Con este cuarto volumen, la colección «Crónica Blanca» de la Editorial Ciudad Nueva responde por fin a uno de sus principales objetivos: ofrecer la reflexión de una nueva generación de comunicadores que quieren re-pensar y re-actuar un nuevo periodismo de rostro humano, capaz de ofrecer la «crónica blanca» de la actualidad, de ser «voz de los sin voz» y no olvidar cuál es la gran noticia de todos los tiempos: el acontecimiento cristiano.Esteban Pittaro, excepcional ejemplo de esta nueva generación, doctor en periodismo, profesor y periodista en ejercicio, nos ofrece en este libro las claves de un giro prometedor, a la vez introspectivo y prospectivo, para la comprensión y el ejercicio de la información religiosa. Y lo hace en línea y a la vanguardia de la reflexión sobre información religiosa de los papas contemporáneos. Para mostrar el interés por la lectura de este libro, me sirvo de una peculiar definición de la información religiosa de otro joven periodista, Álvaro Real: «La información religiosa no es la que cuenta lo que los hombres dicen de Dios, sino más bien la que cuenta lo que Dios dice a través de los hombres».
Motores de búsqueda, teléfonos inteligentes, aplicaciones, redes sociales: la tecnología digital ha entrado en nuestra vida cotidiana no solo como una herramienta externa que simplifica la comunicación y la relación con el mundo, sino como un espacio antropológico nuevo que cambia nuestra forma de pensar y de conocer la realidad, así como las relaciones humanas.
¿Toca la revolución digital de alguna manera la fe? ¿Cómo debe pensar y enunciar el cristianismo este nuevo paisaje? Según Spadaro, es momento de considerar la posibilidad de una ciberteología, entendida como comprensión de la fe —intellectus fidei— en tiempos de la red. No se trata de buscar nuevos instrumentos de evangelización o de emprender una reflexión sociológica sobre la religiosidad en la red, sino de encontrar puntos de contacto y de interacción fructífera con el pensamiento cristiano. El objetivo es «no detenerse ante los prodigios de la técnica […] evitar la ingenuidad de creer que [las tecnologías] están a nuestra disposición sin que modifiquen en absoluto nuestro modo de percibir la realidad. La tarea de la Iglesia, como la de todas las distintas comunidades eclesiales, es acompañar al hombre en su camino, y la red forma parte integrante del recorrido humano de un modo irreversible».
Esta obra es parte de un ecosistema de reflexiones en el que conviven pontífices como Juan Pablo II y Benedicto XVI, teólogos como Tomás de Aquino y Teilhard de Chardin, poetas como Walt Whitman y T. S. Eliot, el jazz, Marshall McLuhan y la ética hacker. Spadaro ha buscado socializar el debate con el blog Cyberteologia.it, la página en Facebook Cybertheology, una cuenta en Twitter (@antoniospadaro) y otras iniciativas.
En El Cairo, unos islamistas han atacado a los fieles que salían de los oficios en la catedral de San Marcos, lanzando piedras y cócteles molotov desde lo alto de los edificios vecinos. Las fuerzas del orden presentes no han intervenido.
En Irak, un granjero cristiano es secuestrado. El rescate supone 60.000 dólares. Sus captores le han dado a elegir: si él y su familia se convierten al islam, no tendrá que pagar… Y pagó.
En Gojra, Pakistán, mientras una multitud histérica pretenden linchar a los cristianos que huyen de sus casas incendiadas, muchas familias musulmanas les ofrecen la suya como refugio, arriesgando así sus vidas.
Doscientos millones de cristianos –uno de cada seis- carecen de libertad para practicar su fe. Son perseguidos, discriminados y, algunos de ellos, asesinados. Creer en Dios supone un riesgo, a veces muy alto, pero hay muchas razones para la esperanza.
Marc Fromager dirige Ayuda a la Iglesia Necesitada en Francia. Nació en Nouméa y es padre de seis hijos. Es redactor jefe de la revista L’Église dans le Monde, autor de numerosos artículos sobre los cristianos perseguidos, cronista en emisoras de radio y conferenciante sobre asuntos relacionados con la presencia de la Iglesia en el mundo.
