Publicamos la segunda parte de las catequesis de Benedicto XVI sobre los Padres de la Iglesia.
El volumen anterior, Los Padres de La Iglesia. De Clemente de Roma a san Agustín, ofrecía las enseñanzas de los maestros de los dos primeros períodos de la Patrística.
En estas páginas recogemos ahora la tercera y última etapa (siglos v-viii), que termina con san Isidoro de Sevilla en Occidente y con san Juan Damasceno en Oriente.
Son años convulsos: las invasiones de pueblos nórdicos y orientales acarrean la división y posterior caída del Imperio Romano.
También la unidad de la Iglesia se encuentra gravemente comprometida.
En este panorama brillan con luz propia algunas mentes que no cesaron de iluminar la doctrina católica, entre las que destacan san León y san Gregorio, ambos con el apelativo de «Magno», que dejaron una huella indeleble en la vida de la Iglesia.
Completa este libro un apéndice con cuatro catequesis más del Papa sobre Tradición y comunión en los orígenes de la Iglesia, así como una tabla cronológica.<br/
Los autores cristianos más antiguos, después del Nuevo Testamento, son los "Padres Apostólicos". Con esta designación se engloban una serie de escritos que se caracterizan por su cercanía cronológica y espiritual con los textos apostólicos que forman el Nuevo Testamento, y que tienen una gran importancia porque representan un cuadro auténtico e inmediato de la vida, sentimientos e ideas que circulaban entre las primeras comunidades cristianas.
La expresión "Padres Apostólicos" se ha convertido en una designación útil, aunque poco rigurosa, por lo que no hay un acuerdo unánime a propósito de los escritos que se deben englobar bajo ese título.
Se trata de obras heterogéneas por su interés teológico, género literario, autoridad, datación y origen, que miran a las necesidades y circunstancias que viven las comunidades cristianas entre la segunda mitad del siglo I y mediados del siglo II.
Algunos de los autores de esos escritos son conocidos, como es el caso de Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna o Hermas; otros han permanecido en el anonimato o en la pseudoepigrafía como la Enseñanza de los Doce Apóstoles, la Epístola del Pseudo-Bernabé, la Carta de la Iglesia de Esmirna a la Iglesia de Filomelio (también conocida como Martirio de Policarpo) o la homilía que ha llegado hasta nosotros como Segunda de Clemente.
En el presente volumen de "Padres Apostólicos" se ha incluido la denominada Carta a Diogneto, aunque en realidad es un escrito más emparentado por su temática y forma con la posterior literatura apologética: son las respuestas que un cristiano anónimo dio a las preguntas que bullían en la cabeza de un pagano llamado Diogneto.
La obra contiene los escritos siguientes:
Didaché
Doctrina de los Apóstoles
Epístola del Pseudo-Bernabé
Carta a los Corintios de Clemente de Roma
Cartas de Ignacio de Antioquía
Carta de Policarpo a los Filipenses
Martirio de Policarpo
El Pastor de Hermas
Homilía anónima
A Diogneto<br/
concepto «comunión», ha adquirido –después de la eclesiología del Concilio Vaticano II– mucha importancia, porque manifiesta la presencia eficaz de Jesucristo, que acompaña y guía mediante el Espíritu a la «comunidad» reunida por Él. El XXX Simposio Internacional de Teología abordó detenidamente la communio en los Padres de la Iglesia. Se buscó poner de manifiesto el enraizamiento profundo en la Tradición del concepto mismo de «comunión», atendiendo para ello al magisterio insustituible y siempre fructífero de los que son testigos privilegiados y perennes de esa Tradición: los Padres de la Iglesia. En el presente volumen se recogen las Actas del Simposio, cuyos temas ayudarán, sin duda, a comprender más acertadamente la misma communio que constituye la Iglesia, y que, como señalaba Benedicto XVI a los pocos días de ser elegido Papa, «no sólo se extiende a todos los creyentes de un momento histórico determinado, sino que abarca también todos los tiempos y a todas las generaciones» (Audiencia General, 26-V-2006).
Edición crítica del texto latino, variantes, traducción anotada, documentos auxiliares, introducción, planos y notas por Agustín Arce.
Egeria emprendió un viaje a Oriente, que discurrió entre Nitria, en Egipto, y Constantinopla. Duró aproximadamente tres años, del 381 al 384. La ilustre peregrina, perteneciente a la alta sociedad, culta y dotada de cualidades literarias, dejó constancia por escrito de su periplo, y ese relato se ha convertido en una obra de gran valor filológico, geográfico y litúrgico.
Aunque el Itinerarium Egeriae ha sido publicado en varias ocasiones y traducido a diversas lenguas, esta edición, precedida por una documentada introducción de Agustín Arce, se caracteriza por el rigor crítico y por venir acompañada de algunos textos auxiliares que permiten conocer mejor una de las obras maestras, única en su género, de la antigüedad cristiana.
