
Karol Wojtyla —más tarde papa Juan Pablo II—, la figura más representativa del renacimiento filosófico-teológico polaco de la posguerra, nos ofrece en este libro el primer jalón —las primicias— de su trayectoria de pensador, medularmente centrada en la comprensión y en la explicación del hombre cristiano.
Traducción del texto original (Doctrina de fide apud S. Ioannem a Cruce) e introducción de Álvaro Huerga.
La sociedad occidental del inicio del siglo XXI ha alcanzado un extraordinario avance tecnológico y un notable nivel de bienestar.Junto a este enriquecedor progreso la verdad sobre la sexualidad, el matrimonio y la familia está siendo contaminada por elementos extremadamente nocivos: erotismo, hipersexualidad, individualism o, relativismo, consumismo, sentimentalismo, etc.En las distintas páginas de este libro se aportarán una gran cantidad de datos que reflejan situaciones, muchas veces pasadas por alto o desconocidas, que se deberían tener en cuenta a la hora de dialogar sobre estos temas tan decisivos para la felicidad de la persona y de la entera sociedad.
Por primera vez se reúnen en un libro los principales textos escritos por el Santo Padre desde el inicio de su pontificado.
La Iglesia católica parece haber iniciado el camino hacia una modernización largamente reclamada desde diversos sectores sociales. El papa Francisco aboga por una nueva forma de entender la religión: frente al juicio acerca de conductas y decisiones individuales o la estricta observancia de una tradición que comienza a vislumbrarse sobrepasada por los vaivenes de un mundo en constante cambio, la comunidad católica ha de expresar su vocación de estar junto a los excluidos y los que sufren. Los escritos que se recogen en estas páginas son el testimonio de la vocación integradora del papa, partidario de una Iglesia para todos.
Si algo busca siempre un pastor es encender la llama de la Esperanza en su pueblo. Ella es, en definitiva, la que lo sostiene todo en el corazón creyente. Pero no nos engañemos: la fe no nos ahorra las dificultades ni los contratiempos de la vida. No siempre es fácil caminar. A veces el combate de la vida se vuelve arduo y cansado, hasta el punto de vernos tentados de desesperanza.Estos escritos guardan un tono positivo, de resurrección. Nos halan de la Pascua, de "hacer memoria", de caminar siempre de nuevo, de salir, de evangelización... de Esperanza.Francisco nos invita a dejarnos seducir por la certeza de la promesa: "yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos". No tengamos miedo. "¿Miedo a qué? - dice Francisco - . No tengas miedo a la Esperanza... porque la Esperanza nunca defrauda".
Con bello estilo y afán de clarificar las cuestiones de modo sugestivo, los autores nos invitan a descubrir la importancia de la fecundidad en diversas vertientes: la potente palabra divina, la familia abierta al prodigio de la vida, la comunidad religiosa? Al tiempo que describen sus temas, los autores ponen en vibración nuestra capacidad imaginativa y nos ayudan a descubrir la riqueza de nuestra existencia. Nos vemos llamados a ser fecundos en la vida diaria, por cuanto nuestro ser es fruto de una llamada generosa, y nos pide una respuesta de agradecimiento. Desde un principio, estamos encauzados por el fecundo esquema apelación-respuesta, que nos orienta hacia el acontecimiento de encuentro, por el que pasan las vías más fértiles de la fecundidad humana.Este libro nos depara una deliciosa lectura, que recuerda la parábola del sembrador. Los autores esparcen mil semillas, pero no a voleo, sino con buen orden, que es fuente de la más alta belleza? (Alfonso López Quintás).
Palabra de Dios y Liturgia son dos lugares privilegiados para la ejercitación de la teología. De hecho, cuanto más se aproxima el creyente a la Palabra escuchada en el ámbito celebrativo, más toma conciencia de la profunda verdad que atesora el adagio Lex orandi, lex credendi.
No debe perderse de vista, además, que la búsqueda del conocimiento riguroso a través del método teológico llega a su culmen cuando se integran todos estos datos con la mayor coherencia posible y en plena sintonía con la gran tradición cristiana.
