Testimonio y denuncia del P. Amorth, exorcista de fama mundial, sobre la lucha de la Iglesia contra el poder de Satanás Con 86 años y más de 160.000 exorcismos a sus espaldas, el padre Gabriel Amorth nos cuenta en este libro su larga vida de lucha contra Satanás. De sus confesiones se desprenden datos inquietantes: Satanás también ha estado presente en las estancias del Vaticano; la magia, el espiritismo y la superstición han tenido que ver con asesinatos y otros terribles delitos perpetrados por adolescentes; crecen los fenómenos de niños poseídos por presencias oscuras. En el libro también cabe la denuncia: muchos miembros de la Iglesia no creen en el demonio; los obispos no nombran exorcistas en sus diócesis y cada vez hay menos sacerdotes jóvenes dispuestos a ser exorcistas. Gabriel Amorth, de la Sociedad de San Pablo, exorcista y experto en Mariología, es presidente honorario de la Asociación Internacional de Exorcistas. Entre sus obras destacan Más fuertes que el mal. El demonio: reconocerlo, vencerlo y evitarlo (SAN PABLO, Madrid 2011), Memorias de un exorcista y Habla un exorcista.
Nueva edición de esta obra fundamental de Henri de Lubac, con un nuevo prólogo de Valentí Puig: «El lector de El drama del humanismo ateo regresa una y otra vez a una de las verdades cristalinas del prólogo: `No es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no puede organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que, sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre`. Vivimos un tiempo en el que hay que tener muy en cuenta, con Claudel, que la verdad no tiene nada que ver con el número de personas a las que persuade. Un cristianismo de choque --dice Lubac-- no puede ser un cristianismo de fuerza».
Con un estilo penetrante y lúcido, Henri de Lubac traza en este libro la semblanza espiritual de tres filosofías, centradas en tres hombres decisivos para la cultura moderna: Comte, Feuerbach y Nietzsche. Las doctrinas de estos tres pensadores inspiran tres filosofías de la existencia social, política e individual, que hoy ejercen una influencia considerable sobre la vida misma. Humanismo positivista, humanismo marxista y humanismo nietzscheano son, más que un ateísmo propiamente dicho, un antiteísmo, y más concretamente, un anticristianismo, por la negación que hay en su base. Por opuestos que sean entre sí, sus mutuas implicaciones, ocultas o manifiestas, son muy grandes y tienen un fundamento común, consistente en la negación de Dios, coincidiendo también en su objetivo principal de aniquilamiento de la persona humana.
A los nombres de Comte, Feuerbach y Nietzsche se añade, en el estudio de Henri de Lubac, el nombre de Dostoievski, con su imponente testimonio a favor de la fe. Dostoievski no es más que un novelista. No ofrece en modo alguno un sistema. No aporta ninguna solución a los tremendos problemas que plantea a nuestro siglo la organización de la vida social. Pero de sus obras, de la magia incomparable de su literatura, se desprende con hiriente claridad esta verdad: que si el hombre puede organizar la tierra sin Dios, sin Él no puede organizarla más que contra el hombre; que el humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. ¿No es la historia contemporánea la confirmación trágica de esta intuición?
El problema de Dios es el alma de la fe y del sentido del hombre. Si la pregunta sobre Dios representa la función determinante en la vida y las acciones del hombre creyente y religioso, entonces su influencia en la teología como reflexión sobre la fe no debe ser superficial, sino profunda; no parcial, sino total; no ocasional, sino constante; no circunstancial, sino permanente y determinante. Nunca se alcanza un punto final en el problema de Dios; por eso debemos buscar a Dios sin descanso. Debemos esforzarnos por conseguir una verdadera imagen de Dios que se corresponda con el Dios revelado en la vida y el mensaje de Jesús.
En nuestra época, el discurso acerca de Dios es cuestionado de múltiples maneras y goza al mismo tiempo de la máxima actualidad. El gran desafío de nuestro tiempo es buscar una respuesta sólida y fiable a la actual ambivalencia: puede observarse, por un lado, cómo brota un nuevo interés por Dios y la religión y, por otro, un ateísmo misionero agresivo y un extendido olvido de Dios, una secularización de la sociedad en curva ascendente, unida incluso a veces a una autosecularización de la misma Iglesia.
