
Una reflexión filosófica rigurosa y actualizada sobre la pregunta más radical que puede hacerse el hombre: la existencia y naturaleza de Dios.
La cuestión acerca de Dios constituye la pregunta más radical que puede hacerse el hombre y con la que acaba enfrentándose antes o después. Dicha pregunta deriva tanto de una demanda existencial como de la exigencia intelectual de ser coherente con lo que es constitutivo de la racionalidad humana. El presente volumen pretende introducir en la reflexión filosófica que permite afrontarla con seriedad. Para ello, en primer lugar, considera desde una perspectiva existencial cómo surgen la inquietud religiosa y la convicción de la existencia de Dios. En segundo lugar, analiza las posturas que han conducido a una respuesta negativa en un contexto cultural caracterizado por el secularismo. En tercer lugar, indica cómo se plantea metafísica-mente la reflexión en torno a la existencia de Dios y la pregunta acerca de quién es. Finalmente, los dos últimos capítulos introducen en el seno del pensamiento metafísico, teniendo en cuenta las pautas culturales de la sociedad de hoy y mostrando la relevancia de las reflexiones especulativas sobre la existencia de Dios y sobre su naturaleza .
Luis Romera es profesor de metafísica y decano de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma). Es autor de los siguientes libros: Pensar el ser (1994), Dalla differenza alla trascendenza in Tommaso d´Aquino e Heidegger (1996, segunda edición aumentada 2006), Introduzione alla domanda metafisica (2003) y Finitud y trascendencia. La existencia humana ante la religión (2004).
El hombre, con palabras de Zubiri, «no tiene, consiste en religión», o sea, es religión, religación respecto de lo divino. Lo que uno tiene puede perderlo. Lo que se es, no se deja de serlo mientras se es o existe. De ahí la universalidad del sentido religioso. De ahí que quien no acepta la religión tradicional se incorporará a otra, tal vez a una secta de signo religioso, mágico o ideológico, incluso elaborará su propia religión alternativa, aunque profese no ser religioso, creyente. Aunque el ideal sea la unidad, la experiencia hay y habrá no una, sino muchas religiones. La Historia de las religiones es como el punto de partida de todas las llamadas «ciencias de la religión»: Filosofía de la religión, Sociología de la religión, Psicología de la religión, etc., así como de la recién nacida Teología/s de la religión o religiones. Todas presuponen el conocimiento de las diversas religiones, al menos en sus líneas generales y en sus rasgos individuantes caracterizadores.
Manuel Guerra Gómez ha publicado más de cien artículos sobre temas filológico-teológicos y de historiografía religiosa, y 26 libros, entre ellos: Diccionario enciclopédico de las sectas, 2ª ed. (BAC, 2005), Las sectas y su invasión de mundo hispano: una guía (Eunsa, 2003), Evolución del universo, de la vida y del hombre. ¿El hombre, compuesto de cuerpo físico o material, cuerpo energético o inmaterial y alma espiritual? (Intereconomía, 2009), 100 preguntas clave sobre New Age (Monte Carmelo, 2004), El enigma del hombre, 3ª ed. (Eunsa, 1999), La trama masónica, 4ª ed.(Styria, 2008), Jesucristo y nosotros (Ucam, 2002).
Edición bilingüe dirigida, anotada y con introducciones por León Amorós, ofm; Bernardo Aperribay, ofm; y Miguel Oromí, ofm. Prólogo de León Villuendas Polo, ofm.
«San Buenaventura es un poeta; pero, sobre todo, es un metafísico por temperamento. Por eso recurre para expresar las experiencias franciscanas a las resplandecientes fórmulas de la “sophia”, al ejemplarismo, a los vestigios, imágenes y semejanzas de Dios y a los reverberos divinos, en la parte superior de nuestra alma.
Es, pues, cosa clara que San Buenaventura suspira por la luz y suspira por el amor, pero subordinando la luz al amor. Todos sus esfuerzos se dirigen, ante todo, a cultivar la “centellita de la sindéresis”, ese dulce peso del alma al bien, que si en el orden natural se manifiesta imperfecta e insuficientemente, en las almas deificadas por la gracia halla gradual y colmada perfección hasta convertirse en la fruición plena y beatificante de la gloria.
