«Es una cosa extraña: ¿Debe Kierkegaard significar algo para nosotros, aunque no nos ofrece más que la exigencia de una sinceridad ilimitada y la rica intuición, enorme desde luego, de posibilidades humanas?
No hay comparación alguna entre él y los grandes que nos colman: Homero, los trágicos griegos, Dante, Shakespeare, Goethe; no hay comparación alguna entre él y Platón, a quien tanto amaba, ni con Kant, a quien respetaba. En Kierkegaard hay algo esencialmente diferente, algo tremendo, que no nos deja en paz en cuanto se ha comenzado a comprenderlo.
Tal vez todo aquel que no se abre a Kierkegaard, o que un buen día lo considera liquidado, permanece hoy pobre e inconsciente. No sabemos lo que es, pero en todo caso es la voz moderna que nos conducea la suprema lucidez y nos hace sentir la máxima exigencia».
(Karl Jaspers)
Hans Urs von Balthasar nació en Lucerna (Suiza) en 1905. Realizó estudios de música, filología germánica y filosofía en Viena, Berlín y Zurich. En 1929 entró en la Compañía de Jesús. En su formación teológica son decisivas las relaciones con Erich Przywara y Karl Barth, pero sobre todo destacan dos encuentros en particular: con Henri de Lubac, su maestro en teología, y con Adrienne von Speyr, junto a la que comenzó una experiencia de vida religiosa centrada en una visión trinitaria de la vida cristiana y en una presencia activa en el mundo. Al mismo tiempo funda y dirige la editorial Johannes Verlag, que se propone publicar los escritos de los Padres de la Iglesia y de algunos teólogos que situaron como centro de su reflexión a Cristo. Su pensamiento teológico está dominado por la idea de que sólo el amor es creíble. Sobre este fundamento von Balthasar construyó su vasta obra teológica cuya forma más acabada se encuentra en la trilogía Gloria, Teodramática y Teológica. En reconocimiento a su persona como punto de referencia para toda la teología católica, fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II pocos días antes de su muerte, acaecida el 26 de junio de 1988.
El año 2000 celebramos el segundo centenario de la muerte de John Henry Newman, efemérides que -como todo centenario- invitaba a introducirse en el campo de la biografía. Así pues, siguiendo el gusto del propio Newman, quien en una carta escribió: «Un método mucho más perfecto que el de la Biografía corriente es, si se puede llamar así, el Método de la Correspondencia», presentamos aquí una peculiar «Autobiografía» del gran cardenal inglés, excrita por él pero concebida por otros: no hay mejor testimonio de su vida que las cartas que escribió a lo largo de la misma, acompañadas, cuando es oportuno, de las anotaciones de sus diarios. Queremos, de este modo, acercar todavía más al lector la figura de uno de los más importantes pensadores de la historia contemporánea europea.
Hans Urs von Balthasar nació en Lucerna (Suiza) en 1905. Realizó estudios de música, filología germánica y filosofía en Viena, Berlín y Zurich. En 1929 entró en la Compañía de Jesús. En su formación teológica son decisivas las relaciones con Erich Przywara y Karl Barth, pero sobre todo destacan dos encuentros en particular: con Henri de Lubac, su maestro en teología, y con Adrienne von Speyr, junto a la que comenzó una experiencia de vida religiosa centrada en una visión trinitaria de la vida cristiana y en una presencia activa en el mundo. Al mismo tiempo funda y dirige la editorial Johannes Verlag, que se propone publicar los escritos de los Padres de la Iglesia y de algunos teólogos que situaron como centro de su reflexión a Cristo. Su pensamiento teológico está dominado por la idea de que sólo el amor es creíble. Sobre este fundamento von Balthasar construyó su vasta obra teológica cuya forma más acabada se encuentra en la trilogía Gloria, Teodramática y Teológica. En reconocimiento a su persona como punto de referencia para toda la teología católica, fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II pocos días antes de su muerte, acaecida el 26 de junio de 1988.
Este volumen contiene una selección de conferencias y de publicaciones de Josef Pieper sobre el concepto de filosofía. La composición de este volumen se concentra en lo esencial, sobre todo en los dos escritos principales sobre el concepto de filosofía que surgieron con una distancia temporal de 18 años (1948 y 1966), así como en los escritos sobre el concepto y validez de la tradición y sobre la interpretación. Los textos restantes constituyen, por así decir, piezas complementarias que ilustran los principales aspectos del tema global desde diversas perspectivas históricas y sistemáticas.
Pocas son las investigaciones sobre aquello donde principalmente se apoya el arte del icono: la doctrina cristiana de la encarnación de Dios. Dios ha tomado un rostro humano y dicho rostro es el lugar privilegiado de su revelación. Sobre esta convicción se funda el arte de los iconos, no sólo en su temática, sino también en su técnica específica e inconfundible, que sólo pretende expresar este misterio. La fascinación que todavía hoy despierta el arte de los iconos deriva seguramente de este hecho.
El presente volumen no es un libro más sobre iconos. No al menos como estudio histórico-artístico. El tema de la obra son los fundamentos sin los cuales ni existirían los iconos ni se podría entender el sentido de los mismos: los fundamentos teológicos, con mayor precisión, los cristológicos.