El hombre mediático es un saltimbanqui. Picotea información paseando por las redes sociales. Lee opiniones dubitativas en blogs digitales y prensa convencional, escucha las voces en ráfagas de la radio y curiosea el mosaico triturado del espectáculo audiovisual. Vive el ecosistema del tardoperiodismo en que se busca el entretenimiento, el esgrima de las ideas encrespadas, la contextualización del cotilleo. Atrapado en la opacidad de una telaraña que reconstruye la realidad con los cohetes multicolores del simulacro, está perplejo o domesticado. Se comunica sincrónicamente, sin tiempo reflexivo, ubicado en un espacio sin distancias. Vive en el ciberespacio y la blogesfera, inmerso en la interactividad e hipertextualidad, olvidando que no es lo mismo información que comunicación, que sin periodistas no hay periodismo y que el proceso de encapsulamiento de los medios es irreversible.
«Es un error escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un tramo de la vida.» Es uno de los temas centrales de Los cínicos no sirven para este oficio, un libro «conversado» sobre el trabajo del periodista, sobre sus dificultades y sus reglas, sobre la responsabilidad de los intelectuales que, hoy en día, se dedican a la información. ¿Cómo contar la pobreza, el hambre, las guerras? ¿Es imprescindible tener motivaciones éticas para ser un buen periodista? ¿Qué relación existe entre realidad y narración? ¿Cómo moverse entre la investigación de la verdad y los condicionamientos del poder? El libro incluye una entrevista de A. Semplici con el escritor acerca de los acontecimientos que llevaron a la emancipación de África del dominio colonial, y un diálogo con el narrador y crítico de arte John Berger sobre el «ver, comprender y contar».
¿Es posible cultivar la vida interior en una sociedad digital llena de estímulos constantes, volúmenes crecientes de información y un bombardeo ininterrumpido de imágenes que nos llegan de todas partes? ¿Puede una persona humana mantener una cierta calma frente a este aluvión de mensajes?Francesc de Torralba, en esta obra, se muestra optimista y averigua las características de esta nueva situación que la era digital genera. En un trabajo de análisis de tipo filosófico y antropológico, sugiere qué tipo de vida espiritual se desarrolla en nuestra sociedad del siglo XXI, profundamente unida al mundo de los ordenadores, Internet y las redes sociales.
Se trata del primer manual elaborado para la enseñanza de la Comunicación Institucional de la Iglesia en los Seminarios y en los Centros de formación religiosa. Por su novedad y calidad, el texto resulta también imprescindible para todos los interesados en el problema de la comunicación de y sobre la Iglesia como Institución.
El desarrollo de las diversas modalidades de comunicación, el aumento de la importancia social de muchas instituciones y su creciente influencia en la vida de los ciudadanos han dado lugar a un campo de estudio sobre las relaciones entre la identidad de las instituciones y el desarrollo de su modo de comunicar: la comunicación institucional.
La Iglesia como institución no puede estar ajena a esta nueva área de conocimiento, pues la transmisión eficaz de un mensaje al mundo y de una imagen adecuada de sí misma pasa a través de una buena gestión y organización de su estructura comunicativa. Los profesores de la Facultad de Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma), han elaborado este manual con el objetivo de transmitir sus conocimientos y experiencia, de modo que puedan servir a todos aquellos que trabajan profesionalmente en la comunicación de las diócesis e instituciones eclesiales o en información religiosa. La valoración de la fe y la moral en la opinión pública, la Iglesia como noticia, las características del lenguaje comunicativo, cómo organizar una oficina de comunicación diocesana, la estrategia comunicativa en Internet, radio y televisión, la estrategia en situaciones de crisis, etc. son algunos de los numerosos temas que se afrontan en el libro.
José María La Porte es periodista, doctor en Teología y Comunicación y Decano de la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Además de haber obtenido el Master of Integrated Marketing Communications (Northwestern University, Chicago), forma parte del grupo internacional de investigación Family and Media, con cuyo director, Norberto González Gaitano, ha editado Famiglia e Media. La comunicazio-ne delle associazioni di familia (2011). Ha publicado también Comunicazione interna e management nel non-profit (FrancoAngeli 2003), una adaptación de Entusiasmar a la propia institución (2001). Ha dirigido seminarios y trabajos de investigación en áreas de comunicación institucional de la Iglesia, instituciones eclesiales y organizaciones sin ánimo de lucro.