La respuesta fiable y válida al actual desafío no es ni un ciego y arrogante fundamentalismo ni un tradicionalismo vacío de espíritu, y menos aún un relativismo indiferente e indolente.
Por el contrario, nuestra misión consiste en redescubrir de nuevo el centro y la base de la identidad de la fe cristiana y entender la confesión de Dios como amor verdadero desde sus mismas raíces.
GEORGE AUGUSTIN, sacerdote palotino, dirige el Instituto de Teología, Espiritualidad y Ecumenismo «Cardenal Walter Kasper», centro vinculado a la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Vallendar (Alemania), donde es profesor de teología fundamental y dogmática. Además, acompaña espiritualmente a sacerdotes en la diócesis de Rottemburgo-Stuttgart. La Editorial Sal Terrae ha publicado su libro Llamados a la alegría: el gozo de ser sacerdote y, como editor, El desafío de la nueva evangelización.
WALTER KASPER, Cardenal, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Roma.
KURT KOCH, Cardenal, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Roma.
KARL LEHMANN, Cardenal, obispo de Maguncia.
GERHARD LUDWIG MÜLLER, Obispo de Ratisbona.
THOMAS SÖDING, Doctor en Teología, Profesor de Exégesis del Nuevo Testamento en la Facultad de Teología Católica de la Ruhr-Universität, Bochum.
El 29 de marzo de 2010, en el marco de una audiencia privada, Benedicto XVI confió a Rino Fisichella, a la sazón obispo auxiliar de Roma y rector de la Pontificia Universidad Lateranense, una tarea que, en su formulación aparentemente sencilla, habría desconcertado a cualquiera: la presidencia de un dicasterio para la «nueva evangelización» del mundo occidental. Un desafío que monseñor Fisichella aceptó con el entusiasmo y la responsabilidad de quien ha pasado treinta años de su vida estudiando, enseñando y escribiendo acerca de cómo presentar el cristianismo al hombre de hoy. Una vez hecho público, aquel encargo suscitó más de un interrogante: ¿por qué la fe cristiana necesita una nueva evangelización, es decir, un nuevo anuncio? ¿Qué ha cambiado o está cambiando en el mundo para que tal empresa sea necesaria? ¿Cuáles podrían ser sus contenidos y sus métodos?
En el presente libro, Rino Fisichella traza con claridad las líneas principales del nuevo anuncio: «Nos encontramos al final de una época que nos obliga a tomar en serio la novedad que se perfila en el horizonte». Dios se ha eclipsado en el mundo occidental, ha perdido su centralidad y, como consecuencia, el hombre mismo ha perdido su puesto dentro de la creación y de la sociedad. Pero para que la «nueva evangelización» no corra el riesgo de aparecer como una fórmula abstracta hay que poner de manifiesto sus contenidos y sus ámbitos. El contenido principal es «Jesucristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre»; sus lugares más inmediatos son la catequesis, la liturgia, la caridad, el ecumenismo, la inmigración y la comunicación.
RINO FISICHELLA (Codogno, 1951), arzobispo y presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, ha sido obispo auxiliar de Roma y presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
Reconocido y apreciado como un importante teólogo europeo, ha sido profesor de teología fundamental en la Pontificia Universidad Gregoriana y rector de la Pontificia Universidad Lateranense.
Ha publicado, como autor y editor, una treintena de volúmenes, muchos de los cuales han sido traducidos a varias lenguas. Entre sus obras más conocidas recordamos: La revelación: evento y credibilidad / Diccionario de teología fundamental / Introducción a la teología fundamental / Jesús, profecía del Padre / La fede come risposta di senso / Nel mondo da credenti / Identità dissolta.