Más aún: las obras de San Buenaventura son vida, y vida exuberante que brota de su comunicación con Dios. A veces nos ofrecen vistas panorámicas de insuperable belleza desde el monte altísimo de las ideas ejemplares de Dios, y a veces guían la subida del alma que anhela unirse con Dios en la mística cumbre. Aquí descubren las vetas de las iluminaciones científicas que se reducen a la teología, cuyo término es la verdadera sabiduría; allí señalan con misión trascendente, como el Precursor a Cristo, al que es nuestro único Maestro, camino, verdad y vida. Siempre y en todas partes, San Buenaventura es el mismo: el Doctor Seráfico, que enseña a reducir el alma, por medio de Cristo, al sumo Bien, infinitamente difusivo.
Muchos son los que experimentan hoy día cuán necesario es unir la santidad de vida con la ciencia sagrada, evitando toda especulación exagerada. Pues bien; la teología de San Buenaventura responde maravillosamente a estas exigencias actuales, puesto que así ella, como todas las ciencias que prestan vasallaje a ella, se ordenan a la caridad, término y meta de todas las aspiraciones del hombre». (Del Prólogo).
Primera edición en la serie "BAC Thesaurus" , basada en la ed. de 1968.
6 vols.: I: Dios y las criaturas (NO0006); II: Jesucristo (NO0009); III: Camino de la sabiduría (NO0019); IV: Teología mística (NO0028); V: Santísima Trinidad. Dones y preceptos (NO0036); VI: Perfección evangélica. Apología de los pobres (NO0049).
“La muerte es lo más trágico de la vida humana. Mas, si no queremos sufrir la muerte en torno a nosotros y en nosotros pasivamente, con inerte resignación; si debemos y queremos mas bien enfrentarnos con el destino de la muerte como hombres que no sólo somos materia, sino también espíritu, y esperarla con corazón alerta y ojos abiertos, puede ser importante y buena una teología de la muerte, que no se espanta del sobrio trabajo de los conceptos”. Karl Rahner
Karl Rahner parte de la fenomenología para mostrar que el cristianismo puede enfrentarse a la muerte serena y confiadamente. La muerte como conmorir con Cristo es punto culminante de la apropiación de la salvación basada en la muerte.
Propuesta de una nueva manera de afrontar la enfermedad, tanto propia como la de un ser querido: elegir vivir la enfermedad juntos y abandonar comportamientos que encierran a los sanos y a los enfermos en sus universos respectivos
La presente Historia de la Teología Moral viene a colmar una carencia. Faltaba una exposición amplia y bien organizada sobre el devenir de la reflexión teológico-moral. Este autor lo hace con la visión sistemática que posee de todo el campo de la moral cristiana.
El lector constatará que se trata de una historia integral de la moral cristiana: se combinan los textos con la vida; se relaciona la moral con las restantes disciplinas teológicas, sobre todo con la espiritualidad y la pastoral; a los documentos propiamente teológicos se le añaden otros de la literatura, del arte, de la simbólica; el texto moral concreto es relacionado con la biografía del autor y los dos, texto y autor, con las coordenadas de tiempo y espacio.
En este tomo se analiza y expone el contenido moral que aparece en la literatura eclesiástica del llamado Cristianismo Antiguo, período correspondiente a la época patrística. Esta época constituye uno de los momentos privilegiados de la moral cristiana, tanto en lo que ésta tiene de vida como en lo que tiene de reflexión. La forma de vida cristiana recibe su configuración decisiva en los primeros siglos de la Iglesia. Por su parte, la reflexión teológico-moral tiene sus inicios en los escritos de esta época
En una época de profunda y caótica dispersión espiritual, la razón humana, que antaño supo reivindicar su plena y legítima autonomía, ha preferido gastar sus mejores energías en la consecución de logros materiales.
Paul Tillich se esfuerza por elaborar una construcción intelectual sistemática a partir del análisis ontológico de la existencia humana, pues sólo desde éste resulta posible determinar las cuestiones decisivas y situar las respuestas que el mensaje cristiano aporta.
