En 1909 Henry James recogió los testimonios de su pasión por Italia en el libro Italian Hours. Un siglo después este volumen traduce por primera vez las páginas más significativas de esa recopilación. James nos presenta a Venecia con su belleza decadente, a Roma llena de vitalidad; nos habla del ruido y la suciedad de Nápoles, del atractivo de Florencia, del color de la luz de las ciudades toscanas, de las sonrisas graves que tuvo para Rávena, de la magia de Capri.
El amante de Italia es un tratado sentimental que hace del viajar un arte. Es también una crónica de Italia desde 1872 hasta 1909, una Italia que ya no existe, pero que ha quedado viva para siempre en la memoria minuciosa de Henry James.
Henry James nació en Nueva York en 1843. Desde bien niño vivió bajo un cosmopolita clima cultural pleno de estímulos. Su primera narración se publicó en 1864. Es autor de veinte novelas, doce novelas cortas y más de cien relatos, así como de ensayos (The Art of fiction, The Future of Novel), críticas, obras teatrales y apuntes viajeros. Estos últimos quedaron recogidos en The Art of Travel: Scenes and Journeys in America, England, France and Italy.
Aquejado de lo que él mismo denominaba «virus europeo», se trasladó a Europa en 1875, primero a París, luego a Londres. Al año siguiente publicó su primera novela importante, Roderick Hudson, a la que siguieron Daisy Miller (1879), que fijó su reputación internacional, Washington Square (1880) y Retrato de una dama (1881). Dentro de los relatos de fantasmas es autor del clásico Otra vuelta de tuerca (1898). Tras nacionalizarse británico, falleció en Sussex en 1916.
El viaje al corazón de las tinieblas sudafricanas de un inspector Wallander profundamente afectado por el crimen que intenta impedir.
El hallazgo del cadáver de una joven agente inmobiliaria, asesinada brutalmente sin ningún motivo aparente, supone para Wallander un descenso a los infiernos mucho más largo y profundo de lo que nunca hubiera imaginado al iniciarse un caso. Y esta vez, además, se trata de una conspiración internacional detrás de la cual se encuentra una organización de extrema derecha. Ésta, decidida a dinamitar el proceso antiapartheid en la lejana Sudáfrica, ha contratado a un asesino a sueldo, quien, con la ayuda de un antiguo agente de la KGB, planea atentar contra un importante dirigente muy cerca de donde Wallander investiga. Acosado por sus persistentes problemas personales, el inspector entrará en una espiral de suspense cada vez más vertiginoso. Una de las novelas políticamente más comprometidas de Henning Mankell.
Ystad, Suecia, otoño de 1997. Un hombre muere en extrañas circunstancias a las puertas de un cajero automático. Poco después, dos muchachas asesinan salvajemente a un taxista. Detenidas y trasladadas a la comisaría, las dos adolescentes sorprenden a todo el mundo con su agresividad y su indiferencia ante el crimen que han cometido. En un descuido de los agentes, una de ellas logra huir. Al día siguiente, un problema en el suministro eléctrico deja a oscuras gran parte de la región de Escania; cuando el técnico de mantenimiento acude a la estación transformadora, hará un descubrimiento aterrador. El inspector Kurt Wallander no lo tiene nada fácil: a las complejidades informáticas que acaban envolviendo las pesquisas, se suman los indicios de traición que el inspector descubre en su equipo de investigadores. Además, la casi insoportable soledad afectiva del protagonista hacen que se cuestione seriamente su continuidad como policía.
En diciembre de 1945, un avión británico aterriza en Buckenburg (Alemania) y de él desciende un hombre con una pequeña bolsa negra que se dirige a la prisión de Hamelin, donde están encerrados doce criminales de guerra alemanes: su misión consiste en ejecutar a esos peligrosos asesinos.
Cincuenta y cuatro años después, en 1999, Herbert Molin, un policía sueco ya jubilado que vive apaciblemente en su granja, situada en el pueblecito de Härdjedalen, muere de manera brutal: literalmente, el asesino lo ha matado a latigazos; además, la policía descubre alrededor del cadáver huellas sanguinolentas muy extrañas, como si alguien hubiera ejecutado en torno a él unos pasos de baile. Un antiguo compañero de Molin, el joven Stefan Lindman, decide viajar a Härdjedalen para averiguar lo ocurrido, pese a que no está en muy buenas condiciones de salud. Sin embargo, poco a poco irá descubriendo misteriosas conexiones entre la muerte de Molin, los colaboracionistas durante la segunda guerra mundial y los grupos neonazis de la actualidad. Para Lindman ya no habrá marcha atrás: cada pista lo impelirá a seguir adelante para saber la verdad.
