación de la muerte de Dios y los procesos modernos de secularización como una fiel recuperación del cristianismo kenótico y una reorientación hacia la auténtica esencia de la fe cristiana.
Desde la proclamación de la muerte de Dios, y desde la secularización hasta el retorno de la religión, a lo largo del libro se brinda la oportunidad de pensar de otra manera el fenómeno religioso en la contemporaneidad.
Esta obra ofrece lo aparentemente imposible: una teología tras la muerte de Dios y una filosofía de la religión sin religión.
Michael Gazzaniga es uno de los principales neurocientíficos de nuestros días, que en esta obra nos ayuda a comprender la condición humana a partir del estudio de la naturaleza biológica, psicológica y altamente social de nuestra especie.
Gazzaniga nos explica los fundamentos de la vida humana, de la especificidad de nuestro cerebro y cómo, a lo largo de la evolución, los circuitos cerebrales han configurado el lenguaje, la memoria, las emociones y la percepción, todo lo cual nos ha convertido en seres sociales, capaces de decidir sobre nuestra conducta y sobre nuestras interacciones con los demás.
Esta obra pone al alcance del lector, desde un punto de vista científico, los elementos que constituyen nuestra condición humana.
"Hannah Arendt falleció repentinamente el día 4 de diciembre de 1975; era un jueves al atardecer y estaba departiendo con unos amigos. El sábado precedente había acabado “La voluntad”, la segunda sección de La vida del espíritu. Al igual que su obra anterior, La condición humana, el trabajo estaba concebido en tres partes. La condición humana, cuyo subtítulo era Vita Activa, estaba dividida en “Labor”, “Trabajo” y “Acción”. La vida del espíritu, tal y como estaba planeada, se subdividía en “Pensamiento”, “Voluntad” y “Juicio”, las tres actividades básicas de la vida del espíritu, en opinión de la autora. La distinción, establecida en la Edad Media, entre la vida activa del hombre en el mundo y la solitaria vita contemplativa estaba naturalmente presente en su pensamiento, a pesar de que para ella aquel que piensa, quiere y juzga no es alguien contemplativo, apartado por una vocación de monje, sino cualquier hombre que ejerce su capacidad humana de retirarse de vez en cuando a la región invisible del espíritu. Arendt jamás se pronunció abiertamente acerca de si la vida del espíritu era superior a la vida activa (como la habían considerado la Antigüedad y la Edad Media). Sin embargo, no sería excesivo decir que dedicó los últimos años de su vida a esta obra, que ella emprendía como una tarea, la más elevada a la que había sido llamada, que se le imponía como ser vigorosamente pensante" MARY MACCARTHY
El presente libro es un penetrante estudio sobre el estado de la humanidad en el mundo contemporáneo que analiza, sobre todo, las cosas que el hombre y la mujer son capaces de hacer. Así pues, se centra en una discusión sobre la labor, el trabajo y la acción –los tres capítulos centrales de la obra— y se refiere tanto a las capacidades humanas cuyo motivo esencial es atender a las necesidades de la vida (comer, beber, vestirse, dormir...) como a la sublimación de éstas en otra más trascendental, la capacidad de ser libre. A la vez análisis histórico y propuesta política de amplio alcance filosófico, La condición humana no sólo es la clave de todas las obras de Hannah Arendt, sino también un texto básico para comprender hacia dónde se dirige la contemporaneidad.
Los tres textos de Rorty que recoge este volumen (para el que expresamente fue escrito fue escrito el último: estamos ante una primicia) constituyen no sólo un frente desconstructivo de la filosofía lingüística anglonorteamericana (Acaso la versión más y mejor propagada del "giro lingüístico" que experimenta la filosofía en este siglo), sino también la materia genética de la desconstrucción de la epistemología moderna, último intento de la filosofía sistemática, de filiación platónica-kantiana, de constituirse en Alto Tribunal de la Realidad que emite el veredicto sobre lo que es y no es un buen confort metafísico. Rorty, al desconstruir las pretensiones de la filosofía del lenguaje de estar fundada y ser fundamentadora (de ser la nueva filosofía primera), se suma a la nómina de héroes desconstructivos de las falsas certezas y de las pseudoseguridades modernas. Y ante la frustración colectiva, histórica, que nos va quedando como herencia de la falsa deidad moderna (el confort racional en su trinidad metafísico-epistémico-moral), tiene el valor de erradicar hasta sus puntas las raíces de la fe moderna en el fundamento (racional) y lo (racionalmente) fundado; y de llamar nuestra atención sobre la condición incierta, contingente y finita, desfundada y desfondada, de una experiencia que, a trancas y barrancas, va conservando el nombre de posmoderna. La introducción ha corrido a cargo de Gabriel Bello, catedrático de Ética en la Universidad de La Laguna.
Ediciones Paidós publica una de las principales obras de la tradición estética norteamericana El arte como experiencia, de John Dewey, nos relaciona el “romanticismo nórdico” y el expresionismo abstracto. No obstante, la estética de Dewey va mucho allá, pues articula la relación entre la sensibilidad estética moderna y las prácticas artísticas, la naturaleza y la vida cotidiana. Su concepción estética nos devuelve a lo que en su día fue la más importante apuesta de la Estética desde la Ilustración: es decir, a la organización de un entramado conceptual que nos permite concebir las experiencias estéticas como manifestaciones de nuestro potencial para desarrollar una vida más digna e inteligente. Una vida en la que el arte no sea un adorno dominical ni un entretenimiento de lujo, sino una manifestación de nuestra sensibilidad.