Estudia las tesis de algunos moralistas y científicos acerca del estatuto moral del embrión humano a la luz de los datos científicos actuales y de los documentos magisteriales más relevantes. Argumentamos que diversos intentos de despojar de su dignidad al embrión humano toman su origen en el deseo de justificar algunas formas de contracepción, los abortos precoces, las técnicas de reproducción en laboratorio, así como la producción y uso de células madre embrionarias. Algunas afirmaciones hechas por teólogos moralistas se apoyan sobre simples hipótesis, o bien en datos biológicos- entonces provisionales, que los progresos recientes han desmentido. También se han podido encontrar errores e imprecisiones producidos por falta de competencia embriológica. Algunos términos y definiciones parecen inventados con el propósito de alterar la recta comprensión de ciertos conceptos biológicos. Se recuerda el deber que incumbe a los moralistas de cerciorarse de la madurez y solidez de los datos científicos antes de darles un significado teológico. Se subraya que la dignidad del embrión se apoya en dos fundamentos: su naturaleza humana y el origen divino de la creación del hombre, creado a su imagen y semejanza. Se acentúa la unidad ontológica y de desarrollo del embrión humano. El estudio de las diversas afirmaciones del Magisterio de la Iglesia Católica permite concluir que los individuos de la especie humana son personas humanas desde la concepción, y que poseen un alma racional y espiritual desde ese mismo instante.
La familia puede sufrir mutaciones. Genera bienes, pero también puede generar males, comosucede ya en la sociedad. Es necesario elaborar una cultura que razone su defensa.
Una buena política exige hoy en día una buena medicina, pero esta requiere a su vez una ética válida.. Esta frase, que abre el capítulo primero de este Manual de Bioética dedicado a los aspectos médico-sociales se hace cada va más evidente con el paso del tiempo. La sociedad, la organización sanitaria y la práctica de la medicina, estrechamente entrelazadas, están influenciadas siempre por decisiones éticas de fondo.
Los temas de este segundo volumen —tales como la psiquiatría, la conducta y la orientación sexual, el uso y abuso de drogas (tabaco, alcoholismo...), la propagación del SIDA, el tratamiento del riesgo laboral (fábricas, tráfico, deporte, desastres...), los problemas relacionados con el envejecimiento o la discapacidad de las personas, cl condicionamiento económico a que se ven sometidas la organización sanitaria y la atención médica— ponen de relieve la conexión entre la saciedad, el ejercicio de la medicina y las responsabilidades personales, profesionales y políticas.
La tarea de la bioética no es solo señalar los vínculos y las intersecciones entre la sociedad, la salud y la moral, sino también, y más importante. hacer emerger todo aquello que gira alrededor de la gestión de la sanidad, tanto en cl ámbito político-legislativo como en el ético-profesional. En el núcleo de esta empresa se sitúa, en línea con lo expuesto en la primera parte del volumen, el valor y la dignidad lela persona humana. La persona es el origen y el centro de la sociedad, el agente moral responsable, el valor fundamental de cualquier punto de referencia ético a su dignidad trascendente. Este es el eje central de esta magna obra que ha conseguido, hasta ahora, una gran difusión y numerosas traducciones en diversos idiomas.
Una buena política exige hoy en día una buena medicina, pero esta requiere a su vez una ética válida.. Esta frase, que abre el capítulo primero de este Manual de Bioética dedicado a los aspectos médico-sociales se hace cada va más evidente con el paso del tiempo. La sociedad, la organización sanitaria y la práctica de la medicina, estrechamente entrelazadas, están influenciadas siempre por decisiones éticas de fondo.
Los temas de este segundo volumen —tales como la psiquiatría, la conducta y la orientación sexual, el uso y abuso de drogas (tabaco, alcoholismo...), la propagación del SIDA, el tratamiento del riesgo laboral (fábricas, tráfico, deporte, desastres...), los problemas relacionados con el envejecimiento o la discapacidad de las personas, cl condicionamiento económico a que se ven sometidas la organización sanitaria y la atención médica— ponen de relieve la conexión entre la saciedad, el ejercicio de la medicina y las responsabilidades personales, profesionales y políticas.