Así se vence al demonio
ISBN: 978-84-92654-94-9
Autor: José María Zavala
Precio: 20.00
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La posesión es uno de los fenómenos más desconcertantes en la actividad del demonio. La Iglesia procede con suma cautela antes de autorizar un exorcismo, y sólo concede la facultad de practi- carlos a un número muy reducido de sacerdotes. No es fácil que hablen las víctimas, ni tampoco que los exorcistas cuenten su ex- periencia. José María Zavala ha roto ambas barreras. Ofrece al lector el testi- monio de quienes han sufrido esa devastadora invasión y de quie- nes les han librado de ella. Es una lucha singular que nos asoma de forma directa al abismo del mal y nos invita a no tomar a broma nada que tenga que ver con Lucifer ni con sus trampas: el satanismo, la hechicería, el es- piritismo, la adivinación, la magia negra... Frente a ese mundo de la oscuridad, Así se vence al demonio aporta un torrente de esperanza. Nos recuerda que el poder del diablo es inmenso frente al hombre aislado, pero se esfuma ante el nombre de Jesús y la realidad palpable del amor de Dios.
Jesús no era cristiano. Nunca se proclamó Mesías. Era un hebreo observante que jamás hubiera imaginado dar origen a una nueva religión y mucho menos fundar una «Iglesia». Para darse cuenta de esto basta leer con atención y por entero el Nuevo Testamento. Es lo que hace este libro, en el que, desmintiendo la pretensión de historicidad de la dogmática y volviendo críticamente sobre los hitos fundacionales del cristianismo, se presenta a Jesús como un profeta judío itinerante, un misionero apocalíptico que anunciaba la buena noticia del próximo fin del mundo y del inminente triunfo del Reino.
Un análisis sobre el significado que tuvo la celebración del Concilio Vaticano II y sobre la evolución y cambios que han tenido lugar en la sociedad moderna y en la Iglesia durante los años de posconcilio. Cuando han transcurrido cincuenta años de su celebración, ¿cuál es la herencia permanente del Vaticano II, indicativa de que todavía hoy el concilio puede ser saludable? Es verdad que las últimas décadas han sido testigos de cambios culturales imprevistos en el concilio, y es necesario seguir leyendo los signos nuevos que van surgiendo en el tiempo. Pero, tanto en la visión de la Iglesia como en su relación con el mundo, el concilio abrió perspectivas y sugirió claves fundamentales que son imprescindibles para la renovación de la vida cristiana y para su misión evangelizadora. Es la convicción inspiradora de este libro.
La palabra crisis describe la situación histórica contemporánea: crisis económica, crisis cultural, crisis moral, crisis de fe, crisis de Dios... ¿Qué hacer en este escenario? En primer lugar, debemos detectar bien las causas de esta crisis en sus raíces más profundas y en sus manifestaciones más visibles. Pero, en segundo lugar, hay que tener el coraje de dar un paso más. Las crisis son siempre un tiempo para una nueva oportunidad; de ahí que estemos llamados a convertir la crisis en un tiempo oportuno; transformar la crisis en kairós. Estamos ante una auténtica crisis de Dios, una crisis de fe que nos exige buscar una nueva gramática de dicha fe desde la recuperación de sus elementos esenciales. En tiempos de crisis hay que volver a lo esencial.
Desde esta lógica hay que entender la convocatoria que Benedicto XVI ha realizado para celebrar un año de la fe. Este comenzará el 11 de octubre de 2012 y finalizará el 24 de noviembre de 2013. El cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y la situación cultural contemporánea son los dos hechos fundamentales que están detrás de esta convocatoria. Ambas situaciones son una invitación a que los cristianos vivamos y comprendamos mejor la doctrina conciliar y descifremos mejor el escenario cultural en el que vivimos, para habitarlo y transformarlo.
En esta situación de crisis y bajo este impulso de la convocación del año de la fe, este libro se ofrece como un ejercicio concreto de teología pastoral. Este año será un momento privilegiado para comprender mejor las causas de la crisis y para profundizar el contenido de la fe en un contexto cultural que está en cambio. La fe no cambia en su contenido esencial, pero sí lo hacen las personas creyentes y el marco donde esa fe ha de ser nuevamente confesada y comprendida. En esta situación necesitamos una nueva gramática de la fe que responda a la crisis de Dios y sea construida desde lo esencial de la vida cristiana.
