¿Cómo conseguir ver a Josemaría Escrivá con los ojos de Dios, y a la vez, gozar también nosotros de la bondad y de la grandeza de Dios, que gozó él en el vivir de cada día?
Josemaría Escrivá ha sido un hombre que ha deseado, que ha buscado, y a quien se le ha concedido, donado, caminar con Cristo por los caminos de la
tierra, todos los días de su vida. De “contemplativo itinerante”, de santo de lo “cotidiano”, le calificó Juan Pablo II el día en que lo beatificó.
¿Existe Dios? ¿Fe o ateísmo? ¿Ciencia o religión?
¿Dios sí o Dios no?
El libro comienza cuando Langner pregunta,
citando a Richard Dawkins, “¿Por qué
seguir creyendo?”
En Burgos se fraguó la expansión del Opus Dei, explicó Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, el 4 de marzo del 2005… ¿Cómo, cuándo, de qué manera…? San Josemaría recordaba: Tenía la costumbre de salir de paseo por la orilla del Arlanzón mientras conversaba con ellos, mientras oía sus confidencias, mientras trataba de orientarles con el consejo oportuno que les confirmara o les abriera horizontes nuevos de vida interior; y siempre, con la ayuda de Dios, les animaba, les estimulaba, les encendía en su conducta de cristianos. Camino refleja uno de estos paseos con Álvaro del Portillo, …Hacíamos tú y yo nuestra oración, cuando caía la tarde. Cerca se escuchaba el rumor del agua…
Estas páginas nos guían por la ciudad donde san Josemaría escribió Camino, donde realizó la Tesis Doctoral sobre la Abadesa de las Huelgas, donde vivió y murió su abuela Florencia…
Burgos es una de las principales ciudades donde residió el Fundador del Opus Dei, y estas páginas nos ayudan a descubrirlo.
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Anotaciones de un converso está escrito con la fuerza de la autenticidad de un hombre que, a pocos meses de su muerte, se confiesa y abre su corazón para transmitir la alegría de su re-encuentro con Dios. Y lo hace desde lo más hondo: Al escribir los hechos que abrieron mi camino hasta descubrir de nuevo la luz de Dios, los he revivido hondamente, y he sentido la necesidad de reflexionar, de parar un instante, y dejar mi alma ante la amorosa mirada de Dios.
Al narrar el proceso de su regreso a Cristo, y el gozo de descubrir a Quien es “Camino, Verdad, y Vida”, su alma dice agradecido: Gracias, Señor, porque has llenado de luz mi vida; has convertido mi oscuridad con el resplandor de la Verdad.
Al final de su vida, cansado de tanta quimioterapia, encontrará el gozo de gritar:Ven, Señor, Jesús.