Míster Bones es un perro de raza indefinida, pero de una inteligencia muy precisa. No habla inglés, pero tantos años escuchando el torrente verbal de su amo han hecho que lo comprenda a la perfección, y que pueda interpretar el mundo con una sensibilidad muy canina y una sintaxis muy humana. Ha vivido desde cachorro con William Gurevitch, un vagabundo, un poeta errante, un excéntrico superviviente de las revoluciones de los sesenta. Juntos recorrieron América, sobrevivieron a duros inviernos en Brooklyn y ahora están en Baltimore, viviendo la que quizá sea su última aventura en común...
¿Qué es el genio?: ésta es la pregunta que estructura este monumental estudio de cien mentes creativas de la historia de la literatura emprendido por el crítico norteamericano más importante del momento. Desde la Biblia hasta Sócrates, pasando por los trascendentales logros de Shakespeare y Dante, y llegando a Hemingway, Faulkner y Ralph Ellison, el autor señala las numerosas influencias de los escritores escogidos y su relevancia durante los siglos. El perspicaz análisis de la poesía de Milton, Shelley y Whitman, el teatro de Ibsen y Tennessee Williams y los relatos de Melville y Tolstói, entre muchos otros, permitirán al lector ampliar e iluminar el conocimiento y la apreciación de estas grandes obras de arte. Y no podían faltar autores tan imprescindibles en lengua española como Cervantes, García Lorca, Cernuda, Borges, Carpentier y Octavio Paz.
«La genialidad de Bloom consiste en devolvernos la conciencia del misterio de la literatura» (New York Times).
«Insuperable guía de lectura» (Jordi Llovet, El País).
«Este libro, sobre todo, nos anima a leer. En eso Bloom es impagable» (José María Pozuelo Yvancos, ABC).
En los ensayos que forman la primera parte de este libro, Tom Wolfe realiza un provocativo análisis de un fenómeno que convulsionó el panorama literario norteamericano: la aparición del llamado Nuevo Periodismo, que según el autor arrebata el centro a la esterilizada y agonizante Novela y se convierte en el género literario más rico de la época. La antología de textos de Rex Reed, Terry Southern, Nicholas Tomalin, Barbara L. Goldsmith, Norman Mailer, Joe McGinnis, John Gregory Dunne y el propio Tom Wolfe, en la segunda parte del libro, ilustra espléndidamente las tesis del autor.
«Una cosa que tenemos que leer todos los periodistas» (Francisco Umbral).
Estamos acostumbrados a ser testigos de violencias extremas, torturas, violaciones y humillaciones en todas las formas del arte. A menudo la crueldad allí desplegada se nos presenta como espectáculo. Sin embargo, hay una crueldad que no satisface el morbo del espectador ni corteja sus valores, sino que lo confronta con sus hipocresías y sus miserias. Es ética en el sentido de que pretende una transformación del lector, aunque a veces tenga que agredirle para ello: no le ofrece certidumbres sino lo contrario. Este libro defiende una literatura contraria a la cultura del espectáculo y a la asepsia posmoderna, una literatura que aborrece lo inocuo y lo complaciente. José Ovejero ilustra su propuesta teórica con una original exploración de novelas de Bataille, Canetti, Luis Martín-Santos, Cormac McCarthy, Onetti y Jelinek, autores crueles cada uno a su manera. Después de leerlos, no se puede seguir viviendo como antes de hacerlo. Y lo mismo le sucederá a quien lea este ensayo.
El autor nos ofrece una obra compleja, en la línea de El corto verano de la anarquía, centrándose en la figura del barón Kurt von Hammerstein-Equord (1878-1943), el general que en 1930 asumió el mando del ejército y se retiró después de que, en 1933, Hitler revelara sus planes en una reunión secreta. La biografía de Hammer­stein tiene ramificaciones e implicaciones históricas que traspasan las fronteras del Reich, primero, y las de la República Federal después. Así pues, gracias a la historia de la familia Hammerstein, el autor recupera todos los motivos y las contradicciones decisivas del «caso alemán»: desde las maniobras de Hitler para hacerse con el poder hasta la vacilación alemana entre el Este y el Oeste; desde la caída de la República de Weimar hasta el fracaso de la resistencia, y desde la fuerza de atracción de la utopía comunista hasta el final de la guerra fría.
