En una época de profunda y caótica dispersión espiritual, la razón humana, que antaño supo reivindicar su plena y legítima autonomía, ha preferido gastar sus mejores energías en la consecución de logros materiales.
Paul Tillich se esfuerza por elaborar una construcción intelectual sistemática a partir del análisis ontológico de la existencia humana, pues sólo desde éste resulta posible determinar las cuestiones decisivas y situar las respuestas que el mensaje cristiano aporta.
Este «método de correlación» es de una extraordinaria fecundidad; no en vano, los contenidos culturales y religiosos que aporta el hombre se convierten en fuentes que alimentan la teología, tan válidas como la Biblia y la historia de la Iglesia. Tillich logra así inscribir el mensaje cristiano en el hondón del ser, mostrándolo como su más íntima culminación y su más profunda plenitud.
En este primer volumen se recogen la Introducción general al sistema y las dos primeras partes: la razón y la búsqueda de la revelación, y el ser y la cuestión de Dios.
1. La razón y la búsqueda de la revelación;
2. La realidad de la revelación;
3. El ser y la cuestión de Dios;
4. La realidad de Dios.
El comienzo de la filosofía lo constituye la indagación de los primeros pensadores griegos acerca de la razón primordial de todo, a la que denominan «Dios» o lo «Divino». El pensamiento cristiano, por su parte, está presidido, desde un principio y durante toda la Edad Media, por la idea de «Dios», que fundamenta filosóficamente. Y los más insignes pensadores de la Edad Moderna profesan a su manera la creencia en la existencia de Dios, haciendo de ella el fundamento y contenido principal de su filosofía. En la actualidad, no pocas personas en Occidente viven y piensan como si Dios no existiera. Y sin embargo, en la mayor parte del mundo la fe religiosa conserva e incluso acrecienta su influencia. También hoy la filosofía puede sin duda esclarecer un gran número de cuestiones sobre la existencia y la presencia de Dios.
La celebración de la fe en la Iglesia pone de manifiesto aquello que es central en su vida y en su pensamiento. Por eso, resulta imprescindible conocer el origen y las fuentes litúrgicas, la evolución de la ordenación general de la celebración cristiana y las influencias que en cada época la han enriquecido o distorsionado.
Alexander Schmemann ofrece esta original introducción de forma histórico-genética y crítica, centrándose sobre todo en el primer milenio cristiano, para ayudar a entender la forma normativa de celebrar.
Desde la perspectiva de la tradición cristiana de la Ortodoxia, el autor plantea una teología del tiempo basada en los tres ciclos principales de la celebración cristiana: el diario, el semanal y el anual. El acercamiento histórico se prueba al conectarse y juzgarse desde su fundamento eclesiológico y eucarístico, pues en la celebración de la eucaristía es donde se realiza la Iglesia y donde los cristianos encuentran la fuente y el culmen de su existencia.
Respirar con el pulmón del Oriente cristiano en temas tan centrales aporta un imprescindible equilibrio y supone un valioso enriquecimiento para la tradición teológica y litúrgica de Occidente.
Alexander Schmemann (1921-1983) fue profesor de teología litúrgica en el Seminario teológico ortodoxo de Saint Vladimir, en Nueva York. Está considerado uno de los principales referentes de la Iglesia ortodoxa en la segunda mitad del siglo XX.
El verdadero hombre, la auténtica mujer, se encuentran ocultos en el interior (1 Pe 3, 4). Siguiendo esta lógica misteriosa, no resulta extraño que desde tiempos antiguos se haya considerado el corazón como el genuino núcleo del ser humano. En consecuencia, adentrarse en el propio corazón, entender sus ritmos y recorrer sus etapas constituye un camino seguro que está invitado a recorrer todo aquel individuo que en verdad aspira a conocerse y trascenderse plenamente. André Louf (1929-2010), monje trapense belga, abad, traductor y biblista, fue sobre todo un maestro espiritual, tanto personalmente como a través de sus numerosas publicaciones.
¿Cómo puede saber cualquier hombre lo que tiene que hacer para proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar en las situaciones concretas de la vida de forma libre y justa?
La respuesta que los autores del Nuevo Testamento dan a esta pregunta es muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo con las exigencias de la fe, representa la más completa liberación interior que puede vivir un creyente y la exigencia más radical que brota del mensaje de Jesús de Nazaret.
Ahora bien, por los evangelios sabemos que Jesús fue desconcertantemente liberal en algunas cosas pero muy exigente en otras. Por ello se comprende el desconcierto que produjo su predicación y su conducta. En este sentido, la conducta del hombre religioso tiene que ser un reflejo lo más perfecto posible de lo que fue la conducta de Jesús.
ENGLISH: Christian Discerment.
Discerning God’s will, according to the requirements of faith, is the greatest opportunity of personal liberation for a believer. Likewise, it is the most radical request born out of Jesus message.