ÁNGEL CORDOVILLA PÉREZ nace en Salamanca en 1968. Sacerdote desde 1999, estudió teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, ampliando sus estudios en Múnich. Obtiene el doctorado en teología dogmática por la Universidad Gregoriana de Roma. En la actualidad es profesor de Trinidad, Pneumatología e Introducción a la Teología en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, donde es director del Departamento de Teología Dogmática y Fundamental.
Además de artículos en revistas especializadas y diversas colaboraciones en obras colectivas, es autor de Gloria de Dios y salvación del hombre. Una aproximación al cristianismo (1997); Gramática de la encarnación. La creación en Cristo en la teología de Karl Rahner y Hans Urs von Balthasar (2004); El ejercicio de la teología (2007); y Dios con nosotros. El misterio del Dios trinitario (2012).
Un acercamiento teológico al concepto de "reparación", desde las historias concretas de cinco mujeres de la época del medievo. Desde los santos y santas, hasta el más sencillo y anónimo creyente, algunos hombres y mujeres a lo largo de la historia se han confrontado con la cuestión del sufrimiento en sus vidas, han sabido encontrarle un sentido y un modo de vivirlo, "con Cristo" y "junto a Cristo", a favor de sus hermanos y hermanas. Este magnífico libro nos presenta la vida de cinco figuras femeninas, Hildegarda de Bingen, Lutgarda de AywiÈres, Gertrudis de Helfta, Angela de Foligno y Catalina de Siena, buscadoras incansables de caminos de acceso a Dios a través del Corazón de Cristo y que hicieron del concepto de "reparación" vida en sus existencias y en sus escritos, en su pensamiento y en su praxis.
En la época contemporánea, el sufrimiento humano se ha convertido en la gran dificultad para aceptar la existencia de Dios. Por ello, afirmar que Dios no puede sentir ni sufrir ‒atributo de la impasibilidad divina, como el de la omnipotencia, la omnisciencia o la eternidad‒ representa una auténtica provocación e incluso una crueldad para el hombre actual.
Numerosos filósofos y teólogos no sólo consideran que esta doctrina es ajena a la tradición bíblica, sino también que fue tomada de la filosofía helenista por el cristianismo. Gavrilyuk afirma, por el contrario, que esta idea ya aparece en el pensamiento patrístico, aunque de una forma dialéctica. Así, frente a los brillantes intentos por resolver la paradoja de la encarnación que representan las alternativas doceta, arriana y nestoriana, la tradición de la gran Iglesia se ha esforzado siempre por salvaguardar la paradoja del sufrimiento voluntario de Dios en la carne, sin reducir la trascendencia de Dios ni su divinidad.
En este nuevo contexto, la encarnación aparece como prueba y testimonio esenciales de la compasión divina, salvaguardando así la absoluta dignidad del ser humano, carnal y terreno, que no se consume ante la grandeza de la realidad divina
Los tres artículos reunidos en este interesante libro de Joseph Ratzinger surgen por motivos muy distintos, pero en el fondo de todos ellos late un mismo mensaje: la necesidad de que tanto cada persona en particular como la sociedad en su conjunto basen sus conductas y métodos de actuación en el bien y la verdad.
El autor aborda la conexión entre conceptos tan esenciales como libertad individual y justicia social, conciencia y verdad, o democracia y estado, en un mundo tan relativista como el nuestro, en el cual la subjetividad y el poder de la mayoría pretenden relegar a los valores absolutos.
En el curso de una lúcida argumentación, dos principios básicos, la verdad y el bien, se alzan como fundamento y garantía de una conciencia recta, de la libertad y los derechos humanos, y de una sociedad justa y pluralista.
Joseph Ratzinger escribió este libro siendo Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. El 19 de abril de 2005, el cardenal Ratzinger fue elegido Papa, y adoptó el nombre de Benedicto XVI.
En Rialp ha publicado también Cooperadores de la verdad; Una mirada a Europa, y Bioética (del que es coautor).