La amistad, como todo amor, conlleva conocimiento y aprecio mutuos. No necesita motivos para servir al otro, pues “es mi amigo”: no hacen falta más razones. Ayudar al otro a ser feliz es una exigencia de toda verdadera amistad, y busca evitarle lo malo y proporcionarle lo bueno, lo que le mejora como persona. Pero, ¿es realmente posible vivir una amistad así, o está solo al alcance de unas pocas personas excepcionales? Este libro ayuda a valorar la amistad de calidad, y muestra cómo Jesucristo es el gran modelo en este aspecto.
Alfredo Alonso-Allende (Getxo, 1946) es Doctor en Ciencias Químicas y Biólogo, ha sido profesor de Universidad e investigador del CSIC. Ha trabajado en las universidades de Bristol y Harvard de Salzburgo. Fue Premio de Investigación Juan de la Cierva Codorniú. Ha publicado varios libros, entre otros, Ser amigos, Adiskide izaten Isasi y Aprender a ser amigos.
Quienes han estudiado con Gustavo o han asistido a sus conferencias públicas saben que tiene ciertas convenciones estilísticas que dan forma a sus presentaciones. Frecuentemente estructura sus charlas en torno a tres puntos centrales, por lo que parece apropiado organizar este volumen en torno a tres puntos centrales también. Nada parece más apropiado, tanto para mí como para Gustavo, que dar a este trabajo una estructura trinitaria. Para poder exponer el enfoque fundamentalmente espiritual de este trabajo, la primera parte está organizada en torno al Hijo, la segunda en torno al Padre y la tercera en torno al Espíritu Santo. Como la Trinidad, estas secciones se encuentran interconectadas, pero la tabla de contenidos, por sí misma, resume el marco para entender estos escritos espirituales. Cada una de estas tres secciones tiene siete subsecciones.
La primera parte de este libro comienza con una nota cristológica, puesto que el encuentro con el Señor establece un viaje espiritual continuo. Este encuentro es "el punto de partida histórico del seguimiento de Jesús"[1]. Esto afecta el modo en el que nos entendemos a nosotros mismos, cómo vivimos con otros y cómo caminamos en el mundo. Algunos de los escritos de esta sección resaltan la persona de María, quien manifiesta en su vida una apertura a la gratuidad del amor de Dios y un espíritu que confía en su poder para salvar y empoderar lo más bajo. Esta sección termina con la conexión entre el misticismo y la política y el papel de los pobres en la espiritualidad cristiana. Sin espiritualidad, la tarea de la liberación toma una trayectoria enteramente diferente. Para Gutiérrez, Cristo se encuentra en el corazón de la más profunda búsqueda humana por la liberación y, sin enraizar la vida en él, la liberación es sólo otra ideología que no llega a tocar las profundas necesidades humanas de redención.
La segunda parte de este volumen organiza los escritos de Gutiérrez en torno al Padre. Lo que sea que digamos acerca de Dios debe comenzar, por encima de todo, con el misterio. Consecuentemente, la espiritualidad comienza con el silencio. La mayor parte de esta sección gira en torno a la cuestión de la contemplación. Estos escritos resaltan cómo el escuchar es un prerrequisito para hablar de Dios. En palabras de Gustavo: "Todo comienza en el silencio, este es el primer paso para hablar de Dios, este el momento de la escucha y la oración, luego vendrá el lenguaje engendrado en esa calma". Tomando las hermosas palabras de Ireneo de Lyon, añade: "Del silencio del Padre viene la Palabra del Hijo"[2]. Sin embargo, desde el silencio, la oración y la contemplación se comienza a ver el mundo de un modo nuevo. Sin esto, la liberación puede terminar nublada por un frenético activismo o una enfurecida vocación por juzgar, de los cuales la gente también necesita liberación. Entrar en la tierra sagrada del Padre involucra purificación, especialmente respecto de dioses falsos y del orgullo egoísta que esclaviza; los escritos aquí seleccionados ponen de manifiesto el llamado a elegir la vida en medio de las tinieblas de la sociedad humana, de los ídolos hechos por nosotros mismos y de las injusticias del mundo moderno.
La selección de la tercera parte de este volumen se ocupa de la vida "acorde con el Espíritu". Después del encuentro y la contemplación, la respuesta es la fe, expresada a través del seguimiento de Cristo. Esta respuesta pone el reino de Dios en el corazón de la vida, compartiendo la mesa, viviendo las bienaventuranzas, pero también testimoniando la vida. En esta sección están incluidas breves selecciones acerca de personas que Gustavo admira y valora como ejemplos notables de vida cristiana. En la medida en que ellos testimonian el amor de Dios por el mundo y lo expresan mediante su imperecedero amor por los otros, ellos tienen algo que decir acerca de la solidaridad con los pobres, la dignidad de cada persona y la fraternidad e igualdad de todos ante Dios.