La historia general de la dictadura española no ha dado a los medios de comunicación el protagonismo que les corresponde. Sin embargo, estos resultan indispensables para analizar con rigor el pensamiento de los ciudadanos en esos años. La configuración, el desarrollo y el declive del régimen franquista tuvieron en los productos culturales un apoyo y un eco insoslayable.
Qué cosas vimos con Franco… ayuda a recordar y a entender cómo la prensa, la televisión, la imagen, el cine de ficción y documental, así como la cultura popular y la vanguardia artística acompañaron e influyeron en los acontecimientos históricos y políticos.
Fátima Gil Gascón y Javier Mateos-Pérez recogen las aportaciones de diversos especialistas que intervinieron en las VIII Jornadas Internacionales de Historia y Cine (Madrid, 2010): Pablo Pérez, José-Vidal Pelaz, Matteo Tomasoni y Ricardo Martin de la Guardia (Universidad de Valladolid); Javier Ortiz-Echagüe, Manuel Palacio y Elena Galán (U. Carlos III de Madrid); Nancy Berthier y Pierre Sorlin (La Sorbona); Rafael R. Tranche (U. Complutense) y Paula Barreiro, (profesora del CSIC).
Una guía para comprender y dominar la plataforma que cambió la red
José Luis Orihuela
“Uno de los tuiteros más seguidos en el panorama hispanohablante nos da las claves para entrar, ordenada y meticulosamente, en el maravilloso mundo de Twitter.” Del prólogo de Alejandro Piscitelli
En una era disgustada con los políticos y los diversos instrumentos de democracia directa, El público fantasma de Walter Lippmann no ha perdido un ápice de actualidad. Esta obra nos muestra al Lippmann más crítico de la democracia americana. De sentimiento antipopulista, este libro defiende el elitismo como una opción intelectual seria y distintiva que cuenta con una larga tradición en America. La visión desmitificadora del sistema americano de Lippmann resuena en el presente.
En El público fantasma se discute sobre el hombre desencantado que se ha desilusionado no solo con la democracia sino incluso con la reforma de la sociedad. Para Lippmann el votante medio es incapaz para el gobierno y lo que se denomina público es un mero fantasma. Lippmann desafía a la asumpción capital de la política progresista que pretende dejar la toma de decisiones en las manos del conjunto del pueblo.
Considerando el libro más solidamente argumentado y preclaro de Lippmann, está primera edición en lengua española permite al lector sumergirse en el texto a la vez más polémico y sugerente de uno de los autores con mayor influencia en la política y el periodismo de Estados Unidos a lo largo del siglo XX.
Walter Lippmann (Nueva York, 1889-1974), estudió en Harvard y en 1914, comenzó a colaborar, invitado por Herbert Croly, en la revista política semanal New Republic. Durante la I Guerra Mundial trabajó con el presidente Woodrow Wilson en su programa de 14 puntos para la Paz y el nuevo orden mundial. En 1918 fue nombrado capitán de la inteligencia militar. Acabada la guerra, escribió asiduamente en Vanity Fair y pronto pasó a trabajar en la redacción de un gran periódico de la familia Pulitzer, New York World, cuya página editorial dirigirá desde marzo de 1924. Al cerrarse el World, en septiembre de 1931, inició su labor periodística en el New York Herald Tribune, donde alcanzaría enorme fama con su columna Today and Tomorrow. Su labor como periodista la compaginó con la publicación de varios ensayos de éxito, como Public Opinion (1922), del que The Phantom Public sería una continuación.
Su prestigio profesional, y sus sagaces análisis de la política internacional. Le convirtieron en consejero áulico de todos los grandes presidentes demócratas de EE.UU. (Wilson, Roosevelt, Kennedy…). Tras la II Guerra Mundial acaparó la atención internacional con sus pioneros artículos sobre la “Guerra fría” (1947), defendió el espacio de influencia soviético en Europa y se mostró crítico con la política norteamericana en temas como el McCarthysmo o la guerra de Vietnam. Convertido en un periodista de referencia, desde 1963 prosiguió sus celebres columnas en el Washington Post y Newsweek.