Tras haber expuesto el Concilio Vaticano I la doctrina del primado y la infalibilidad del papa, en el Concilio Vaticano II tuvo lugar una más profunda reflexión sobre la función episcopal en la Iglesia y sobre las relaciones entre los obispos y el papa. El núcleo de la constitución sobre la Iglesia que se aprobó en aquella ocasión, respondía precisamente a esta cuestión. Aunque escritos con anterioridad, estos estudios de dos grandes teólogos, Karl Rahner y Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, marcaron un cambio de rumbo importante. Sus respuestas coinciden sustancialmente con las del concilio. Episcopado y primado ofrece interesantes materiales para una teología de la relación entre estas dos funciones. En el primer capítulo, Karl Rahner arroja luz sobre la cuestión de la esencia de la Iglesia vista desde la relación entre Iglesia universal e Iglesia local. En el segundo capítulo, Ratzinger, amplía y completa esta visión tratando de entender la relación viva entre primado y episcopado, no partiendo del sacramento, sino de la palabra; y demuestra que la «sucesión apostólica» es, por su esencia, la presencia viva de la palabra en forma de testimonio. En el tercer capítulo, Karl Rahner aborda la problemática de la relación entre el obispo singular y el colegio apostólico
La presente obra del joven Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, exhaustivo tratado de eclesiología, se abre con un importante estudio sobre su historia, donde se establecen, los fundamentos de la pertenencia a la iglesia y se bosqueja la doctrina del primado. En la sección destinada a estudiar la Iglesia y sus oficios, se empieza viéndola en sus orígenes, remontándose para ello a la institución divina y examinándola luego a la luz de la teología paulina, como signo y misterio de fe. Se estudia más a fondo el problema de la pertenencia a la Iglesia, tomando como base los documentos del Magisterio, hasta llegar al concilio Vaticano II con su valiosa aportación a este respecto. Bajo nueva luz, Ratzinger, ahonda en los conceptos de primado y episcopado, y hace hincapié en la doctrina conciliar sobre la colegialidad de los obispos e implicaciones de esta doctrina. El destacado teólogo, entonces catedrático de Dogmática en la universidad de Ratisbona, establece las bases de una verdadera reforma en la Iglesia, comenzando por aquello que es esencial a toda auténtica reforma: la renovación interna del reformador, en este caso de cualquier cristiano. En suma, el libro aborda, con plena responsabilidad cristiana, las doctrinas que más impacto han causado sobre la estructura de la Iglesia y sus más urgentes adaptaciones.
En este volumen, el eminente teólogo Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, recopila los trabajos elaborados en los últimos decenios, para configurar un todo que desarrolla sistemáticamente las preguntas de la estructura de lo cristiano. Con esta visión, se analizan en primer término las relaciones entre las estructuras, los contenidos y las actitudes, para tener bien presente el contexto de la doctrina de los principios. A continuación, se discuten los principios formales del catolicismo, primero en sí mismos, esto es, esencialmente la coordinación de escritura y tradición y las relaciones entre fe, historia y metafísica. Las segunda parte del libro sitúa estas reflexiones en el contexto ecuménico. Se profundiza aquí en el tema de la tradición, que se convierte en el problema básico de la controversia ecuménica, es decir, en el problema de la forma personal concreta de la tradición en el sacramento de la sucesión apostólica. De aquí se deriva la tarea de analizar en qué sentido la “catolicidad” constituye una estructura formal de lo cristiano. Una tercera parte orienta la totalidad a la problemática estructural de la teología y alcanza, al mismo tiempo, a través de su situación antropológica, la inflexión que inicia el retorno a los problemas objetivos que fueron el punto de partida en el planteamiento de la obra. Tras el considerable retroceso de las reflexiones sobre la auténtica teología fundamental en los últimos años, esta obra entabla un diálogo global entre las diferentes posiciones teológicas-católicas, protestantes y ortodoxas- y lleva el estudio de las cuestiones concretas hasta sus soportes básicos más profundos, para descubrir así, al mismo tiempo, caminos de auténtica unidad y comprensión. El conjunto de materiales reunidos aquí por Joseph Ratzinger estructura los cimientos sobre los que asentar un cuerpo de doctrina firme.