Aunque la Trinidad se encuentra en el corazón de estos escritos, me gustaría resaltar cuatro temas adicionales que salen a la luz a lo largo de estos textos, a saber: 1) la unidad de la gratuidad y la justicia, 2) la unidad de la historia humana y la historia de la salvación, 3) la unidad de la contemplación y la acción, 4) la unidad de la universalidad del amor de Dios y la opción preferencial por el pobre.
Las bellas oraciones de Carlo Maria Martini que conforman Invocar al Padre están inspiradas en la fe cristiana y además expresan, con gran amplitud de miras, el camino del hombre con sus dificultades y sus esperanzas.Estas plegarias, de temática muy diversa, tienen su origen en las numerosísimas celebraciones del cardenal Martini ante asambleas atentas que, al tiempo que lo escuchaban, inspiraban a su autor.Sin duda, estas oraciones son un fiel reflejo de la enorme sensibilidad humana y espiritual del cardenal Martini.
El hombre es un ser tentado; para humanizarse, debe renunciar a los sueños y a las ilusiones de omnipotencia, debe aprender el arte de la resistencia en el espacio de la libertad y, por consiguiente, ser consciente de la prueba como experiencia esencial a su libertad: ¡sin tentación no hay libertad!
Enzo Bianchi analiza las tentaciones a las que se enfrentó Jesús, para descubrir su esencia y mostrar lo que tienen de común con las que nos salen al encuentro a nosotros.
Novedoso manual que aborda uno de los terrenos de la teología más interesantes y menos sistematizados, el modo en el que el hombre se une a Dios guiado por el Espíritu.
Por Teología Espiritual se entiende la disciplina teológica que estudia la vida "según el Espíritu" como proceso progresivo de comunicación y unión de amor entre el ser humano y la Santísima Trinidad, bajo la acción santificadora del Espíritu Santo. ¿Cuáles son los rasgos característicos de esta vida? ¿Qué factores determinan su crecimiento? ¿Cuáles son las etapas o fases de su desarrollo? Éstas son algunas de las preguntas a las que trata de dar respuesta este manual, que el autor ha querido titular empleando unas palabras de San Pablo que señalan magistralmente la identidad más profunda del cristiano: "Guiados por el Espíritu de Dios".
El libro se estructura en cuatro partes. Después de un primer capítulo introductorio sobre el estatuto científico de la Teología Espiritual, la primera parte: La vocación a la plenitud de la vida espiritual, estudia la llamada de Dios a la criatura humana para establecer una comunión de vida con ella. En la segunda: En comunión con la Santísima Trinidad, se trata del fundamento teológico más profundo de la vida espiritual, es decir, de la relación del cristiano con cada una de las Personas divinas. En la tercera: Las dimensiones constitutivas de la vida espiritual, se analizan los rasgos de la vida espiritual que contribuyen de modo decisivo a perfilar su fisonomía característica, como la Iglesia en cuanto lugar de encuentro con Jesucristo y el Espíritu Santo, la Santísima Virgen, como miembro eminente de la Iglesia y modelo de perfecta identificación con Cristo, y el mundo como ámbito existencial donde se desarrolla la vida del cristiano. Al estudio de la vida espiritual desde la perspectiva de la colaboración del ser humano con la acción santificadora del Espíritu Santo, está dedicada la cuarta parte: El dinamismo de la vida espiritual.
Un testimonio que no es ajeno al dolor ni a la duda. Un viaje desde la subcultura gay hacia una nueva vida. Un diario del descubrimiento de la fe católica.
David Morrison nos ofrece un impresionante testimonio en el que no es ajeno al dolor ni a la duda. Esta es la historia de su viaje desde una activa subcultura gay hacia una nueva vida. Este es su diario del descubrimiento de la fe católica. Es una historia de conversión real, en carne y hueso, similar a los difíciles ecos de San Agustín; el tipo de historias que permanecen mucho tiempo en la memoria. Pero cuidado: Cualquiera que busque un estímulo espiritual al azar, o una rápida lectura con la que ocupar su tiempo libre, debería cerrar inmediatamente este libro. Apremiante, lo es. Conmovedor, también.
