Los dogmas son una garantía de la identidad y el futuro de la fe. Esta es la tesis del cardenal Walter Kasper al afrontar la cuestión del dogma y la renovación de la Iglesia. El teólogo y cardenal muestra los nuevos caminos y posibilidades para ver los dogmas eclesiales bajo una nueva luz y descubrir en ellos la base de la revitalización y el resurgimiento de la Iglesia.
WALTER KASPER, nacido en 1933, doctor en teología y profesor de Dogmática, fue obispo de la diócesis de Rottemburgo-Stuttgart de 1989 a 1999. Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, fue creado cardenal en 2001. Es uno de los principales teólogos actuales y con sus numerosos escritos, charlas y conferencias se ha hecho merecedor de un respeto generalizado en el mundo ecuménico.
La Biblia pertenece al centro de la fe cristiana. Pero no siempre es fácil de entender. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo encontramos textos oscuros y difíciles que nos pueden intimidar, o páginas que nos provocan y hasta nos indignan. Muchos lectores se resisten a leer o escuchar las "maldiciones" proferidas en el Antiguo Testamento, o las palabras amenazantes de Jesús en el Nuevo Testamento. Por otro lado, hay exégetas que interpretan las palabras duras de la Biblia a su antojo, o les quitan hierro, con el fin de hacerlas compatibles con su teología. Sin embargo, dentro de una cáscara dura puede encontrarse un fruto precioso. Anselm Grün interpreta algunos de estos textos de una forma personal y comprometida. Y para ello se deja inspirar por san Agustín, que escribió: «La palabra de Dios es el adversario de tu voluntad hasta que sea el origen de tu salvación. Mientras sigas siendo tu propio enemigo, la palabra de Dios será tu enemigo. Sé tu propio amigo, y entonces la palabra de Dios concordará contigo». Si te tratas amigablemente, si llegas a ser amigo de ti mismo, serás uno con la palabra de Dios, que abrirá tus ojos y te mostrará la imagen que Dios tiene de ti. «Mis interpretaciones quieren servir de estímulo para que entres personalmente en contacto con los textos bíblicos y veas tu vida bajo su luz; de este modo podrás conocerte y aceptarte mejor, y dejarte sanar por las palabras curativas de la Biblia» (Anselm Grün).
ANSELM GRÜN
Doctor en Teología, es uno de los maestros espirituales más apreciados en la actualidad. Las ediciones de sus libros, traducidos a más de treinta lenguas, alcanzan millones de ejemplares. Su lenguaje, comprensible para todos, encuentra un eco especial en un amplísimo abanico de personas por su cercanía al ser humano concreto y a la realidad de su vida.
Cuando han transcurrido cincuenta años de la celebración del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco nos ha indicado que el mensaje evangélico de la misericordia anida en las notas características que le quisieron imprimir san Juan XXIII y Pablo VI: un magisterio pastoral y una espiritualidad samaritana. El Espíritu del Señor ha hablado a su Iglesia en el Concilio. Es preciso conocer sus indicaciones, sus líneas directrices, el significado del aggiornamento, las verdades que ha expresado doctrinalmente, en fidelidad a la máxima paulina: «¡No apaguéis al Espíritu!».
En esta lógica, el cuerpo central de este libro lo componen dos paneles que son dos evocaciones complementarias del Vaticano II. En la primera, con la ayuda del diario de un obispo árabe, N. Edelby, queda reconstruido cronológicamente el acontecimiento conciliar en sus cuatro períodos de sesiones. En la segunda, los apuntes del obispo belga A. M. Charue, vicepresidente de la Comisión doctrinal, sirven de base documental para reflejar el proceso de gestación de las dos constituciones dogmáticas (Lumen gentium, Dei Verbum). Por tanto, acontecimiento y decisiones doctrinales.
El Vaticano II nos ofrece pistas para avanzar en «la conversión misionera para la reforma de la Iglesia». Todo lo que hay de bueno y ya conseguido no puede dispensarnos de dar una respuesta creativa a los interrogantes inscritos en el imperativo paulino: ¿qué queremos los cristianos para los próximos años? ¿Tenemos el coraje suficiente para ocuparnos de las grandes cuestiones de hoy? ¿No son nuestra predicación y nuestro anuncio de la fe demasiado tradicionales? ¿Por dónde quiere soplar hoy en nuestra Iglesia ese Espíritu que todo lo renueva y que parece venir desde el sur?