Para comprender el entramado más hondo de este libro sobre la Virgen la razón más perentoria para el autor habrá que leerlo a la luz del último capítulo, el culto a María, donde la doctrina se hace celebración y vida. Porque todo este estudio pretende dar respuesta a un fenómeno expandido a lo ancho de la geografía, extendido a lo largo de la historia y enraizado en el corazón de los fieles: el lugar imprescindible de la Madre de Dios en la devoción de los pueblos, que le dedican catedrales, basílicas, santuarios y ermitas y los convierten en lugares de peregrinaciones, que cantan su loores en canciones y poesías, que esculpen sus imágenes en todos los materiales imaginables y en todos los estilos... ¿Qué sentido tiene este fenómeno eclesial y cultural? ¿Cómo se entronca esa piedad, fruto de la acción del Espíritu en la Iglesia, en el seguimiento radical de Jesucristo? Desvelar esa incógnita, encontrar el nexo de lo mariano y lo cristiano en la Iglesia es la razón de todos sus capítulos. Pacientemente, va desgranando el autor la riqueza mariológica de la Sagrada Escritura a partir del primer diseño del libro del Génesis hasta la fulgurante pintura del Apocalipsis, para penetrar después en el riquísimo mosaico de la doctrina de los santos Padres. Estas dos primeras partes, sin un sistema previo que las encasille, sino hundiéndose con sencillez en las ricas aguas bíblicas y patrísticas, abren horizontes insospechados en el lector, que más tarde, al hilo de la tradición de la Iglesia se concretarán, sin agotarlos, en los capítulos sistemáticos de la tercera parte.La figura de María, que emerge de los textos aparentemente parcos de la Sagrada Escritura, pasa por un período de reflexión en la Iglesia, en primer lugar, al hilo de las controversias cristológicas acicate para la Mariología y contratuerca para la Cristología, que conducen a la confesión de fe en la Theotokos, siempre Virgen, y, más tarde, por influjo del desarrollo de la implicaciones antropológicas de la Soteriología, iluminarán tanto la asociación de María a la redención de Cristo como la Inmaculada Concepción y la Asunción a los cielos. Como elemento impulsor no hay que olvidar en todo este proceso la fuerza del culto mariano y de la religiosidad popular. Al final de toda esta andadura, se impone esta pregunta: ¿desvirtúa la doctrina patrística, magisterial y teológica la imagen de la Sierva del Señor, que nos ofrecen los textos bíblicos? Responder adecuadamente a esta cuestión tiene un fuerte interés ecuménico, ya que la doctrina reformada en general considera el desarrollo teológico y magisterial de los católicos sobre la Madre de Jesús como una de las dificultades fundamentales para el ecumenismo. Hoy día los diálogos interconfesionales suponen también un avance en la comprensión de la figura de María, como pone de relieve el manifiesto del grupo de Dombes.
La nueva edición, además de las mejoras tipográficas, significa una puesta al día del aparato bibliográfico, que se refleja en la abundancia de autores nuevos consultados, con la consiguiente riqueza en los diferentes matices aportados con relación a la exégesis de los textos de la Sagrada Escritura y de la Tradición de la Iglesia y en general a lo largo de toda la Mariología. Pero es en el enfoque donde el libro supone mayor riqueza si la comparamos con la edición anterior. No es que el autor cambie sustancialmente su visión sobre la Virgen María, pero subraya en esta nueva edición algunos aspectos a los que la teología actual es especialmente sensible: da un relieve especial al necesario enfoque trinitario, presta una mayor atención a la vocación y respuesta de María a la santidad en la amplia introducción a la tercera parte, se detiene más en el estudio de la cooperación de María a la obra redentora teniendo en cuenta movimientos teológicos actuales y enriquece el tema del culto a María. Por ello, esta edición podemos considerarla como nueva en su sentido más genuino.
El estilo del profesor Miguel Ponce Cuéllar, que comenzó su andadura con la publicación de su tesis doctoral La naturaleza de la Iglesia según santo Tomás, consiste en hacer asequible, sin que pierda quilates, la densidad de pensamiento o el estudio minucioso de un texto de la Biblia, de un Santo Padre o del Magisterio de la Iglesia.
Este Diccionario de Filosofía consta esencialmente de un cuerpo de artículos, con breve y escogida bibliografía, y un esquema de historia de la filosofía. Tiene, ante todo, el mérito de la información abundante y exacta que nos ofrece, tanto de la filosofía poskantiana como de la filosofía escolástica; tanto de la antigua y medieval como de la moderna; tanto de las filosofías occidentales como de las orientales (upanishad, budismo, shintoísmo, confu-cianismo...).
Otro mérito, y no pequeño, de la obra lo constituye el criterio seguro con que ha sido escrita. Cada día nos es más preciso huir de libros superficiales; es absolutamente necesario volver a la solidez sistemática, la que resiste la acción demoledora y pasajera de modas.
No se trata de explicar vocablos que quizá se usan sólo raras veces, sino de presentar en su conexión real los conceptos filosóficos vivos en el filosofar de hoy. Por eso pareció obligado no proceder de manera atomizada dedicando a cada vocablo un artículo independiente, sino tener en cuenta el hecho de que en filosofía lo que importa sobre todo es el conjunto del pensamiento.
Un vocabulario ideológico posibilita el hallazgo rápido de los términos buscados y nos indica los artículos en que se estudian.
Esta edición castellana tiene como base la decimoquinta edición original alemana en la cual, tanto el director de la presente obra como sus colaboradores, con el sincero propósito de presentar los grandes problemas del hombre y las directrices de la filosofía moderna y actual a la luz de la tradición filosófica de Occidente, han llevado a cabo una gran tarea de renovación y ampliación, con lo que, a los méritos indicados hay que añadir el de su gran actualidad.
Por último la bibliografía ha sido igualmente completada y puesta al día, lo que proporciona a la obra un aire de modernidad, y hace que se mantenga siempre en vanguardia de obras similares.
Monseñor Óscar Romero es un emblema de la teología de la liberación y personifica el cambio de la iglesia latinoamericana en favor de los más pobres. Su profética condena de la injusticia lo enfrentó con los ricos y poderosos y lo convirtió en blanco de sus enemistades hasta que el 24 de marzo de 1980 fue asesinado a tiros durante una eucaristía.
El autor de este título, el jesuita Martin Maier, conocedor del movimiento de la teología de la liberación y del legado de Óscar Romero, describe su camino haciendo especial hincapié en la evolución de sus pensamientos y actitudes. Maier muestra cómo la unidad de mística y política, tal como la vivía Romero, puede ser hoy una fuente de inspiración para trabajar por un mundo más justo.
Lo más importante del libro es que me ha recordado y evocado lo más hondo de monseñor Romero y lo que hoy puede seguir humanizando en un mundo que necesita rumbo y esperanza: el amor –sin componendas- a los pobres de este mundo.
Jon Sobrino