El autor no cree que se haga un servicio a la verdad cuando se revisa la fe cristiana para aprobar o dar espacio a la actividad homosexual. Al contrario, piensa que no es solo moralmente errónea, sino que es destructiva porque aleja a la persona de Dios y del auténtico bien humano. Sin embargo, al mismo tiempo, escribe con gran delicadeza, equilibrio, inteligencia y respeto hacia aquellos que intentan dar un sentido a su homosexualidad.
"El amor de Dios por todos sus hijos, no importa cuáles sean sus condicionamientos personales, nunca falla. Y el significado de la sexualidad humana y de la llamada cristiana a la castidad se dirige a todo el mundo con la misma fuerza y el mismo amor".
"Una de las mejores explicaciones y apologías de ética sexual. No solo acepta lo que la Iglesia enseña, sino que lo comprende con su corazón, como quizá únicamente alguien que ha pagado un alto precio por encontrar la verdad puede hacerlo" Charles J. Chaput, Arzobispo de Denver.
El Cardenal nos orienta en el camino de la humildad y del amor.
Lo conocimos por sus gestos, ahora lo conocemos por su palabra
Nos complacemos orgullosos de seguir transmitiendo, como Editorial Católica, las palabras de nuestro Pastor, que iluminaron el caminar de nuestro pueblo. Por ello la necesidad de presentar este libro con la selección más exquisita de un hombre que sorprende al mundo entero con sus gestos y su palabra.
Este nuevo libro que presentamos, son “experiencias de vida”, un resumen del corazón de nuestro Papa Francisco. Porque “del abundancia del corazón habla la boca”.
En el Prólogo el P. Alonso Sánchez cmf, Director de Editorial Claretiana, presenta esta nueva obra con una sencilla, pero profunda reflexión “Gota a gota, día a día, esta obra te presenta pequeños sorbos, para disfrutar y saborear pausadamente. Saciarán la sed y nos permitirán continuar el camino del encuentro con el Dios de la Vida en los ríos de la calle” “Pequeños momentos de acercamiento al corazón del Papa, a lo más íntimo y reservado que una persona tiene, el lugar donde resuena la voz de Dios en la propia vida, el sagrario interior”
Seguimos sorprendidos, contentos y esperanzados por nuestro nuevo papa Francisco. Tuvimos miles de muestras de un nuevo lenguaje de palabras, gestos y actitudes que nos hablan de una renovación posible en la Iglesia, la Iglesia de Jesús.
Y él ha tenido la deferencia de confiarnos la tarea de sostenerlo con nuestra oración diaria. La necesita tanto como nosotros; aun así nos comprometemos a nutrir y acompañarlo cada día con nuestra ofrenda de orar por sus necesidades.
Les compartimos estos textos actuales. No hay grandes revelaciones ni frases lapidarias, son experiencias de vida, de aproximación a situaciones que provocaron reflexiones de pastor. Un pastor con “olor a oveja”, algo que solo puede sentir y transmitir aquel que las conoce, las carga sobre sí y se encarga de ellas.
Introducción, notas, revisión de texto e índices por Eugenio Alburquerque Frutos, SDB
Pío XI afirma que San Francisco de Sales (1567-1622), obispo de Ginebra y Doctor de la Iglesia, «representa un ejemplo admirable de santidad», y que lo muestra «escribiendo sobre la vida de perfección cristiana que propone de manera asequible a todos los hombres». Muchas fueron las obras que escribió acerca de esta cuestión; entre ellas destaca, de manera especial, la Introducción a la vida devota. El libro recoge, en realidad, un conjunto de escritos que, a manera de pequeños tratados espirituales, el autor había dirigido a diversas personas. La Editio Princeps apareció en enero de 1609. Causó un impacto muy fuerte, tuvo un éxito fulgurante y su difusión fue muy rápida. Aún en vida del autor, la Introducción se tradujo a las principales lenguas de Europa: italiano, inglés, flamenco, español, alemán, y puede decirse que, hasta hoy día, son ya más de mil quinientas ediciones las que siguieron a la primera en diversas lenguas. Durante mucho tiempo, la Introducción a la vida devota se convirtió en el vademécum de los cristianos que, sin querer o poder dejar el mundo, aspiraban a vivir coherentemente la fe cristiana. Esta obra, reconocida hoy como uno de los grandes clásicos de la espiritualidad católica, representa, pues, la cristalización salesiana del mensaje de la santidad laical, la santidad en el mundo, la santidad para todos, que, especialmente después del Vaticano II, constituye el mensaje eclesial.
