erónimo Nadal entró en la Compañía en noviembre de 1545, fue formado directamente por Ignacio, y asimiló su espíritu hasta tal punto que según el P. Juan de Polanco no podría encontrarse otro que le aventajara en ello.
El mismo Ignacio requirió su ayuda en la redacción de las Constituciones y −también según testimonio de Polanco− para que las leyese y las anotase con todo lo que le viniese en mente. En 1553 lo envía a España y Portugal para que las explique a las nacientes comunidades.
Este encargo lo repetirán tanto Diego Laínez como Francisco de Borja y se prolongará para alcanzar hasta la totalidad de las comunidades jesuitas de Europa. Se ha calculado que no hubo jesuita en Europa con el que en aquellos años Nadal no se hubiera entrevistado una o dos veces. De manera que influyó más en la formación de los jóvenes de la Compañía, que el mismo Ignacio, al que no habían visto nunca, o cualquier otro de los primeros compañeros, de modo que puede justamente ser considerado como el segundo Fundador de la Compañía de Jesús.
En todas las comunidades que Nadal visitaba dejaba innumerables instrucciones, necesariamente particularistas y temporales. Otra cosa eran las pláticas, en las que no sólo exponía las Constituciones sino que iba confirmando lo dicho con hechos de la vida de Ignacio, muchos de ellos sólo por Nadal conocidos como confidente que fue de Ignacio.
En el presente volumen se recogen esas pláticas (prácticamente todas las que nos han llegado) con las que instruyó a los jesuitas de toda Europa durante los 35 años de su vida en la Compañía (1545 – 1580) y que constituyen la expresión más autorizada del espíritu de las Constituciones.
El resumen de toda la predicación de Jesús (“el Reinado de Dios está cerca”) puede retraducirse hoy como “otro mundo es posible desde el Dios que anuncia Jesús”. Según los evangelios, ese anuncio de Jesús implica, además de la fe, una conversión que debe ser personal y estructural. Esta segunda quiere alcanzar a todo el mundo, pero afecta sobre todo a la Iglesia, que debe ser sacramento de ese Reinado de Dios.
El anterior párrafo permite comprender la estructura de todo el libro. Primero hay que acercarse lo más posible a los hechos (o al recuerdo y el efecto que dejaron éstos en los seguidores de Jesús) para intuir lo que Jesús entiende por “Reinado de Dios”. Los evangelios permiten atisbar muy claramente que Dios no reina cuando los hombres le dan culto, sino cuando “el hombre vive” (san Ireneo), y vive hasta la plenitud misma de la vida, que consiste en la plenitud de la comunión de los hombres entre sí y con Dios.
En segundo lugar, el libro intenta adivinar lo que debería ser una Iglesia “sacramento de esa comunión”, contraponiendo la eclesiología del Vaticano II a la de todas las reacciones contrarias a él, que siguen concibiendo una iglesia como sociedad “perfecta” porque ha sido dotada por Dios de autoridad y poder para regir el mundo. En las mismas categorías de la eclesiología del Nuevo Testamento (Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Morada del Espíritu) se percibe la conversión que necesita hoy una institución que acepte el anuncio de Jesús.
Finalmente, la conversión, además de estructural, ha de ser sobre todo personal. La tercera parte ofrece algunas pinceladas sobre la existencia cristiana en un mundo donde, infinidad de veces, más parece reinar lo que Jesús llamaba “el Príncipe de este mundo” que la paternidad de Dios anunciada por Jesús: la primacía de las víctimas, la forma jesuánica de orar, la radicalidad del seguimiento de Jesús o la visión de nuestra historia desde ese horizonte...
Las tres partes de la obra se estructuran así en torno a un célebre endecasílabo de Pere Casaldáliga, quien, después de confesar que vive “al acecho del Reino diferente”, define su existencia cristiana como la de un “guerrillero del mundo, de la Iglesia y de mí mismo”.
JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, enseñó Cristología en Barcelona y Antropología Teológica en la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador. Ex-director de la Revista Selecciones de Teología y actual responsable académico del Centro “Cristianisme i Justícia”, colabora habitualmente en diversos medios escritos de la prensa nacional y en revistas especializadas. Es autor de numerosos libros, entre los que destacamos:
La humanidad nueva
Ensayo de Cristología
Proyecto de hermano
Fe en Dios y construcción de la historia
Acceso a Jesús
Identidad y crisis del cristianismo
La autoridad de la verdad
El rostro humano de Dios
Cada domingo, la Oración del Señor resuena en las iglesias de todo el mundo.
Es un principio incuestionable de la fe cristiana. Es el modo en que Jesús enseñó a orar a sus discípulos y destila las convicciones más esenciales que se exigen a cada uno de los 2.500 millones de cristianos.
En este libro, el autor de El nacimiento del cristianismo y destacado especialista en la investigación sobre Jesús estudia esta oración fundamental palabra por palabra, para que los lectores, que la conocen de memoria, puedan entenderla en toda su riqueza y en todos sus detalles.
Crossan, uno de los estudiosos de Jesús más renombrados, nos ofrece la cantidad exacta de historia, erudición y exhaustividad para que podamos redescubrir la razón por la que esta oración, aparentemente sencilla, desencadenó una revolución. Abordando las cuestiones de la voluntad de Dios y nuestra respuesta, las responsabilidades que tenemos unos para con otros y para con la tierra, la teología de nuestro pan diario, las responsabilidades morales que lleva aparejadas el dinero, nuestros Estados y el reino de Dios, Crossan pone al descubierto el significado permanente y la relevancia universal de la única oración que Jesús enseñó.
JOHN DOMINIC CROSSAN, doctor en teología por el Maynooth College (County Kildare, Irlanda), estudió las lenguas y las ciencias bíblicas en el Pontificio Istituto Biblico de Roma y en la École Biblique de Jerusalén. Reconocido mundialmente como uno de los mayores especialistas en el Jesús histórico, sus estudios han arrojado una nueva luz en los campos de la antropología y la arqueología bíblicas, los escritos del Nuevo Testamento y la reconstrucción histórica de los orígenes del cristianismo. Su libro El nacimiento del cristianismo, publicado por la Editorial Sal Terrae en 2002, ha sido calificado como «una obra indispensable para nuestra comprensión de los orígenes de la fe cristiana».
Profesor emérito de la DePaul University, desde su jubilación en 1995 compagina la dedicación a la investigación con la actividad como conferenciante. Actualmente es Presidente de la Society of Biblical Literature.
La realidad no es atea, sin Dios. Tampoco lo son nuestras experiencias en ella. En virtud de la creación y de la encarnación de Dios en Jesucristo, todo está habitado por una Presencia amorosa, misteriosa pero real, que lo trasciende todo, pero que todo lo alienta y sostiene. Por eso la realidad exterior y también nuestras experiencias humanas son umbral de Dios, sacramentos de su presencia, ventanas que dan a Él.
Con todo, esa transparencia ni es evidente ni sucede de un modo espont√°neo. Para que lo sea hemos de pasar por un proceso espiritual que, perforando la realidad hacia dentro y hacia afuera, descubra las huellas de Dios y a Dios mismo en ella.
De eso trata este libro. Recoge algunas de nuestras experiencias humanas básicas y, siguiendo el proceso ignaciano, la lente de la «Contemplación para alcanzar amor» muestra su carácter de medio divino y las descubre como lugar de encuentro y adoración de Dios, y lugar también de llamada y envío.
JOSÉ ANTONIO GARCÍA es jesuita y director de la revista Manresa. Ha publicado en esta misma editorial Hogar y Taller (19853), En el mundo desde Dios (19893) y Karl Rahner: Dios, amor que desciende. Escritos espirituales (20113); y en Ediciones Mensajero, Orar con el Padre Arrupe, Bilbao 2007.
Casi nadie se ha atrevido a dudar de la calidad teológica de Jon Sobrino, a pesar de que sus escritos no han surgido de preocupaciones académicas. Casi nadie se ha atrevido tampoco a negar la eficacia transformadora de su labor teológica, hecha de cara a los pobres y perseguidos y con la intención de que los desposeídos lleguen a tener vida, y vida en abundancia. Pero sí ha habido quienes han puesto en duda su ortodoxia, así como la ortopraxis desencadenada por su producción teológica.
