Del libro de Job dijo J. W. Goethe que «funde poesía, religión y filosofía». Para Lord Byron es «el primer drama del mundo». G. K. Chesterton, a propósito del carácter alegórico de toda gran literatura, escribió: «La Ilíada es grande sólo porque toda vida es una batalla, la Odisea porque toda vida es un viaje, el libro de Job porque toda vida es un enigma». Y, más contemporáneamente, también se han referido al libro de Job estudiosos de la literatura como G. Steiner: «Job el edomita grita pidiendo sentido... Pide a Dios que se dé sentido a Sí mismo», y N. Frye: «Quien se interese por la Biblia y la literatura acabará dando vueltas en torno al libro de Job como un satélite».
Job ofrece una nueva versión en castellano del libro bíblico más moderno y provocador. Esta nueva traducción transmite su lirismo y fuerza espiritual recuperando su carga simbólica y literaria a partir del contexto religioso del Antiguo Oriente. En ella vibran las diversas voces que resuenan en el texto —las de Job, su mujer, amigos y enemigos, Yahvé y Satán— en un castellano actualizado, que sigue las normas de la restauración: limpiar sin ocultar. En la segunda parte se hace un extenso recorrido por las numerosas y encontradas interpretaciones que la obra ha suscitado en el judaísmo, cristianismo e islam, así como su reflejo en la literatura, iconografía y pensamiento de cada época.
Este comentario nace tras muchos años de estudio y enseñanza de la teología del Antiguo Testamento y llega también tras muchos años de haber rezado y meditado los salmos. En definitiva, una obra que aspira a ser libro de disfrute y de oración.
Tras un examen comparativo de las principales versiones de Sir 51,1-12, se propone un texto hebreo que, a nuestro juicio, es el más cercano al original que escribió Ben Sira. El estudio de esta composición, situada al final del Sirácida, revela que se trata de un bello salmo de acción de gracias.
En su libro, Ben Sira ha enseñado a sus alumnos que sólo mediante la prueba se adquiere el estatus de sabio y cómo el recurso a la oración se hace indispensable para adquirir la verdadera sabiduría. El sabio de Jerusalén ilustra el final de su obra con una experiencia personalque resume toda su enseñanza: la oración es poderosa, ya que te recuerda que Dios camina a tu lado.
Llama la atención que, ya en el siglo II a.C., un judío suplicara a Dios con las siguientes palabras: “Tú eres mi padre... no me abandones en el día de la angustia” (Sir 51,10).
El estudio e interpretación de los salmos representa para Hans-Joachim Kraus el trabajo de toda una vida. En primer lugar, fija el texto a partir del masorético y de las traducciones más antiguas. Después de tener en cuenta los títulos que el mismo Salterio aplica a cada uno de los salmos, analiza cuidadosamente su forma poética, respetando el texto por encima de las exigencias métricas; por último, organiza los salmos según los diversos géneros literarios.
A lo largo de su comentario, el autor evita toda alegorización que desligue los salmos de la historia de Israel. En esta línea, se esfuerza por hallar dentro de la historia de las tradiciones del Antiguo Testamento el proceso de transmisión del Salterio. Kraus lee siempre los salmos desde la perspectiva de la fe, y descubre en ellos –con la mirada atenta al Nuevo Testamento– un lenguaje sobre Dios, una teología.
Celebrar 85, 272 pág. A partir del texto de los salmos, y con un gran respeto por su contenido y sentido, el autor nos ofrece una selección, un extracto, que se convierte en un espléndido libro de oración, susceptible de muchas utilizaciones, tanto personalmente como en grupo