El cristianismo no es simplemente una religión que cree en Dios y trata de unirse con El. Es la revelación de que Dios se ha hecho hombre. De manera simple, pero profunda, típica de este autor, recoge de la tradición espiritual de los que han creído en Cristo, algunos aspectos de la figura del Salvador que han inspirado la actualidad del mensaje evangélico a través de los siglos
Nuestro mundo busca padres y los expresa también con sucedáneos. También por esto -o sólo porque es la Persona trinitaria que envía y que, por tanto, permanece en el silencio fuera del tiempo-, el Padre es quizá la Persona divina con los rasgos más difíciles de describir. A esto se dedica este librito. El autor, después de haberse detenido en Cristo y en el Espíritu, ahora con palabras simples, pero teológica y espiritualmente profundas, nos introduce en lo que constituye el corazón de la revelación de Cristo y del Espíritu: el amor del Padre.
Obra magnífica y de excelente presentación cuyo título basta para explicitar su contenido. En tres partes claramente diferenciadas, recorre este conocido autor sus facetas más signi-ficativas de “joven seglar”, “joven carmelita”, hasta llegar a su misión carismática de vivir y contagiarnos lo de ser “Alabanza de Gloria” de la Trinidad. Algo que hay que interpretar como participación en el proyecto divino de transformación, que entraña la “gloria de Dios” (movimiento descendente) y la “gloria del hombre” (movimiento ascendente), en una unidad armónica de vocación y misión. Un libro en fin, en el que, desde una visión unitaria de su vida y escritos nos muestra su rica personalidad y la evidente proyección de su mensaje en la vida cristiana, religiosa y sacerdotal de hoy.
Hoy somos capaces de vivir mucho, pero de sentir muy poco. La modernidad ha secado la afectividad del hombre, porque la lógica racional en la que vive lo incapacita para aceptar el misterio de Dios. El hombre de hoy tiene que reencontrar su afectividad para poder recuperar, sentir, la presencia de Dios en su vida. Este es el caso de nuestra autora, que nos habla desde su experiencia con enfermas de SIDA. Sus profundas reflexiones, cargadas de sencillez evangélica, nos hacen sentir que, con toda verdad, Dios también está abajo.
María Luz Aldea Ferradal, natural de Ávila, realizó estudios de auxiliar administrativo y de auxiliar de enfermería. En la actualidad se dedica al cuidado de enfermos.
Por “apotegma” entiende nuestro idioma todo dicho breve, sentencioso e instructivo atribuido generalmente a algún personaje célebre. Ya en clave de literatura espiritual, siempre fueron buscados y redichos y seguidos los “Apotegmas de los Padres del Desierto”. Todo un destilado y condensado de sentencias de aquellos seguidores de Antonio, el primer eremita, y que la tradición oral o escrita ha hecho llegar hasta nosotros. Son muchos, demasiados, por lo que el autor de este precioso librito se ha tomado la molestia de seleccionar los más significativos, e incluso de agrupárnoslos según distintos temas.
He aquí el escrito más conocido de esta mujer judía, filósofa, convertida al cristianismo, carmelita, mártir del holocaustro nazi, y por fin, santa. Edith Stein escribe esta obra por mandato de sus superiores y con ocasión del IV Centenario de la Muerte de S. Juan de la Cruz. Este dato, junto con la profundidad de su formación filosófica lo avanzado de su propio proceso espiritual y lo cercano que intuye su trágico final, son sin duda el mejor humus para el desarrollo de esta obra. Desde el comienzo de su redacción tiene clarísimo su esquema tripartito: El mensaje de la cruz, la doctrina de la cruz y el seguimiento de la cruz. Por fin, la presente edición, preparada por el P. Javier Sancho Fermín tiene indiscutibles ventajas sobre las anteriores, basadas todas en la preparada un día por el P. Lino Aquesolo: Corrección de numerosos errores, sobre todo en la citación de textos, introducción a pie de página de numerosísimas notas explicativas, y una mayor adaptación del original alemán al español actual.
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«Qué hermosos los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la salvación»; estas palabras del profeta Isaías evocan en muchos el nombre inconfundible del padre Segundo Llorente (1906-1989).
«Cuarenta años en el Círculo Polar» recoge las mejores páginas escritas por el legendario misionero de Alaska, aventurero en el país de los eternos hielos, el de las crónicas akulurakeñas escritas en las lomas del Polo Norte y desde la desembocadura del Yukon.
I. La travesía y primeras experiencias; II. La tundra implacable; III. Episodios alaskeños; IV. Personajes y aventuras; V. Mi paso por el Congreso; VI. Ser misionero.
Segundo Llorente (1906-1989) fue el primer español en ser diputado en el Congreso de Alaska. Jesuita y misionero, desarrolló su actividad durante cuarenta años entre los pueblos esquimales, a uno y otro lado del río Yukón.
ENGLISH
"Forty Years in the Polar Circle"
These pages come from the pen of a legendary missionary in Alaska. They are writings where Eskimo traditions and stories are combined with thoughts and reflections by the author.
Este genial dramaturgo da vida a la historia de las 16 carmelitas de Compiegne, guillotinadas en París durante el terror de la Revolución. Convierte el miedo en un lugar teológico.
Este trabajo muestra una panorámica sintética de la teología espiritual. Tiene en cuenta sobre todo las aportaciones del magisterio reciente, y la enseñanza cristiana de san Josemaría Escrivá. Aborda aspectos como la santidad, la vida trinitaria en el Espíritu, la identificación con Cristo, la oración y el misterio de la Cruz.
Pablo Marti del Moral (Granada) es sacerdote, Licenciado en Derecho por la Universidad de Málaga y Doctor en Teología por la Pontificia Università della Santa Croce (Roma). Es Profesor de Teología Espiritual en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
La tibieza, es el gran enemigo oculto del amor, que lo envejece y destruye. Se asemeja a esas enfermedades silenciosas que se van extendiendo poco a poco por todo el organismo y quien la padece apenas se da cuenta de su situación hasta que se encuentra invadido por ella. En estas páginas, el autor resalta la alegría incomparable que supone seguir a Cristo, y la tristeza de un corazón dormido, que ha olvidado cómo se ama.