«El interés por esos doce años de terror no debe agotarse nunca» (Ulrich M. Schmid, Neue Zürcher Zeitung); «A la vez ensayo histórico, novela familiar, reflexión sociopolítica, cuestionamiento filosófico y soberana libertad literaria, he aquí un libro duro, profundo, magnífico» (Serge Kaganski, Les Inrockuptibles).
Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall. Y jornada a jornada, Ishiguro desplegará ante el lector una novela perfecta de luces y claroscuros, de máscaras que apenas se deslizan para desvelar una realidad mucho más amarga que los amables paisajes que el mayordomo deja atrás. Porque Stevens averigua que Lord Darlington fue un miembro de la clase dirigente inglesa que se dejó seducir por el fascismo y conspiró activamente para conseguir una alianza entre Inglaterra y Alemania. Y descubre, y también el lector, que hay algo peor incluso que haber servido a un hombre indigno?
Se reúnen aquí por primera vez tres memorables incursiones en el territorio de la memoria, del pasado, de la infancia. Tres recuerdos de reuniones familiares propiciadas por celebraciones festivas, dos Navidades y un día de Acción de Gracias, convertidos en literatura de la más alta calidad gracias a la mano maestra de Truman Capote. Relatos sobre la inocencia, el amor y la maldad en que se condensa todo el talento narrativo de Truman Capote. Este libro es una concisa y magistral lección de literatura, de cómo la experiencia vivida se transforma en obra de arte.
El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes. A partir de estos hechos, y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote dio un vuelco a su carrera de narrador y escribió "A sangre fría", la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo xx. Capote sigue paso a paso la vida del pequeño pueblecito, esboza retratos de los que serían víctimas de una muerte tan espantosa como insospechada, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento y detención de Hickcock y Smith y, sobre todo, se concentra en los dos criminales psicópatas hasta construir dos personajes perfectamente perfilados, a los que el lector llegará a conocer íntimamente. "A sangre fría", que fue bautizada, pionera y provocativamente, por Capote como una «non fiction novel», es un libro estremecedor que, desde la fecha misma de su publicación, se convirtió en un clásico.
Como todo libro provocador, heterodoxo, contracorriente, El canon occidental se ha visto envuelto en la polémica desde el mismo momento de su aparición en Estados Unidos. Harold Bloom, uno de los críticos literarios más prestigiosos de nuestro tiempo, retoma la antigua idea de canon, o «catálogo de libros preceptivos», y nos propone un recorrido por la historia de la literatura occidental a través de los veintiséis autores que él considera capitales, una tradición que, centrada en Shakes­peare, se extiende desde Dante hasta Beckett e incluye a escritores tan dispares como Cervantes, Tolstói, Wordsworth, Montaigne, Joyce, Dickens, Neruda, Emily Dickinson, Walt Whitman, Proust o Borges.
En una época en que los estudios literarios se ven contaminados por todo tipo de ideologías espurias y pretendidamente progresistas, cuyo emblema es lo «políticamente correcto», el autor reivindica la autonomía de la estética, el placer de la lectura sin intenciones de redención social y basada en el puro goce intelectual y verbal como reacción contra lo que él denomina la Escuela del Resentimiento: un mejunje crítico formado por multiculturalistas, marxistas, feministas, neoconservadores y neohistoricistas. Para Bloom, al igual que para Virginia Woolf, la crítica no es más que un intenso amor por la lectura, y ésa es la idea fundamental que nos transmite este lúcido ensayo.
«Todo lector encontrará algo que aprender en cada una de sus páginas» (Christopher Ricks, Washington Times).
«Bloom recupera brillantemente el concepto de canon occidental y la deslumbrante colección de obras que mejor lo representan» (R. Poirier).
«Leer bien es algo difícil de hacer y difícil de enseñar. Por eso este libro es importante» (Frank Kermode, London Review of Books).