La reforma promovida por el Concilio Vaticano II ha querido hacer pedagogía al proponer la imagen de la «mesa» de la Palabra. En la eucaristía, que es la celebración litúrgica ejemplar, los cristianos se alimentan de la Palabra de Dios a través de la escucha atenta, y sólo después responden dialogalmente con su oración de súplica a lo que se les comunica de lo Alto.
Teología, liturgia y vida se encuentran íntimamente conectadas. Por esta razón, sigue siendo una tarea urgente ayudar al pueblo cristiano a captar las inagotables riquezas de la Palabra de Dios cuando es proclamada en la asamblea litúrgica.
Cesare Giraudo es profesor de teología dogmática y liturgia en el Pontificio Instituto Oriental y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Antes del Vaticano II no existía un tratado de Moral Fundamental. La moral católica era conce-bida sobre todo como una Casuística, es decir, como un sistema para solucionar casos de con-ciencia en función de la confesión. Después del Vaticano II la moral católica recuperó el estatuto teológico que había perdido. Ello exigió crear un nuevo tratado: el de Moral Fundamental, en el que han de exponerse las bases racionales y teo-lógicas del obrar moral cristiano. Esta obra es una de las propuestas más comple-tas y mejor oganizadas de Moral Fundamental. Presenta los fundamentos del obrar moral cristia-no en torno a tres núcleos:+ La teologalidad: radicando la moral cristiana en el Misterio trinitario.+ La eclesialidad: señalando el ámbito eclesial de la moral cristiana.+ La mundanidad: enfatizando el diálogo entre la ética racional y la moral cristiana. A estos tres núcleos temáticos se añade una doble exposición acerca de:+ La epistemología teológico-moral o los lugares del discuruso telóligco moral.+ El paradigma teológico-moral con el que pensar las implicaciones éticas de la fe. Es difícil que el lector no se sienta satisfecho después de hacer un recorrido tan sistematizado y tan completo por las bases racionales y teoló-gicas de la ética cristiana.
El Metropolita Hilarión (Alfeyev) nació en Moscú en 1966. Dirige el Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú y es Rector de la Escuela de Posgrado y Doctorado Santos Cirilo y Metodio Iguales a los Apóstoles. Estudió violín y composición. Tomó los hábitos en 1987. Cursó teología en Moscú. En 1995 terminó la carrera en la Universidad de Oxford con el grado de Doctor en Filosofía. Como Obispo de Viena y Austria se encargó de dirigir la Diócesis de Budapest y Hungría, así como de representar a la Iglesia Ortodoxa Rusa ante los organismos internacionales europeos en Bruselas. Entre sus varios centenares de publicaciones destacan Misterio de la fe. Introducción en la teología dogmática (1996), Vida y enseñanza de San Gregorio el Teólogo (1998), Mundo espiritual de San Isaac el Sirio (1998), San Simeón el Nuevo Teólogo y la Tradición Ortodoxa (1998), Teología ortodoxa en el umbral de las épocas (1999), Misterio sagrado de la Iglesia. Introducción en la historia y problemática de debates acerca la onomatolatría (en dos volúmenes, 2002), En lo que creen los cristianos ortodoxos. Conversaciones catequísticas (2004), La Ortodoxia (en dos volúmenes, 2008-2009), El Patriarca Cirilo. La vida y el modo de ver el mundo (2009). También es autor de varias composiciones musicales.El libro El misterio de la fe se caracteriza por un enfoque integral y holístico. Para su autor no existe separación entre teología y espiritualidad, entre dogma y experiencia personal, entre fe y oración; juntos forman, al contrario, un todo indivisible. El Metropolita Hilarión comparte la sentencia de los Santos Padres de que ?el teólogo es aquel que reza?. No le interesa solamente describir, a la manera abstracta y ?escolástica?, la creencia de los cristianos ortodoxos; quiere mostrar la enseñanza ortodoxa en términos personales, prácticos y dinámicos; como una forma de vida. Un destacado Metropolita de Moscú del siglo XIX, San Filaret, solía decir que el Credo pertenece solo a los que lo viven. El presente libro sigue esta línea. La verdadera teología, insiste el Metropolita Hilarión, es imposible sin el sentido del asombro. Según dijo Albert Einstein, ?el hombre que ha perdido la capacidad de maravillarse es como un hombre muerto?. Que este libro despierte en muchos lectores la capacidad de maravillarse frente a Dios