Este nuevo libro de Jon Sobrino es, hasta cierto punto, una respuesta a estos últimos, pero sin que la respuesta pierda nada de autencticidad liberadora. Trata de esclacecer equívocos, pero intenta también obligar a sus críticos a abrirse a nuevas riquezas del saber cristológico desconocidas u olvidadas por ellos. Dice de nuevo, aunque de forma más profunda y elaborada, que Jesús es Dios, pero añadiendo inmediatamente que el Dios verdadero es sólo el que se revela histórica y escandalosamente en Jesús y en los pobres, los cuales continúan su presencia.
Sólo quien mantiene tensa y unitariamente esas dos afirmaciones es ortodoxo; y sólo quien historiza adecuadamente esa unidad, que va más allá de lo definido en Calcedonia, puede hacer vivo y eficaz entre los hombres de hoy al Jesús muerto por nuestros pecados y al Cristo resucitado para nuestra salvación.
Jon Sobrino ha podido hacer esto porque vive y hace lo que piensa, y piensa lo que vive y hace el pueblo de Dios, que apenas tiene figura de hombre ni de pueblo, porque ha sido asaltado a la vuelta del camino por los poderosos de este mundo; y ha podido hacerlo porque vive y piensa en ese lugar privilegiado de manifestación histórica del Dios de Jesús que son las mayorías oprimidas del Tercer Mundo en marcha hacia la construcción del Reino de Dios.
En un tiempo en que se percibe una creciente «sed» de espiritualidad, tanto en los creyentes como –tal vez aún más– en los no creyentes, el tema de la oración asume una importancia decisiva. Pero es preciso que sea liberado de superestructuras inútiles y de tergiversaciones. Esto es lo que consigue Enzo Bianchi en este texto precioso, profundo y de fácil lectura: redescubrir la frescura y la verdadera naturaleza de la oración cristiana, situándola de nuevo en el surco de la revelación bíblica.
El autor analiza la evolución de la oración en las últimas décadas y esboza un cuadro en el que se reconocerán también los lectores menos practicantes. El texto aborda también las dificultades más comunes en la oración y ofrece respuestas e interpretaciones profundas y ricas de sentido, capaces de satisfacer la curiosidad de las personas que buscan.
ENZO BIANCHI (Castel Boglione, Monferrato, 1943) es fundador y prior de la comunidad monástica de Bose. Director de Parola, Spirito e Vita y miembro del consejo de redacción de la revista internacional de teología Concilium, es autor de numerosos textos sobre la espiritualidad cristiana y sobre la gran tradición de la Iglesia, que han sido escritos teniendo siempre en cuenta el mundo y la cultura actuales.
Entre la muy abundante literatura ignaciana se echaba de menos una amplia y rigurosa síntesis que pudiera ofrecer de forma sistemática y clara los elementos más significativos del carisma y la espiritualidad del Santo de Loyola.
El “Grupo de Espiritualidad Ignaciana”, tras siete años de trabajo, ha elaborado este Diccionario que pone los elementos fundamentales y conexos del carisma del fundador de la Compañía de Jesús al alcance de los laicos, de las personas consagradas, de sacerdotes y jesuitas.
Aunque el hilo conductor de la obra es la “espiritualidad”, el Diccionario incluye otras perspectivas complementarias como la histórica, la bíblica, la antropológico-psicológica o la lingüística para abordar de una manera integral, la riqueza de la herencia ignaciana.
El Diccionario incluye 383 artículos, redactados por un equipo internacional de colaboradores. Hasta 157 especialistas de 25 países diferentes han aportado sus conocimientos e investigaciones. Las más de 3.800 referencias bibliográficas, cuidadosamente seleccionadas, abren un sinfín de puertas a la “curiosidad ignaciana” del lector.
La obra contiene, además, una propuesta de lectura sistemática y siete mapas conceptuales para facilitar el acceso a este inmenso caudal que ahora se ofrece en estos dos bellos volúmenes. Una obra, sin duda, novedosa y singular, de consulta obligada para posteriores estudios sobre la espiritualidad ignaciana.