
La obra de René Girard podría resumirse en «una sola larga argumentación» presidida por dos ideas iluminadoras: el chivo expiatorio y el deseo mimético. A la reconstrucción de ese hilo conductor contribuyen ahora estas conversaciones en las que Girard, siguiendo las etapas de su vida y su obra, profundiza en el pensamiento clave de que la imitación lleva al conflicto pero actúa, al mismo tiempo, como fundamento de toda transmisión cultural. La teoría mimética prueba su fecundidad antropológica y epistemológica en calidad de reflexión sobre el origen de la cultura, el mecanismo del deseo y la violencia y la trascendencia del cristianismo, entendido éste como «toma de conciencia cultural y moral de la naturaleza sacrificial de nuestra sociedad».
A través de la historia de Margaret Hale, una joven del sur de Inglaterra que por circunstancias familiares se ve obligada a trasladarse al norte, Elizabeth Gaskell plasma los conflictos sociales y políticos derivados de la revolución industrial en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Para la heroína, el sur donde ha nacido simboliza el idilio rural; frente a él, el norte es sucio, rudo y violento.
A los quince años y con una dote de 2000 libras, la heroína de esta novela se casa con el hijo de un fabricante de cerveza de la City londinense. Abandonada por él, se encuentra «con cinco niños y ni un penique para alimentarlos». En tales circunstancias, las imprevistas atenciones de su casero conducen a una situación cada vez menos equívoca. Luego vendrán un príncipe alemán, un mercader holandés, el mismísimo rey de Inglaterra… y una carrera brillante llena de secretos, amenazas, huidas, crímenes y dinero. Inédita en español hasta hoy, narra la historia de una mujer que no quiere ser esclava de los hombres y que instituye, fuera del matrimonio, su propio negocio
Blake Snyder, uno de los guionistas de más éxito de Hollywood, ofrece una pintura ágil, divertida y franca de la trastienda de la industria cinematográfica. ¡Salva al gato! hace referencia a una de sus infalibles teorías para lograr que las ideas resulten más atractivas y cualquier guión más satisfactorio y, sobre todo, susceptible de venderse. Se trata de un término acuñado por el propio Snyder en alusión a una escena, absolutamente ineludible, en que el público va a conocer al protagonista de la película por primera vez y éste hace algo entrañable –por ejemplo, salvar al gato- y que involucra irremisiblemente al espectador en la historia y al personaje, una escena que bajo ningún concepto puede faltar en una película. Pero, sobre todo, ¡Salva al gato! muestra las herramientas que todo guionista está obligado a dominar si acaso quiere vender su trabajo. Snyder demuestra, de forma provocadora, que solo es posible vender un guión si el protagonista “salva al gato”.