Oscar Arnulfo Romero, arcivescovo di San Salvador, viene brutalmente assassinato il 24 marzo 1980 mentre celebra la messa nella cappella di un ospedale. Ai suoi funerali il teologo gesuita Ignacio Ellacuría, che sarà assassinato a sua volta nove anni dopo, afferma pubblicamente che «con monsignor Romero Dio è passato per El Salvador». In questo libro, nel quale confluiscono i contributi e i ricordi di quattro gesuiti dell'America centrale, si ripercorre la biografia di Romero, segnalando i momenti chiave della sua vita e facendo emergere le svolte più significative del suo percorso interiore. Gli autori si soffermano inoltre sulle caratteristiche e la forza profetica delle sue omelie, note in ampi settori della Chiesa universale ancor prima della beatificazione, e su come, dopo la morte, la sua figura sia divenuta sempre più universale.
Chi era il beato Óscar Arnulfo Romero? Perché la sua vita e la sua opera sono ancora fonte d'ispirazione e impegno per tanti? A tali domande rispondono queste intense pagine di Jon Sobrino. Grazie alla conoscenza personale che egli ebbe del vescovo assassinato, attraverso lo studio dei suoi scritti e la cronaca dei tre anni (1977-1980) in cui Romero fu pastore di San Salvador, l'autore traccia un eccezionale ritratto del Monseñor Sobrino individua alcune caratteristiche che lo hanno reso unico: la sua granitica fede in Dio, la convinzione della centralità dei poveri, l'accettazione del martirio come conseguenza della difesa degli emarginati, la profezia della verità. "Romero è stato un profeta ineguagliabile - scrive Sobrino -,in lui la parola di Dio fluiva come acqua trasparente e smascherava i cuori come spada affilata, denunciava con rigore gli oppressori e difendeva teneramente gli oppressi". Queste pagine fanno conoscere e apprezzare una grandiosa figura del nostro tempo, "un uomo di Dio", come l'ha definito Francesco, il pontefice che ha finalmente riconosciuto in via ufficiale la santità di Romero.
Casi nadie se ha atrevido a dudar de la calidad teológica de Jon Sobrino, a pesar de que sus escritos no han surgido de preocupaciones académicas. Casi nadie se ha atrevido tampoco a negar la eficacia transformadora de su labor teológica, hecha de cara a los pobres y perseguidos y con la intención de que los desposeídos lleguen a tener vida, y vida en abundancia. Pero sí ha habido quienes han puesto en duda su ortodoxia, así como la ortopraxis desencadenada por su producción teológica.
Este nuevo libro de Jon Sobrino es, hasta cierto punto, una respuesta a estos últimos, pero sin que la respuesta pierda nada de autencticidad liberadora. Trata de esclacecer equívocos, pero intenta también obligar a sus críticos a abrirse a nuevas riquezas del saber cristológico desconocidas u olvidadas por ellos. Dice de nuevo, aunque de forma más profunda y elaborada, que Jesús es Dios, pero añadiendo inmediatamente que el Dios verdadero es sólo el que se revela histórica y escandalosamente en Jesús y en los pobres, los cuales continúan su presencia.
Sólo quien mantiene tensa y unitariamente esas dos afirmaciones es ortodoxo; y sólo quien historiza adecuadamente esa unidad, que va más allá de lo definido en Calcedonia, puede hacer vivo y eficaz entre los hombres de hoy al Jesús muerto por nuestros pecados y al Cristo resucitado para nuestra salvación.
Jon Sobrino ha podido hacer esto porque vive y hace lo que piensa, y piensa lo que vive y hace el pueblo de Dios, que apenas tiene figura de hombre ni de pueblo, porque ha sido asaltado a la vuelta del camino por los poderosos de este mundo; y ha podido hacerlo porque vive y piensa en ese lugar privilegiado de manifestación histórica del Dios de Jesús que son las mayorías oprimidas del Tercer Mundo en marcha hacia la construcción del Reino de Dios.
Después de haber presentado una lectura histórico-teológica de la vida de Jesús de Nazaret en la obra Jesucristo liberador, Jon Sobrino explora en este libro la realidad última de Jesús, proclamado como el Cristo a partir de su resurrección y confesado como verdadero Dios y verdadero hombre en el dogma. Desde la misma perspectiva liberacionista de aquel volumen, desde el lugar teológico de los pobres y oprimidos de la tierra, se leen ahora la realidad y el significado de la resurrección, de los títulos cristológicos neotestamentarios y de los dogmas cristológicos conciliares.
La finalidad de esta obra es presentar la verdad de Jesucristo desde la perspectiva de la liberación. Desde su opción por los pobres, su misericordia y justicia, su confrontación con los poderosos, su persecución y muerte a causa de ello, su resurección reivindicadora.
Así, la cristología puede convertirseen mystagogía, en introducción al misterio. Esto significa, en concreto, que la cristología puede mostrar un camino -el de Jesús- dentro del cual el ser humano se puede encontrar con el misterio, puede nombrarlo "Padre" y puede nombrar a ese Jesús "el Cristo".
La cristología muestra y debe desencadenar la fuerza de la inteligencia, pero también otras fuerzas del ser humano. Su quehacer deberá ser rigurosamente intelectual, pero su esencia más honda está en ser algo "espiritual": que ayude a las personas y comunidades a encontrarse con Cristo, a seguir la causa de Jesús, a vivir como hombres y mujeres nuevos.
La gravedad y la densidad de la realidad desde la que se ha redactado este libro se convierte, así, en un poderoso horizonte hermenéutico para comprender a Cristo, el gran testigo de Dios, desde las fuentes de la teología, ciertamente, pero también desde la nube de testigos que ilumina al testigo por antonomasia. Por ello, a pesar de todo, este libro está escrito con esperanza y con gozo. El Jesucristo crucificado, tan omnipresente, es realmente una buena noticia, es, en verdad, un Jesucristo liberador.
In queste 15 lettere, scritte nell'arco di 16 anni, Jon Sobrino dialoga con Ignacio Ellacuria. Le lettere affrontano temi ed eventi che hanno un carattere universale.
A partire dal luogo teologico degli oppressi, l'Autore interpreta il significato attuale della risurrezione, dei titoli cristologici neotestamentari e dei dogmi cristologici. Sobrino, consapevole dei cambiamenti verificatisi negli ultimi anni nella sensibilita teologica, fonda il suo studio su due punti costanti e ricorrenti: la realta della fede e la realta delle vittime, che costituirebbero l'elemento metapar adigmatico della cristologia anche in questo momento di cambio di paradigmi. Percir, a partire dal luogo teologico dei poveri e degli oppressi della terra, questo volume interpreta il significato attuale della risurrezione, dei titoli cristologici neotestamentari e dei dogmi cristologici conciliari. La fede in gesu`cristo viene presentata come buona notizia" che implica che si prenda posizione non soltanto nei confronti della sua realta ma anche nei confronti della realta n"