Insight es la obra maestra de Bernard Lonergan. Su propósito es llevar al lector a comprender lo que es comprender, en particular destaca el momento en que uno gozosamente descubre que por fin algo se hace claro, que uno entiende. Aunque se ocupa de los grandes debates de la epistemología, no propone una «teoría del conocimiento». Lonergan escribe desde otro punto de vista: trata de llevar al lector a mucho más que a una acumulación de conceptos acertados o erróneos sobre el conocimiento humano; busca el autodescubrimiento de las capacidades cognoscitivas.
Para Lonergan, un acto de intelección (insight) sobre lo que es un acto de intelección es la fuente de las ideas claras y distintas. Este insight añade a lo meramente dado una unificación explicativa u organización, una filosofía. Más aún, nos permite unificar y organizar lo que es conocido en las matemáticas, en las ciencias y en el sentido común; es, por tanto, la base de una metafísica verificable.
Con este libro Lonergan adquirió una gran autoridad epistemológica. La Universidad Iberoamericana (México) patrocina la difusión de esta obra del genial meta-metodólogo en coedición con Ediciones Sígueme.
«Iglesia, ¿qué dices de ti misma?». Esta pregunta, que resonó al inicio del Concilio Vaticano II, ha de ser formulada y respondida por cada generación de cristianos si quieren hacer de la Iglesia su hogar.
La recepción del Concilio, por tanto, continúa siendo una tarea pendiente. No aceptarlo y volver a una Iglesia de tiempos pasados, o considerarlo caduco y apostar por una utopía tan solo imaginada son dos estrategias que coinciden en no aceptar la exigencia de los desafíos que la sociedad actual plantea a la Iglesia.
Asimismo, conviene recordar que por ser un concilio de reforma, el Vaticano II sigue urgiendo a la Iglesia a comprometerse con el anuncio íntegro del Evangelio.
Partiendo del portentoso signo de los tiempos que constituyó el Concilio, este libro invita a profundizar en la identidad de la Iglesia como sacramento de comunión y de misión, de modo que no termine convirtiéndose en un simple y nostálgico testimonio del pasado.
Ricardo Blázquez ha sido catedrático de Eclesiología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue ordenado obispo en 1988 y creado cardenal en 2015 por el papa Francisco.
Dios ha roto su silencio y en Cristo ha manifestado al hombre su designio inaudito de establecer con él una comunión de vida. En esto consiste la revelación, acontecimiento decisivo para la fe y fundamento de toda investigación teológica.
Esta obra quiere ser una contribución a la dogmática de la revelación. Busca la inteligencia de la fe apoyándose en la Escritura y en la tradición, en la predicación y en la liturgia de la Iglesia. Responde además a las in- quietudes de nuestra época, que desea devolver a la palabra de Dios el puesto de honor que le corresponde, tanto en la fe del creyente concreto, como en la cumunidad cristiana.
René Latourelle (Montreal 1918), miembro de la Compañía de Jesús, es doctor en historia y en teología, y ha ejercido como profesor de esta materia en la Universidad Gregoriana de Roma. Autor de numerosos libros, su investigación se ha centrado en el campo de la teología fundamental.
La mayoría de las reflexiones sobre el arte remiten a los gustos que imperan en una época. A ello contribuyen también las academias y los expertos en estética. Por eso, adentrarse en el territorio de la belleza resulta muy arriesgado si se elige como guía a un desconocido matemático ruso, que vivió en el primer tercio del siglo XX e hizo del icono la clave interpretativa. En su obra El iconostasio, donde reflexiona sobre la historia y la filosofía del arte, Florenski propone entender y configurar el mundo desde el arte, proporcionando aquellos materiales que pueden servir para elaborar una teoría estética integral. El icono, considerado por el autor una expresión artística accesible externamente a todos, le permite abordar los temas estéticos más complejos: la cosmovisión platónica y la kantiana, la relación del hombre con la naturaleza, la aparición del retrato y el paisaje, el arte en las diferentes tradiciones, el léxico específico sobre el rostro, o las técnicas y procedimientos de la pintura. Porque nada escapa a la mirada de quien, contemplando un icono, ha visto más adentro.
Los escándalos sexuales han supuesto para la Iglesia una historia tristísima y una herida que aún permanece abierta.
Pero cabe preguntarse si de verdad ha cambiado algo. Porque muchas de las interpretaciones que se siguen haciendo son banales y a la defensiva. Cuesta asumir la responsabilidad común y entender que la corrupción sexual es a menudo el último eslabón en la cadena de los escándalos.
A lo largo de este libro se analizan las causas y la dinámica de los escándalos sexuales y de los abusos contra menores. Es cierto que la sensibilidad ha cambiado, al menos a nivel institucional, pero otras cosas se resisten tenazmente al cambio; por ejemplo, la idea de que la culpa es de alguien en particular, pero el problema afecta y es responsabilidad de todos.
La propuesta renovada de una formación permanente que acompañe toda la vida, en los momentos serenos y en las crisis, a nivel personal e institucional, ayudará a vivir desde Dios la sexualidad y el celibato. Y a que nadie abuse de nadie.
Amedeo Cencini es sacerdote canosiano. Profesor de pastoral vocacional y de metodología de la dirección espiritual en la Universidad Salesiana de Roma, y de formación para la madurez afectiva en el curso de formadores de la Universidad Gregoriana (Roma).