
Esta obra analiza el largo, complejo y rico proceso de recepción y formulación de las problemáticas ambientales en la Iglesia católica, desde la Rerum novarum (1891) hasta la Laudato si’ (2015), imprescindible para comprender tanto esa evolución como el carácter dinámico del pensamiento social católico y su capacidad para abrirse, dialogar e incorporar una de las cuestiones centrales de nuestro tiempo: el reto de la sostenibilidad. El análisis de la ingente documentación generada a lo largo de más de un siglo de reflexión científica, ética y teológica, junto al estudio del papel desempeñado por los diversos actores eclesiales, permite comprender la riqueza de la propuesta católica ante la crisis ecológica contemporánea, una propuesta que bien merece el adjetivo de integral.
Titular esta obra "De los nombres de Cristo" no es una osadía comparativa con el gran fray Luis de Leon. El autor ha realizado una tarea de sabiduría bíblica y espiritual para adentrarnos en el ser de Cristo a través de los nombres con los que se denomina a si mismo en los evangelios, completando esta serie con los que, además, recoge el libro del Apocalipsis. Aunque el nombre en nuestra cultura es muchas veces mero apelativo de la persona, en el judaísmo implica la entrana y esencia de su portador. Cada una de las denominaciones de Cristo aquí recogidas nos encamina al "conocimiento interno de Cristo", del que hablaba san Ignacio de Loyola en el libro de Ejercicios espirituales.
El lector disfrutará del gran dominio que tiene el autor de la Palabra De Dios, de su elegante pluma y de su fino sentido del humor que se hace notar en muchas de sus páginas, que sirven para adentrarse en el Corazón de aquel cuyo "nombre está sobre todo nombre" (Flp 2,9).
Edición preparada por Pablo Cervera.
Comité científico de revisión de los textos: Manuel Aroztegi, Pablo Blanco, Olegario González de Cardedal y Gabino Uríbarri.
«Tanto más agradecido estoy en la medida en que este libro [...] ha ayudado a muchas personas a dar nueva firmeza a su fe. [...] Ha sido traducido a muchos idiomas, y una y otra vez me encuentro con personas a las que, para mi alegría, les ha ayudado en situaciones difíciles a cobrar un nuevo impulso en la fe. A pesar de los enormes cambios que se han ido dando desde entonces en el mundo, es leído y aceptado, todavía hoy, como teología actual. Por ello, tan solo puedo estar agradecido. Espero que la obra, en esta nueva edición, con todas sus limitaciones, pueda ayudar a las personas en su camino hacia la fe» (Joseph Ratzinger)
Traducido del original alemán (Joseph Ratzinger, Einführung in das Christentum por Félix Méndez Díaz y Carlos Granados García; José García; además de textos revisados de traducciones ya publicadas por Herder, Eiunsa, Encuentro, Edicep y BAC.
Edición preparada por Hermanas de la Cruz.
Con la presente edición vuelve a ponerse a disposición de los seglares parte de la riqueza del Epistolario de santa Ángela de la Cruz a sus hijas. La obra está constituida por 317 «Cartas a las Casas», las escritas semanalmente o incluso cada tres o cuatro días: íntimas, cordiales, dictadas a latidos de su corazón de Madre, rebosando hacia la perfección, con su estilo peculiar y sencillo. La novedad de estas cartas es la de poder seguir el hilo conductor que Madre mantenía con las diversas comunidades, tratando de mostrarles esa meta a la que por vocación especialísima estaban llamadas. Se ha preferido retomar de 1897 a 1903.
Santa Ángela de la Cruz (Sevilla, 1846-1932), fundadora de las Hermanas de la Cruz destacó en su vida por un infatigable afán de servicio y atención a los más pobres y enfermos. Su carisma sigue estando hoy muy vivo en la Iglesia por medio de sus hijas. La que se consideraba a sí misma «negrita, zapaterita y tontita» es hoy una de las más atrayentes figuras espirituales de los estudiosos de la espiritualidad y del pueblo cristiano. Su vida refleja un aspecto importante de la vida religiosa en la transición histórica de la España de la generación del 98 y primer tercio del siglo XX.
Edición bilingüe revisada por Eugenio Lázaro García.
Introducción y estudio preliminar por Beatriz Comella Gutiérrez.
