Conocer la naturaleza, fiabilidad y alcance del conocimiento ha sido una preocupación constante a lo largo de la historia de la filosofía. Pero ¿cómo llevar a cabo esta labor si para ello hemos de fiarnos previamente de él? Además, el conocimiento ¿es apertura a lo real o clausura en nuestras propias concepciones y teorías?
Para los clásicos el hombre formaba parte de la realidad, si bien podía trascenderla y trascenderse. Para la mentalidad moderna la naturaleza es la materia prima para que el hombre construya su propio mundo. En este giro antropológico ha influido decisivamente la pérdida de la noción aristotélica de intencionalidad.
Problemas tan actuales como el agnosticismo, el relativismo, el ateísmo, el escepticismo, el nihilismo, etc., se resuelven con solo cambiar de punto de vista. Aceptar la verdad no es someterse a algo extraño, no es llevar una pesada carga que nos impide caminar. Al contrario, la verdad nos hace libres, nos permite encontrar aquello que buscamos "por naturaleza", como diría Aristóteles
Este libro tiene la peculiaridad de establecer una confrontación temática y no meramente formal entre la ciencia y la filosofía. Pasa revista a los principales conceptos relacionados con el conocimiento del mundo físico (materia, espacio, tiempo, fuerza, energía, universo, vida, evolución, etc.) y valora las contribuciones a su esclarecimiento procedentes tanto de la investigación más reciente como de la tradición del pensamiento que precedió a la ruptura de la unidad del saber.
En los últimos tiempos los filósofos han sido remisos a la hora de enjuiciar las tesis sustantivas de la ciencia, porque han dado prioridad a una reflexión genérica sobre sus bases y métodos. Con ello trataban de ganar solvencia y credibilidad, aunque fuera a costa de crear un producto vacío de contenido.
Sin embargo, la ciencia adopta estrategias cambiantes y desborda cualquier consideración estática que se haga de ella, ya que sus formas evolucionan al mismo ritmo que los problemas que contempla. Por ello, la pretensión de convertir la filosofía en una "ciencia de la ciencia" no ha satisfecho las esperanzas que suscitó. Hay que asumir de nuevo el riesgo de la provisionalidad y el error, cultivar un pensamiento susceptible de ser des-mentido por los hechos, pero, al mismo tiempo, capaz de decir algo interesante sobre la realidad.
Materia, universo, vida trata de avanzar hacia una ontología a la altura de los tiempos, superando las barreras que el lenguaje y el hábito han opuesto al diálogo fructífero de todas las disciplinas que estudian la naturaleza.
Conjunto de reflexiones sobre la verdad antropológica fundamental, aquella por la cual el hombre es un ser familiar, y gracias a esa dimensión adquiere su identidad subjetiva
El método típico de la filosofía analítica empleado por Ross se revela sumamente fecundo. Entre sus frutos se cuenta la refutación, ya clásica, de la teoría utilitarista del deber y el rechazo del subjetivismo axiológico.
El libro está dividido en siete capítulos: 1. El significado de «correcto»; 2. ¿Qué hace correctos a los actos correctos?; 3. El significado de «bueno»; 4. La naturaleza de la bondad; 5. ¿Qué cosas son buenas?; 6. Grados de bondad; 7. La bondad moral
Se propone una relectura ética de Karl Popper. En la primera parte se comenta un texto de Popper que se publica aquí por vez primera y que, en adelante, deberá tenerse en cuenta para precisar sus ideas. En la segunda parte se analizan las raíces éticas del pensamiento de Popper.