Un estudio novedoso sobre una cuestión de importancia capital para la fe cristiana: ¿dieron culto a Jesús los primeros cristianos? Para responder a esta pregunta, Dunn analiza exhaustivamente todos los términos o frases relacionados con el culto.
Se trata, por tanto, de un estudio lexicográfico minucioso mediante el que se va desplegando la pluralidad semántica de los términos y conceptos implicados. Su conclusión es negativa: no, los primeros cristianos no dieron culto a Jesús, sino a Dios mediante Jesús en el Espíritu Santo. Convencidos como estaban de que en Jesús se había abierto una puerta definitiva y nueva en la relación recíproca entre el Dios y los seres humanos, los títulos divinos que se atribuyen a Jesús tienen una función paradójica: al tiempo que revelan su identidad, impiden a los cristianos disponer a su antojo del misterio insondable y abismal del Dios en él revelado. Jesús no abre totalmente el misterio, pero tampoco lo encierra, más bien, lo entre-abre. Es el centinela del ser de Dios y del ser del ser humano.
Este estudio puede contribuir, sin lugar a dudas, a replantearse la cuestión trinitaria de un modo que estimule, recíprocamente, el diálogo del monoteísmo cristiano en el contexto de las otras religiones monoteístas.
«Hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida... Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la palabra de Dios» (Documento de Aparecida, nº 247). Como respuesta a esas palabras de Benedicto XVI, abrimos esta colección de Semanas Bíblicas Parroquiales.
La primera publicación, que lleva por título "¿Quién es Jesús?", recoge distintos rostros de Jesús presentes en los cuatro evangelios y ofrece materiales prácticos para encuentros con adultos, con niños y con adolescentes catecúmenos.
El ser humano aspira a la consolación. Sin embargo, el sufrimiento es una adherencia tan pegada a nuestra piel que no nos lo quitamos fácilmente de encima. En esta ardua tarea de enfrentarse a una cuestión que nos pone en crisis, heredamos de las páginas sagradas todo un compendio de teología. Desgranar los textos es introducirse en una apasionante aventura. Ya que Dios y hombre están «enarbolados» en un mismo destino, cosidos palmo a palmo por un hilo que atraviesa una historia común y le da un sentido.
Y aunque el tribunal del dolor suspende todas las disquisiciones teóricas, acallar lo que con humilde esfuerzo aquel puñado de hombres y mujeres que hablaron de parte de Dios nos quisieron legar, sería una traición más grande a la historia que el hablar imperfecto y parcial. De aquí, nace la tentativa de elaborar una teología bíblica sobre la consolación, cuyo fruto es este libro.
Esta obra ofrece 25 sesiones para jóvenes, centradas en las lecturas dominicales, organizadas en momentos de oración, reflexión y acción, y animadas por el mismo espíritu que La Biblia Católica para Jóvenes. Contiene oraciones y pautas para orar personal y comunitariamente, comentarios bíblicos y litúrgicos, actividades comunitarias y celebraciones de fe, y reflexiones sobre la vida diaria, pautas para retiros, homilías, sesiones catequéticas...
Esas sesiones han sido diseñadas con un proceso de Lectio Divina apropiado para jóvenes.