Después de ver cómo golpean a su director en público, Moying huye del colegio y busca la seguridad de su casa, pero han detenido a su padre y se han llevado sus libros. Solo encuentra refugio en la literatura. Pero, con los centros de enseñanza cerrados y la mayoría de los libros prohibidos, ¿podrá mantener viva su pasión por aprender?
Una historia en homenaje a la amistad, de una calidad humana extraordinaria. Retrato de la extraña y larga relación entre una escritora, "la propia Magda Szabó" y su sirvienta "Emerence Szeredas" durante veinte años. Magda, una intelectual que vive alejada de la realidad, pertenece a la burguesía húngara. Emerence ha vivido en la miseria y conoce los quebrantos y las amarguras que ha sufrido el pueblo tanto en la época de los nazis como en la de los comunistas. Las dos mujeres viven y han vivido dos vidas que chocan y se atraen. Su relación es tensa y, sin embargo, no pueden vivir la una sin la otra.
Si el conocimiento es siempre poder, en el ámbito de la física aún lo es más. Produce vértigo el abismo que separa la apasionante aventura del saber que emprendieron pioneros como Marie Curie, movidos por el deseo de desentrañar los secretos del mundo material para mejorarlo, y el uso que se acabó dando a sus descubrimientos, un uso que podía destruir al mundo mismo.
Diana Preston entreteje biografía, historia, física y política para recorrer el camino que lleva en tan sólo cincuenta años, de finales del siglo xix a mediados del xx, de un extremo a otro: de la curiosidad compulsiva y el deseo de saber, a la instrumentalización del conocimiento como arma de destrucción. Y lo hace poniendo en primer plano a los grandes protagonistas de la historia de la bomba atómica: científicos como los Curie, Bohr, Einstein u Oppenheimer; políticos como Roosevelt, Churchill, Truman, Hirohito o Hitler; pero sin olvidar a las víctimas y a personajes que no han pasado a la historia. Con una documentación exhaustiva y una atención especial al detalle humano –la ambición, el sufrimiento, el miedo, los problemas de conciencia–, la autora describe los avances científicos y técnicos, las decisiones políticas y los dilemas morales de unos hombres que, por primera vez en la historia, tuvieron en sus manos el destino de la humanidad.
A comienzos del siglo xx, pocos podían prever que el joven abogado indio jawaharlal nehru estaba llamado, junto con su maestro espiritual Mohandas Gandhi, a conducir a su país a la independencia del Imperio británico y a ser su primer ministro desde 1947, cuando India alcanzó la soberanía nacional, hasta su muerte. Sobre las ruinas del dominio inglés, Nehru tuvo que «inventar» un país en medio de feroces luchas religiosas y de atavismos sociales. En su denodado esfuerzo por imponer la modernidad y construir los cimientos de la mayor democracia del mundo, se convirtió en uno de los líderes internacionales más admirados y respetados del Tercer Mundo gracias a su política de no alineamiento y a su defensa del socialismo de corte democrático.
Hijo de una familia casi aristocrática de Cachemira, nehru (1889-1964) estudió en Cambridge y en los años veinte del pasado siglo se convirtió en un brillante abogado, un líder del Partido del Congreso Indio y un dirigente de ideas izquierdistas con plena conciencia de la injusticia del sistema colonial británico y de la necesidad de que su país conquistara la independencia. Si Gandhi estaba dotado de una fuerza mística capaz de movilizar a las multitudes predicando la no violencia, Nehru fue el estratega genial, obsesionado con la instrucción de las masas, con la extensión del laicismo y con la abolición de las enormes desigualdades sociales. Esta biografía no sólo nos acerca a unas de las personalidades históricas más extraordinarias del siglo xx sino que nos permite comprender por qué la India actual es ya una potencia de primer orden.
En los albores de la segunda guerra mundial la ciudad abierta de Shanghai era uno de los pocos lugares del mundo en el que se podían refugiar los judíos que huían de la Alemania nazi. Elisabeth y Theodor Weissberg, músicos de fama mundial; Hilde Braun, una prometedora actriz; el rabino Leo Levin y su esposa Ester; el carterista Schlomo Finkelstein, son algunos de los personajes que en Adiós, Shanghai buscan amparo en esta ciudad asiática.
El Shanghai de finales de los años treinta, bajo ocupación japonesa, era una ciudad de extremos: un centro financiero internacional con más de trescientos bancos y lujosos hoteles, pero también una ciudad portuaria plagada de prostíbulos y fumaderos de opio; una ciudad en la que los míseros barrios como el de Hongkou, que terminaría convertido en gueto judío, contrastaban con las opulentas concesiones internacionales.
Entre el relato histórico y la novela de intriga, Angel Wagenstein reconstruye en esta novela uno de los episodios menos conocidos de la segunda guerra mundial, narrando una historia de amor y muerte que es, sobre todo, un homenaje a todos aquellos hombres y mujeres que creyeron encontrar su salvación en Shanghai.
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