En este libro (¡ya es su cuarta edición!) se nos narra con viveza y un estilo magistral el triste episodio acaecido en Barbastro en 1936. En el contexto de la Guerra Civil española, los conocidos beatos mártires claretianos de Barbastro consiguieron formar un grupo compacto y unido en la fe, a pesar de las circunstancias. De 60 miembros de la comunidad, 51 de ellos morirían víctimas de aquel odio desatado hacia todo lo que era la fe y sus representantes en aquellos trágicos días. Eran tan solo unos seminaristas que querían entregar su vida a las misiones. El libro es, probablemente, el documento histórico sobre los hechos más objetivo y cercano a lo sucedido. Por ello, este texto ha sido la base del guión de la película "Un Dios Prohibido", que ha saltado a las carteleras del cine comercial en la primavera del año 2013.
Gabriel Campo Villegas
Misionero claretiano, sacerdote. Nació en Barbastro (Huesca) en 1933. Estudió Derecho, Filosofía y Teología, pero su vida quedó unida a la lengua y la literatura, asignaturas de las que fue Catedrático y apasionado profesor durante años. Su infancia quedó marcada por el enfrentamiento de la Guerra Civil y su Barbastro natal. Gran conocedor de su tierra, investigó, escribió y describió como nadie los hechos relatados. igualmente, fue un gran impulsor de la causa de Ceferino Jiménez, El Pelé, primer gitano elevado a los altares. Murió en septiembre de 2007.
Con respecto a la espiritualidad ignaciana y jesuítica, el P. Ignacio Iglesias (1925-2009) representa uno de sus impulsores más decisivos y eficaces en el ámbito de lengua castellana y, por extensión, en toda la Compañía. Sus ocupaciones como hombre de gobierno, primero, y su infatigable labor apostólica después no le permitieron elaborar sistemáticamente su magisterio, pero sí esparcirlo en forma de innumerables artículos y algunos libros. Este tomo de la Colección «Manresa», de la que fue iniciador, pretende recoger lo mejor de esa sabiduría dispersa que él nos legó. Pretende ser, al mismo tiempo, un homenaje vivo a su memoria y un estímulo para los estudiosos de san Ignacio que vienen tras él.
Los artículos recogidos en este libro, 23 exactamente, están organizados en torno a tres ejes: «Ejercicios espirituales», «Mundo y misión en Ignacio de Loyola» y «El carisma ignaciano hoy». El último de ellos está dedicado a la memoria del P. Arrupe, con quien Ignacio Iglesias trabajó muy estrechamente durante más de nueve años. Le siguen, como complemento necesario, una bibliografía lo más exhaustiva posible de los escritos de Ignacio Iglesias y, finalmente, un apartado con la procedencia bibliográfica de cada capítulo.
El propósito de la presente obra es incidir, desde una perspectiva teológica, en el discurso de la espiritualidad y las espiritualidades, un discurso tan generalizado como poco o mal definido en muchas ocasiones. En esta propuesta de una mística de ojos abiertos, el autor no hablará solo del perfil irrenunciable de la espiritualidad cristiana, sino que también irrumpirá en el debate actual, marcado por la crisis, sobre Dios y la Iglesia, sobre las religiones y los ámbitos seculares.
Según Metz, la espiritualidad cristiana no debe rehuir dicho debate ni neutralizar las decepciones ocasionadas por las fallidas reformas de la Iglesia. Estas decepciones, muy arraigadas ya en gran parte de la sociedad, degeneran a menudo en una gran indiferencia con respecto a la vida de la institución. ¿Puede contribuir una espiritualidad teológicamente imbuida a que la Iglesia recupere lo que ha perdido a lo largo de la historia? El autor ha escrito estas páginas porque cree en esa posibilidad y no considera sustituible el perfil católico del cristianismo eclesial —en el sentido más ecuménico de la palabra— cuando se trata de enfrentarse finalmente con los ojos abiertos a los retos de una crisis (de Dios) histórica.
«La fe cristiana es, a no dudarlo, una fe buscadora de justicia. Ciertamente, los cristianos deben ser místicos, pero no exclusivamente en el sentido de una experiencia individual espiritual, sino en el de una experiencia de solidaridad espiritual. Han de ser “místicos de ojos abiertos”. […] Son ojos bien abiertos […] los que nos hacen volver a sufrir por el dolor de los demás: los que nos instan a sublevarnos contra el sinsentido del dolor inocente e injusto; los que suscitan en nosotros hambre y sed de justicia, de una justicia para todos.» S