Sinopsis: El siglo IV de nuestra era conoció una de las mayores crisis doctrinales que han tenido lugar en la historia de la Iglesia: la crisis arriana, que tuvo su origen en Alejandría. Por esta razón, la vida y la obra de san Atanasio (295 - h. 373), como obispo y como escritor, estuvo caracterizada en gran medida por su oposición doctrinal al arrianismo, lo cual le valió el destierro en cinco ocasiones. Los Discursos contra los arrianos –su obra dogmática más importante– destacan por la riqueza de información que encontramos en ellos y por el análisis preciso de la doctrina arriana, que Atanasio rebate punto por punto, para demostrar la plena divinidad del Hijo, idéntica a la del Padre, según la fe definida en el Concilio de Nicea. El tono de la discusión es firme y decidido –en algunos momentos incluso apasionado– y ha de entenderse a la luz de las circunstancias históricas y eclesiásticas que nuestro obispo tuvo que vivir. Estos Discursos contribuyeron significativamente a la reflexión teológica posterior sobre la Trinidad que llevaron a cabo los Padres capadocios y san Agustín. La presente traducción es la primera edición íntegra de la obra que se publica en lengua castellana.
Edición bilingüe promovida por la Federación Agustiniana Española (F.A.E.).
Edición preparada por Victorino Capánaga.
Contiene: Contra los académicos; El libre albedrío; La dimensión del alma; El maestro; Naturaleza y origen del alma; Naturaleza del bien.
CONTIENE: De la concepción virginal y del pecado original; Sobre la procesión del Espíritu Santo; Cartas dogmáticas
Es San Anselmo una gran figura en el campo de la teología escolástica. Es cierto que no alcanzó la madurez teológica de un Santo Tomás, ni su doctrina revistió la forma definitiva que sólo podía darla el tiempo; pero podemos considerarle como un pionero que abrió camino el primero en la selva enmarañada de las cuestiones teológicas, trazando casi un plan completo de curso de teología, aunque no en forma didáctica, con las doctrinas recogidas len los Santos Padres, especialmente en San Agustín. Trazó, pues, una senda, un primer ensayo de organización y síntesis teológica, que habían de perfeccionar los siglos, y cuyo conjunto llamamos la Escolástica. Es él, por tanto, su fundador, su padre, el intermediario entre la patrística y la teología propiamente dicha.
Sus escritos no han perdido actualidad. ¡Qué placer para el lector recorrer esos maravillosos tratados que se llaman el «Monologio», «Proslogio», «Cur Deus homo» y todos los demás, donde, al lado de la sutileza, profundidad y agilidad de un gran talento, se siente latir el corazón de un gran santo, enamorado de la verdad, que se complace y salta de gozo en la contemplación de las perfecciones divinas y no acierta a separarse de ellas! Él cree, pero es para comprender y amar el objeto de su fe. Y así, de un golpe, en un mismo punto vemos aparecer, admirablemente reunidos, al filósofo, al teólogo y al místico.
Introducción general, versión castellana y notas teológicas sacadas de los comentarios del P. Olivares, OSB, por J. Alameda, OSB 2 vols. - ISBN o.c. 978-84-220-0606-0 (84-220-0606-5) NO0082: Obras completas de San Anselmo. I NO0100: Obras completas de San Anselmo. II Pertenece a la serie "BAC Thesaurus".
Sinopsis: La historia de la entrada del pueblo de Israel en la tierra prometida, así como el período de los Jueces y de la monarquía quizá no parezca un relato adecuado para exponer la fe cristiana a los lectores de hoy. Los Santos Padres, sin embargo, encontraron enseguida paralelos o prefiguraciones que iluminaban el Nuevo Testamento. Una conexión obvia era la semejanza de nombre entre Josué, el sucesor de Moisés, y Jesús, pues en griego ambos nombres son idénticos. Por tanto, Josué se interpretó continuamente como una prefiguración de Cristo. Y lo mismo podemos decir de Samuel. David fue considerado como un predecesor de Jesús y enseguida se estudiaron los paralelismos en la vida de los dos. Y Rut, de la misma manera, fue considerada como prototipo de la Iglesia. Una de las fuentes más importantes de comentarios a estos libros son las homilías de Orígenes, que han llegado hasta nosotros a través de las traducciones latinas de Rufino y Jerónimo. En cuanto a comentarios continuos solamente existen dos: el de Gregorio Nacianceno, uno de los famosos teólogos capadocios, y el de Beda el Venerable. Otra fuente de comentarios que aparecen en este volumen se encuentra en obras que están compuestas en forma de preguntas y respuestas, como por ejemplo Cuestiones sobre el Heptateuco de san Agustín y Treinta cuestiones sobre 1 Samuel de Beda. El resto de textos procede de una gran variedad de escritos, de carácter pastoral y doctrinal, que mencionan textos bíblicos para apoyar los argumentos.