Este «método de correlación» es de una extraordinaria fecundidad; no en vano, los contenidos culturales y religiosos que aporta el hombre se convierten en fuentes que alimentan la teología, tan válidas como la Biblia y la historia de la Iglesia. Tillich logra así inscribir el mensaje cristiano en el hondón del ser, mostrándolo como su más íntima culminación y su más profunda plenitud.
En este primer volumen se recogen la Introducción general al sistema y las dos primeras partes: la razón y la búsqueda de la revelación, y el ser y la cuestión de Dios.
1. La razón y la búsqueda de la revelación;
2. La realidad de la revelación;
3. El ser y la cuestión de Dios;
4. La realidad de Dios.
En una época de profunda y caótica dispersión espiritual, la razón humana, que antaño supo reivindicar su plena y legítima autonomía, ha preferido gastar sus mejores energías en la consecución de logros materiales.
Paul Tillich se esfuerza por elaborar una construcción intelectual sistemática a partir del análisis ontológico de la existencia humana, pues sólo desde éste resulta posible determinar las cuestiones decisivas y situar las respuestas que el mensaje cristiano aporta. Este «método de correlación» es de una extraordinaria fecundidad; no en vano, los contenidos culturales y religiosos que aporta el hombre se convierten en fuentes que alimentan la teología, tan válidas como la Biblia y la historia de la Iglesia. Tillich logra así inscribir el mensaje cristiano en el hondón del ser, mostrándolo como su más íntima culminación y su más profunda plenitud.
Los problemas debatidos en este segundo volumen –el concepto de la alienación del hombre y la doctrina de Cristo– constituyen para Tillich el corazón de toda teología cristiana. Representan la más extensa de las cinco partes de su sistema teológico.
El arrianismo, al negar la divinidad de Cristo, ha sido considerado la «herejía cristiana arquetípica». Sin embargo, no todo es tan simple.
A lo largo de esta amplia y fundamentada investigación, el lector descubre un Arrio teológicamente conservador que dedica sus mejores esfuerzos intelectuales a defender el carácter libre y personal del Dios cristiano. Esta «herejía» del siglo IV nace del esfuerzo por conciliar el lenguaje bíblico tradicional con las ideas y técnicas filosóficas radicales.
Pero se convierte en una auténtica crisis social al cuestionar las relaciones entre emperadores, obispos y maestros ascéticos «carismáticos», y problematizar la toma de decisiones en la Iglesia. Williams destaca las cuestiones vitales más amplias de cómo se define la herejía y de qué modo ciertos tipos de tradicionalismo se transforman a sí mismos en herejía.
Arrio desborda el mero estudio histórico de carácter académico. Las páginas de este original ensayo, a medio camino entre la biografía y la historia de las ideas, muestran con brillantez la importancia que determinados temas siguen teniendo en la actualidad y cómo ciertos tipos de tradicionalismo pueden terminar transformándose, también ellos, en otra herejía más.
«Espero que este libro, que desea unir el trabajo científico con la experiencia tanto pastoral como ecuménica, aporte orientación teológica en la actual crisis de la Iglesia y sobre todo alegría por la Iglesia y en la Iglesia».
Esta palabras de Walter Kasper sintetizan bien la intención de su eclesiología. Con ella se culmina un proyecto teológico que comenzó hace años con su cristología (Jesús el Cristo, 1976, edición definitiva 2002) y su doctrina de Dios o Trinidad (El Dios de Jesucristo, 1985, edición definitiva 2011), obras emblemáticas publicadas también por Ediciones Sígueme.
El autor aborda el tema de la Iglesia a la luz de la cuestión de Dios y el mensaje del Reino, para situarla en su contexto bíblico y existencial. Seguidamente desarrolla tres grupos fundamentales de temas: la esencia, la realidad y la misión de la Iglesia en nuestro tiempo. Su conclusión es que la Iglesia encuentra su verdadero significado en ser la Iglesia de Jesucristo, a la vez que anima a los cristianos a vivir hoy gozosamente en ella su vocación de seguidores del Señor.