BIOGRAFÍA
Santiago Madrigal (1960) es jesuita, profesor de Eclesiología y Teología ecuménica en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). En este nuevo libro prolonga una línea de investigación centrada en el estudio del Concilio Vaticano II: Vaticano II: Remembranza y actualización. Esquemas para una eclesiología (Santander 2002); Memoria del Concilio: diez evocaciones del Vaticano II (Madrid 2005); Karl Rahner y Joseph Ratzinger. Tras las huellas del Concilio (Santander 2006); Tiempo de Concilio. El Vaticano II en los diarios de Yves Congar y Henri de Lubac (Santander 2009); Tríptico conciliar: Relato – misterio – espíritu del Vaticano II (Santander 2012); Unas lecciones sobre el Vaticano II y su legado (Madrid 2012). Es miembro de la Real Academia de Doctores de España.
El 31 de octubre de 1517 publicó Martín Lutero en Wittenberg sus 95 tesis, dando inicio al movimiento de la Reforma. La Iglesia luterana y la Iglesia católica romana –una vez firmada la Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial (1999)– se preparan en la actualidad para conmemorar conjuntamente en 2017 el 500 aniversario del comienzo de la Reforma en una celebración fraterna que ayude de modo eficaz en el camino hacia la unidad. Prueba de ello es que el Papa Francisco viajará el 31 de octubre de 2016 a Suecia con el fin de conmemorar allí con los hermanos luteranos el quinto centenario.
Desde el punto de vista ecuménico, por otra parte, hemos vivido otros dos acontecimientos de suma importancia: el abrazo en 1964 del Patriarca Ecuménico de Constantinopla Atenágoras con el Papa Pablo VI y, el 12 de febrero de 2016, el encuentro fraterno en La Habana de dos obispos hermanos, el Patriarca Kiril de Moscú y Toda Rusia, y el Papa Francisco, después de casi mil años de separación (de 1054 a 2016).
El autor del presente ensayo, Justificación y santificación, es plenamente consciente de las dificultades que, pese a la mutua buena voluntad, todavía nos separan de la Federación Luterana en el tema de la justificación. No obstante, opina que, más allá de los puntos concretos en litigio, es preciso hablar de la experiencia espiritual común que nos une. La justificación gratuita de parte de Dios en Cristo establece un género de amistad, de relación con Dios, en la que nadie puede introducir subliminalmente intención alguna que no sea la pura gratuidad. Ni tan siquiera el deseo, en el fondo narcisista, de ser «más perfecto» o «más santo». Y, en segundo lugar, que aun siendo diferentes en cuanto al objeto del amor, en dicha gratuidad divina quedan íntimamente vinculados entre sí el amor a Dios y el amor al prójimo, en cuya unidad culmina la ley de la santidad (Levítico 19,2; Mateo 5,48; Lucas 6,36).
BIOGRAFÍA
Santiago Arzubialde, nacido en San Sebastián (Guipúzcoa) en 1940, entró en la Compañía de Jesús en 1958. Ordenado sacerdote en Loyola en 1970, ha dedicado la mayor parte de su ministerio sacerdotal a los Ejercicios Espirituales. Fruto de estos años de trabajo es su obra Ejercicios Espirituales de san Ignacio: historia y análisis (1991, 20092), publicada en coedición por Ediciones Mensajero y la Editorial Sal Terrae. Como docente, desde el año 1976 ha venido impartiendo la asignatura de Teología Espiritual Sistemática, primero en la Facultad de Teología de Deusto y posteriormente en la Universidad Pontificia Comillas, hasta su jubilación en el año 2011.
La presente obra es la segunda entrega de su Ensayo de Teología Espiritual Sistemática, cuyo primer volumen se publicó en esta misma colección bajo el título Humanidad de Cristo, lógica del amor y Trinidad.