Dos obras ya clásicas en la BAC son las ediciones bilingües de los Padres Apostólicos y Apologistas griegos del siglo II, preparadas por Daniel Ruiz Bueno y aparecidas en 1950 y 1954, respectivamente. Ambas obras aparecen ahora recogidas en un solo volumen, aunque únicamente en su texto en español. El texto, firmemente asentado y acreditado por varias ediciones, es el mismo que salió por primera vez de manos de su preparador; tan solo se han actualizado algunos datos bibliográficos.
ÍNDICE
Introducción general
- La Didaché
- San Clemente
Primera carta a los Corintios
Las dos cartas a las vírgenes
Martirio de San Clemente
Carta segunda a los Corintios
- San Ignacio Mártir
Cartas a los Efesios, Magnesios, Tralianos, Romanos, Filadelfios, Esmirniotas y a Policarpo
Cartas apócrifas de María de Casobolos a Ignacio; de Ignacio a María, a los Tarsenses, a los Filipenses, a los Antioquenos y al diácono Herón
Martirio de San Ignacio
Panegírico en honor de San Ignacio
- San Policarpo
Carta a los Filipenses
Martirio de San Policarpo
Vida y hechos de San Policarpo
- Bernabé
Carta de Bernabé
- Discurso a Diogneto
- Papías
Fragmentos
- Hermas
El Pastor
- Arístides
La apología (fragmentos griegos y versión siríaca)
- San Justino
Apologías I y II
Diálogo con Trifón
- Taciano
Discurso contra los griegos
- Atenágoras
Legación en favor de los cristianos
Sobre la resurrección de los muertos
- Teófilo de Antioquía
Los tres libros a Autólico
- Hermias el Filósofo
Escarnio de los filósofos paganos
Edición preparada por Daniel Ruiz Bueno. Edición conjunta, solo en español, de NO0065 y NO116.
Sinopsis: La carta a los Hebreos posee una forma y un contenido que la diferencian netamente del resto del epistolario paulino. Presenta, entre otros temas, una elevada cristología y una profunda comprensión de Jesucristo como Sumo Sacerdote. Las Homilías sobre la carta a los Hebreos, de Juan Crisóstomo, de las cuales se han seleccionado numerosos textos, sirven como hilo conductor de este volumen por varias razones: constituyen el primer comentario completo sobre dicha carta que ha llegado hasta nosotros; han ejercido una gran influencia en comentarios posteriores, ya sea en Oriente como en Occidente; y poseen una elocuencia indiscutible reconocida a lo largo de los siglos. Igual que en otros volúmenes de esta colección, los textos seleccionados proceden de una gran variedad de autores, ya sea desde el punto de vista geográfico como cronológico, pues van desde Justino Mártir y Clemente de Roma, de finales del siglo I y comienzos del II, hasta Beda el Venerable, Isaac de Nínive, Focio y Juan Damasceno, de los siglos VIII y XIX. La tradición alejandrina está bien representada por Clemente de Alejandría, Orígenes, Atanasio, Dídimo y Cirilo de Alejandría, mientras que la tradición antioquena se pone de relieve en autores como Efrén de Nisibi, Teodoro de Mopsuestia, Severiano de Gábala y Teodoreto de Ciro. Los Santos Padres occidentales están presentes en textos de Ambrosio, Casiodoro y Agustín, y los orientales, en comentarios de Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, Eusebio, Cirilo de Jerusalén y Jerónimo.
Los Padres de la Iglesia son esos escritores cristianos -teólogos, místicos, monjes, presbíteros, obispos, laicos, mártires- de los ocho primeros siglos después de Cristo, que dieron forma a la oración, a la liturgia, a la doctrina, a la espiritualidad y a las instituciones de la Iglesia. Escribieron en griego, en latín o en siríaco y fueron los artífices de la evangelización de los pueblos de la Cuenca Mediterránea.
La época de los Padres no fue una “edad de oro” en comparación con la cual los siglos siguientes serían tiempos de decadencia, pues pocas épocas hubo más turbulentas tanto fuera como dentro de la Iglesia.
No sería bueno pretender transportar las enseñanzas de los padres tales cuales al día de hoy; todo ha cambiado: la sociedad, la cultura, la lengua, la mentalidad.
Sin embargo todas las renovaciones que han marcado la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos tomaron su fermento en sus obras: su lectura es vital, es un verdadero retorno a las fuentes.
Si es grande la distancia que nos separa de los Padres, no es en modo alguno infranqueable. Esta guía se propone precisamente prestar una ayuda para encontrar de nuevo a estos primogénitos en la fe, y a descubrir que ellos son al mismo tiempo hermanos y padres.
“Para ver claro hoy, hay que interrogar a la Tradición que viene de los apóstoles” (Ireneo de Lyon, siglo II).
“Ser fiel a la Tradición, no es de ningún modo repetir y transmitir literalmente las tesis de teología, sino más bien imitar de nuestros Padres en la fe su actitud de reflexión íntima y su esfuerzo de creación audaz, preludios necesarios de la verdadera fidelidad espiritual” (Hans Urs von Baltasar).