Al celebrar la Semana Santa, no solo recordamos que Jesucristo murió y resucitó por nosotros y para nuestra salvación, sino que lo hacemos presente en un espacio y en un tiempo preciso. Ante tal representación es preciso ser actores y no espectadores, esto significa entender y comprender lo que estamos celebrando. A este propósito sirven estas páginas.
«El poder de perdonar los pecados que Cristo tenía en exclusiva (solo Dios perdona los pecados, cf. Mc 2,7) y que concedió a los apóstoles y a sus sucesores (Jn 20,23) para que pudieran perdonarlos en su nombre, es un don inimaginable, porque Dios, cuando perdona, no solo perdona, sino que olvida. Y no solo olvida, sino que nos recrea porque perdona con su poder creador, devolviéndonos la dignidad que tuvimos de niños».
José Antonio Sayés, doctor en Teología por la Universidad Gregoriana (Roma) y profesor de Teología fundamental en la Facultad de Teología de Burgos, es autor de numerosos li­bros, entre los que destacan Señor y Cristo (2005), Teología y relativismo (2007), Teolo­gía fundamental (32009), La gracia de Cristo (2010) y ¿Por qué creo? (2013).
El bautizado experimenta una íntima fractura debida al pecado en el que incurre cuando se deja arrastrar por seducciones que, antes que plenificarle, le esclavizan. Se alza, entonces, desde su conciencia el gemido que busca una restauración que sane su fragilidad congénita. Ahí es donde puede acontecer el signo sagrado de la Reconciliación rehaciéndole en su ser sinfónico. Al cristiano que sufre un grave decaimiento en su salud, y que, en medio de su experiencia de la Cruz, ejerce su sacerdocio bautismal en la entrega de sí mismo, Cristo le visita con la ternura de la santa Unción: a través de ella, el Eterno ilumina de esperanza el sufrimiento humano, transfigurado por el sufrimiento de quien es Vencedor porque es Víctima.
Mediante un lenguaje actualizado y sencillo se presentan los contenidos centrales y la doctrina fundamental sobre cada uno de los temas nucleares de la liturgia y los sacramentos. Estos temas son presentados desde una perspectiva antropológica, teológica, celebrativa y pastoral. Por eso el material se ordena según una dinámica formativa y catequética integral, que permita unir y complementar armónicamente doctrina y vida, acontecimiento y sentido, contenido y celebración, rito y compromiso, experiencia de fe y razones de esperanza. La metodología seguida pretende ayudar a pensar desde claves celebrativas y mistagógicas.
Un manual sobre la liturgia y los sacramentos completo y accesible, para laicos y ministros ordenados, animadores y participantes, dispuestos a profundizar y mejorar la celebración comunitaria y personal de la fe.
¿Qué es la confesión? Esta pregunta, en apariencia sencilla, sólo puede responderse correctamente de manera interdisciplinar, teniendo en cuenta a la vez las perspectivas teológica, litúrgica y pastoral.
El lector está invitado a redescubrir la riqueza de sentidos que atesora el término «confesión», que no puede reducirse a la confesión de los pecados, sino que debe remitirse en primer lugar a Dios, pues al confesar sus infidelidades, el hombre confiesa ante todo al Señor siempre fiel.
En su exposición, el autor concede un lugar fundamental a las plegarias que a lo largo del tiempo se han empleado en Oriente y Occidente para celebrar el sacramento del perdón. De este modo, la lex orandi se convierte en guía y camino de la lex credendi en la Iglesia.
Esta nueva edición de la Historia de la liturgia ofrece el texto actualizado conforme a las últimas ediciones italianas, subsanando aquellas erratas o imprecisiones que se han advertido y completando las referencias bibliográficas de Righetti. Además, se han añadido indicaciones sobre la situación actual de la liturgia, tanto en lo que se refiere a las celebraciones como a los libros litúrgicos. Estas notas ofrecen al lector una ayuda para relacionar con precisión el pasado y el presente. También se han añadido algunas referencias bibliográficas actualizadas, apuntando reediciones y traducciones al español que servirán de ayuda a aquellos que quieran profundizar en algunos puntos concretos.
Mario Righetti (Génova, 1882-1975) fue durante muchos años profesor de liturgia en el Seminario Archiepiscopal de Génova. Académico pontificio y consultor de la Congregación de Ritos, fue nombrado perito de liturgia y arte en el concilio Vaticano II. Fruto fundamental de su larga actividad docente e investigadora fue la Historia de la liturgia, una magna obra de cuatro volúmenes, el primero de los cuales vio la luz en 1944.
Mucha sabiduría de siglos, sobre todo del Oriente cristiano, se recoge en estas páginas. Por ello, recomiendo vivamente su lectura. Tanto el card. Spidlík como el p. Rupnik nos hablan de sí mismos: el primero, de su sabiduría acumulada en tantos años de contacto con los grandes maestros espirituales; el segundo, de su actividad artística, impulsada también ella por el deseo de hacer que los hombres conozcan a Dios. Uno de los aspectos del «conocimiento» es, sin duda, gustar la belleza divina, la visión de la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo (cf. 2 Cor 4,6). El lector tiene en sus manos un excelente instrumento para penetrar cada vez más en la luz del Dios amor. (Del prólogo de mons. L. F. Ladaria, SJ, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe).
El profesor Rahner plantea en este volumen una cuestión que los tratados de teología dogmática suelen pasar por alto y que merece un análisis a fondo, a saber la institución por nuestro Señor de cada sacramento en particular. El autor establece un nuevo y más profundo punto de partida para esta cuestión al presentar los sacramentos como autorrealizaciones de la Iglesia, y a la Iglesia misma como sacramento fundamental y primordial, como sacramento de los sacramentos. La primera parte de este estudio enfoca la estructura sacramental de la Iglesia, considerada como la presencia histórica y escatológica de la salud y de la misericordia divina en Jesucristo. A l partir de esta concepción teológica, pasa a un segundo plano la cuestión acerca de cuántos son los sacramentos que aparecen en las Sagradas Escrituras como expresamente instituidos por Jesús. La segunda parte se ocupa de cada uno de los sacramentos en particular, poniendo como base la eucaristía en cuanto sacramento de la presencia histórica y escatológica de Cristo, mientras que considera los demás sacramentos como desarrollos del sacramento primordial de la Iglesia, que se extienden a la situación vital de los individuos. De estas consideraciones surgen provechosas perspectivas para la piedad sacramental y al mismo tiempo personal.