De aparente sesgo polémico, el Adversus haereses es tal vez la obra doctrinalmente más densa de la Antigüedad cristiana. Al socaire de anotaciones, al parecer polémicas, desarrolla multitud de temas dogmáticos, de inusitada hondura y coherencia. La dificultad reside en precisar las ideologías contrastantes. La documentación gnóstica conocida, aunque fragmentaria, era de un tecnicismo perfecto. De ahí el problema del método. Análisis antes que síntesis. Atención singular a lo teológico (cristiano), sin distraerse al sincretismo. Y primero, entre los gnósticos preireneanos que se hubiesen pronunciado sobre los artículos de la fe, o sobre calificadas perícopas de Escritura, hasta apuntar siquiera una estructura sistemática elemental. Luego vendría el análisis del propio Ireneo. El P. Orbe aborda la teología de Ireneo a la luz de las contemporáneas (eclesiástica y heterodoxa) del siglo II.
Publicado en coedición con el Estudio Teológico de San Ildefonso de Toledo.
La obra constade 4 vols.: I: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0025); II: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0029); III: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0033); IV: Traducción y comentario del libro IV del «Adversus haereses» (MA0053).
De aparente sesgo polémico, el Adversus haereses es tal vez la obra doctrinalmente más densa de la Antigüedad cristiana. Al socaire de anotaciones, al parecer polémicas, desarrolla multitud de temas dogmáticos, de inusitada hondura y coherencia. La dificultad reside en precisar las ideologías contrastantes. La documentación gnóstica conocida, aunque fragmentaria, era de un tecnicismo perfecto. De ahí el problema del método. Análisis antes que síntesis. Atención singular a lo teológico (cristiano), sin distraerse al sincretismo. Y primero, entre los gnósticos preireneanos que se hubiesen pronunciado sobre los artículos de la fe, o sobre calificadas perícopas de Escritura, hasta apuntar siquiera una estructura sistemática elemental. Luego vendría el análisis del propio Ireneo. El P. Orbe aborda la teología de Ireneo a la luz de las contemporáneas (eclesiástica y heterodoxa) del siglo II.
Publicado en coedición con el Estudio Teológico de San Ildefonso de Toledo.
La obra constade 4 vols.: I: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0025); II: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0029); III: Comentario al libro V del «Adversus haereses» (MA0033); IV: Traducción y comentario del libro IV del «Adversus haereses» (MA0053).
Este tomo, junto con el dedicado a los Padres Latinos, recoge una síntesis del pensamiento y de los estudios realizados sobre los primeros Padres de la Iglesia. Estas figuras de la Patrística son abordados desde un punto de vista sencillo y humano, y se destaca en ellos el hecho de que dieran forma a la historia de la Iglesia, al dogma y a todo el pensamiento cristiano occidental durante los primeros siglos. Los Padres de la Iglesia fueron teólogos, filósofos y santos, pero también hombres y es esta vertiente humana la que se destaca.
356 páginas
Clemente de Alejandría vivió a caballo de los siglos II y III. Nacido en Atenas, ocupó la cátedra de la escuela catequística de Alejandría hasta que hubo de huir a Capadocia a raíz de las persecuciones de Septimio Severo. Hombre de vasta erudición, se propuso en su obra demostrar que el saber helénico y la doctrina cristiana podían y debían armonizarse. Versado en las filosofías platónica, pitagórica, estoica y epicúrea, así como en sus varias reformulaciones, argumentó e ilustró su convicción de que, esencialmente, conducían a la salvación cristiana, con su corolario de conocimiento verdadero, la teología. La tesis del presente tratado es que el verdadero Pedagogo es el Logos, y ese Logos está encarnado en Jesucristo. Esta brillante síntesis de pensamiento griego y fe cristiana tiene su complemento en el Protréptico (publicado también en Biblioteca Clásica Gredos), donde Clemente entra en polémica con las creencias y las prácticas del mundo antiguo.
Traducción y notas de J. Sariol Díaz. Introducción de A. Castiñeira Fernández. Revisada por M. López Salvá.