Al igual que en el tomo anterior, los 18 textos reunidos en este último volumen de los Sermones parroquiales no formaron parte de la primera edición de 1842, previa a la conversión de Newman al catolicismo, sino que fueron incluidos en la reedición de 1968. Al ser reeditados el propio Newman pudo comprobar, con gran alegría, que podía suscribir como sacerdote católico todo lo que había predicado como clérigo anglicano.
Los sermones de este volumen abarcan diversas épocas y temáticas, aunque únicamente cuatro de ellos son posteriores al decisivo verano de 1839, en el que Newman tuvo la visión intelectual de que «después de todo, Roma tiene razón». Siendo los asunto de los que tratan muy variados --la conciencia, la verdad, la primacía de lo sobrenatural frente a la mundanidad, los milagros y la fe, el pecado, la conversión-- el tema más recurrente es el de la obediencia, pudiendo ser interpretados algunos de los sermones dedicados a ella en clave biográfica.
Edición típica para México según la tercera edición típica latina, aprobada por la Conferencia del Episcopado Mexicano y reconocida por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Características generales: Materiales de máxima calidad para la cubierta y las pestañas. Estampaciones en dorado y en golpe seco. Cantos dorados. Cintas de registro anchas y en color oro. Estuche individual
Edición preparada por Pablo Cervera Barranco.
Para aquellos domingos en que la predicación no tenía lugar en marco litúrgico, el Papa mismo se ocupaba de suplir esa carencia con sus breves y jugosas intervenciones con ocasión del rezo del Ángelus y del Regina caeli. Por ese motivo han sido reunidas aquí las que recogen referencia expresa de Benedicto XVI a los textos litúrgicos de la misa dominical.
Por ser este volumen cronológicamente el primero en publicarse, recogemos en este ciclo C las predicaciones con ocasión de solemnidades, fiestas o memorias de los santos.
Evangelio 2016. Camino, verdad y vida - Ciclo C nos ofrece los Evangelios que se proclaman en la Misa diaria. Los domingos incorporan todas las lecturas y la antífona del salmo responsorial. Cada día ofrece un comentario pastoral y espiritual, precedido de un titular, y una sencilla oración. La página se complementa con el tiempo litúrgico correspondiente, la semana del salterio para la Liturgia de las Horas, la abreviatura de las lecturas del día, la memoria litúrgica, el santoral completo y la jornada conmemorativa para determinados días del año. El Evangelio ofrece, además, el Ordinario de la Misa, un calendario litúrgico, un índice alfabético de santos y advocaciones marianas, con la fecha de su celebración, un compendio de las principales oraciones del cristiano y un examen de conciencia en treinta preguntas. Disponible en dos tamaños, el Evangelio dedica una página para cada día, de lunes a sábado, y una doble página para los domingos.
¿Por qué el Evangelio no es -con demasiada frecuencia- el criterio y la fuerza que organiza nuestra vida y nuestra convivencia con los demás?
Quizá esto nos suena a sermón. O lo vemos como una serie de mitos y leyendas increíbles. Y hasta suele ocurrir que haya quienes ven en el Evangelio un libro de religión, uno más entre tantos otros que ni interesan ni convencen a mucha gente. Y es que, a poco que se piense, se nos puede ocurrir una pregunta que no es fácil de responder: ¿podemos asegurar que los pueblos y países en los que más se lee el Evangelio son aquellos en los que la gente es más honrada, más honesta, más sincera, más fiable, más buena gente? En otras palabras, ¿por qué no vemos la coherencia -que deberíamos ver- entre Evangelio y Ética?
Sin duda los cristianos necesitamos un encuentro con el Evangelio que produzca en nosotros la misma reacción que produjo en quienes lo vieron y lo oyeron en tiempo de Jesús: entusiasmo en los que sufren y rechazo en los causantes del sufrimiento. Se comprende por qué el papa Francisco insiste tanto en que llevemos siempre con nosotros un ejemplar de los evangelios.
Y en que lo leamos con frecuencia.
Gran parte de los cristianos se encuentran hoy en un estado de “analfabetismo religioso”, según una expresión bien gráfica de Benedicto XVI, que se corrige no solo mediante la enseñanza espiritual: es necesaria también una alfabetización litúrgica.
Cincuenta años después del Concilio Vaticano II todavía quedan en él riquezas por descubrir. Su reforma litúrgica no pretendía simplemente cambiar unos textos, sino más bien renovar una mentalidad: hacer de la Misa el centro y la raíz de la vida cristiana. El autor ofrece en estas páginas una ayuda para lograrlo, partiendo de cada palabra y de cada gesto de la celebración.