La tarea de la bioética no es solo señalar los vínculos y las intersecciones entre la sociedad, la salud y la moral, sino también, y más importante. hacer emerger todo aquello que gira alrededor de la gestión de la sanidad, tanto en cl ámbito político-legislativo como en el ético-profesional. En el núcleo de esta empresa se sitúa, en línea con lo expuesto en la primera parte del volumen, el valor y la dignidad lela persona humana. La persona es el origen y el centro de la sociedad, el agente moral responsable, el valor fundamental de cualquier punto de referencia ético a su dignidad trascendente. Este es el eje central de esta magna obra que ha conseguido, hasta ahora, una gran difusión y numerosas traducciones en diversos idiomas.
Si morir es inevitable, morir mal no debería serlo. Este libro repasa algunos de los aspectos más relevantes que rodean en nuestra sociedad el final de la vida, desde el ámbito más íntimo y familiar al profesional. Su lectura ilustra lo que se entiende ahora por buena práctica, con el objeto de contribuir a que la ayuda que brindemos al enfermo sea lo más personalizada posible, y que así el proceso le resulte «apropiado», como indica el título. Partiendo del hecho de que todo el mundo deberá hacer frente a la propia muerte o a la de alguien cercano, conviene que tengamos un conocimiento realista de las decisiones que hay que tomar en esos momentos, para hacerlo con lucidez y tranquilidad. A lo largo de su experiencia como cirujano, el doctor Marc Antoni Broggi ha frecuentado a personas que se acercaban a la muerte o temían acercarse a ella. Y a través del cultivo de la bioética, que siempre ha considerado una reflexión crítica y humanista de la práctica, ha deliberado con otros profesionales de la medicina, enfermería, cuidados paliativos, y de otros campos (del derecho, la filosofía o la psicología) sobre los derechos y las necesidades de los ciudadanos, las dificultades con que se encuentran y la mejor compaÑía y ayuda que podemos ofrecerles. «Un manual de buenas prácticas dirigido a todos aquellos que tengan que tratar a un enfermo terminal: médicos y enfermeras, pero también -y sobre todo- a los familiares que rodean al paciente. Cuando los primeros se encuentren abrumados y los segundos desamparados por una situación tan desgraciada, si no tienen al alcance el libro de Marc Antoni Broggi..., ­lo más probable es que lo echen en falta! Un libro espléndido y tranquilizador sobre cómo encarar y aceptar la muerte» (Xavier Serrahima, El Punt/Avui).
En los albores del siglo XXI, la eutanasia se ha impuesto en algunos países como una solución éticamente aceptable para poner fin a situaciones de gran sufrimiento. Holanda (2001), Bélgica (2002) y Luxemburgo (2009) han despenalizado esta práctica. Actualmente, ningún otro país se ha lanzado por esta vía. La eutanasia continúa siendo origen de discusiones tanto en el Benelux como en muchos otros Estados que sienten la tentación de dar ese paso. Nada más natural que volver la mirada hacia aquellos países que han vivido ya la experiencia.
Etienne Montero es Doctor en Derecho y Filosofía, miembro titular de l'Observatoire des Droits de l'Internet, Profesor de Derecho en la Universidad de Namur (Bélgica) y Presidente del Instituto Europeo de Bioética (Bruselas).
Cuando, hace unos años, muchos países se preparaban para legislar sobre técnicas de reproducción asistida, experimentación embrionaria y células troncales, se generaron sofisticadas argumentaciones con el objetivo de debilitar el estatuto ético del embrión humano, de modo que el público se convenciera de que esos embriones no eran propiamente hablando seres humanos. Se forjó así la imagen de un embrión ficticio. El autor realiza en este libro un análisis brillante y documentado de los principales argumentos biológicos que se emplearon: la irrelevancia de la fecundación, la inexistencia de embrión en las primeras fases del desarrollo, la gemelación monozigótica, la formación de quimeras tetragaméticas, la totipotencialidad de los blastómeros, la masiva pérdida de embriones muy jóvenes. Y concluye que tales argumentos no solo son endebles y no prueban lo que afirman, sino que constituyen en su conjunto un ejemplo paradigmático de cómo una biología débil lleva necesariamente a una bioética engañosa. Gonzalo Herranz, Catedrático de Histología, Embriología general y Anatomía patológica, ha sido Profesor de Ética Médica en la Universidad de Navarra y es uno de los principales representantes de la ética profesional de la medicina en España y Europa.