Juan José Silvestre Valor (Alcoy, Alicante, 1973) es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y en Historia de la Iglesia por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, donde es Profesor de Teología Litúrgica. Sacerdote, Doctor en Liturgia por el Pontificio Istituto Liturgico Sant’Anselmo de Roma, fue consultor del Ufficio Celebrazioni Liturgiche del Sommo Pontefice y en la actualidad es consultor de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
La liturgia es el corazón de la Iglesia, la cima de nuestra actividad y, al mismo tiempo, la fuente de donde obtenemos fuerza para desarrollarla. Por eso, nada tiene de extraño que la reforma de la liturgia fuera la reforma posconciliar de mayores consecuencias. La reforma litúrgica ha marcado como ninguna otra el rostro de la Iglesia posterior al concilio Vaticano II; sin embargo, también ha suscitado como ninguna otra reforma la acerba crítica de los círculos tradicionalistas.
A la vista del actual debate sobre la liturgia, Walter Kasper responde a la pregunta sobre cómo se puede seguir hoy adelante: no se trata de romper con la tradición y de innovar por innovar, sino de llevar a cabo una renovación desde el espíritu de la liturgia y su tradición, que es una tradición viva. Solamente una renovación litúrgica semejante propiciará la necesaria renovación eclesial. La renovación debe nacer de una reflexión teológica y acontecer en confrontación crítica y a la par constructiva con el espíritu de la época. De ahí que el cardenal Kasper no se centre tanto en propuestas concretas de reforma, que no escasean, sino en una reflexión sobre el espíritu y el sentido de la liturgia ante la crisis de la Modernidad.
«La liturgia es el corazón palpitante de la Iglesia. Por eso era inevitable que ya desde mi juventud y mis años universitarios me ocupara de este tema. [Y también] en cursos periódicos durante los más de veinte años que duró mi actividad académica… Los encuentros con las Iglesias ortodoxas me han permitido aprender mucho de su profunda comprensión del misterio litúrgico. En los diálogos con los cristianos evangélicos, el arduo camino hacia una comprensión compartida de la eucaristía y la celebración en común de la misma ha sido un objetivo permanente. La contribución que abre el presente volumen, en la que se abordan desde una óptica fundamental diversos Aspectos de una teología de la liturgia, ha sido escrita en el último año a la vista de los nuevos debates, en parte vehementes, sobre la renovación posconciliar de la liturgia» (Tomado del Prólogo).
WALTER KASPER nacido en 1933, nacido en 1933, doctor en teología y profesor de Dogmática, fue obispo de la diócesis de Rotemburgo-Stuttgart de 1989 a 1999. Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, fue elevado a cardenal en 2001. Es uno de los principales teólogos actuales y goza de un respeto generalizado en el mundo ecuménico. La editorial Sal Terrae está publicando la edición en lengua española de su Obra Completa.
Además de La misericordia, El evangelio de la familia y Teología del matrimonio cristiano, entre los libros de Kasper que han visto la luz en la editorial Sal Terrae destacamos: El Evangelio de Jesucristo / Jesús el Cristo / La Iglesia de Jesucristo / El Dios de Jesucristo / Caminos hacia la unidad de los cristianos / El papa Francisco: Revolución de la ternura y el amor.
GEORGE AUGUSTIN (ed.), catedrático de Teología dogmática y fundamental, es director del Instituto de Teología, Ecumenismo y Espiritualidad «Cardenal Walter Kasper».
Una novedad importante: la primera traducción en español del misal hispano-mozárabe, en la parte correspondiente al propio del tiempo.
¿Qué significa realmente adorar a Dios? ¿Qué relevancia tiene esta cuestión en una sociedad posmoderna? ¿Es necesario insistir en la adoración de un Dios al que no vemos? ¿No deberíamos promover antes una mentalidad urgida por el bien del hombre al que sí vemos?
Son cuestiones que interpelan indudablemente no sólo a los bautizados, sino también a quienes descubren en su interior la pregunta acerca del sentido.
Desde la perspectiva particular de las ciencias humanas, pasando por el quehacer teológico, hasta llegar a algunas formas de la liturgia cristiana, los autores de esta obra ofrecen una respuesta articulada y suficiente.
Es un libro de alta divulgación donde el lector encontrará un mapa y los instrumentos necesarios para interpretarlo, así como aquellas indicaciones prácticas que le permitan recorrerlo en su vida cotidiana.