Traducción y notas de Virgilio Rodríguez García.
Juan Funguerio (1546 Leuvarden [Frisia, NL] - 1612 Franeker) estudió en el Colegio Trilingüe de Lovaina y en Colonia. Fue doctor en ambos derechos, si bien no ejerció como abogado. Fue director y profesor de escuelas de gramática latina en su Frisia natal y gran bibliófilo; admirador de Cicerón, Séneca, Plutarco y Quintiliano, seguidor de Erasmo y Vives, de Melanchthon y Calvino. Vivió en una época convulsa desde el punto de vista religioso y sumamente creativa en el ámbito cultural. Se dedicó a estudiar, enseñar y escribir, es autor de dieciséis obras. Sus libros vieron la luz en prestigiosas imprentas de Francia, Países Bajos, Alemania e Italia. En su conjunto poseen un carácter humanista en el sentido de tender puentes entre la cultura clásica y el tiempo que le tocó vivir.
La obra que se estudia en este volumen es un tratado de pedagogía; fue la primera que salió de su pluma, impresa por Cristóbal Plantino en Amberes y reeditada por Francisco van Ravelingen (Leiden, 1586).
Funguerio no destaca por su originalidad, sigue los paradigmas del humanismo del norte y de la pedagogía calvinista: un modelo antropológico basado en la corrupción de la naturaleza humana por el pecado y una visión negativa de las pasiones a dominar por el esfuerzo voluntarista de raíz estoica. En el ámbito educativo, es partidario de la inmersión lingüística en latín desde edades tempranas y de la imitación de los modelos mayores clásicos romanos y griegos; postula el conocimiento de las aptitudes de cada alumno, de la emulación más que de los castigos, de la urbanidad y la cortesía como medio de promoción social.
Beatriz Comella Gutiérrez es doctora en Historia por la Univ. de Alcalá (2003) y máster en Educación por la Univ. de Navarra (2013). Es profesora del Dpto. de Historia de la Educación y Educación Comparada de la UNED desde 2010 y está acreditada como contratada doctora por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) desde 2015. Es secretaria adjunta del GEMYR. Sus actuales líneas de investigación son: fuentes pedagógicas del humanismo europeo, tratados de educación y bibliotecas humanistas. Es autora de cuatro libros, catorce artículos académicos y seis capítulos de libro.
Virgilio Rodríguez García es licenciado en Filología Clásica, ha desempeñado durante casi 40 años la enseñanza del latín como catedrático de instituto, es miembro del GEMYR y ha publicado diferentes trabajos sobre cultura clásica y medieval. En nuestra colección ha participado también en la edición del De modo addiscendi.
El libro ha sido editado en colaboración con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
El cristianismo del siglo IV, que finalmente había salido del anonimato social de las catacumbas, se acomodó rápidamente a la sociedad pagana por la que ahora se extendía. El estilo de vida evangélico se iba desvirtuando. Como reacción a todo esto, surge un modo de vida austero y solitario. Un buen número de hombres y mujeres acuden a los desiertos de Egipto, Palestina, Arabia y Persia para vivir su fe más radicalmente. Alejándose de un mundo que los absorbe y los separa de Dios, buscan un lugar tranquilo donde encontrarse a solas con el Absoluto de sus vidas. En sus muchas horas de silencio y meditación aprendieron una sabiduría que en modo alguno resulta hoy desfasada. Aquellas circunstancias de su época, similares en algunos aspectos a nuestra vida vertiginosa en las grandes ciudades, siguen siendo hoy un reclamo para la paz interior, la relativización de las mediaciones y el encuentro con el único Absoluto. En esta pequeña obra se recoge una breve muestra de aquella gran enseñanza.
Vivimos una época de desconcierto en cuanto a la imagen del ser humano. Para unos es simplemente un animal más, para otros es una suerte de robot complicado. En uno y otro caso se hace imposible la acción libre y personal. Hay quien piensa, por el contrario, que somos pura libertad, que carecemos de una naturaleza que nos condicione y nos oriente. Son visiones diferentes del ser humano, pero todas ellas tienen el mismo efecto práctico: acaban justificando, prediciendo o incluso recomendando la transformación del ser humano en un artefacto post-humano. Ante esta situación queremos repensar lo humano e invitar al lector a hacerlo con nosotros. ¿Desde dónde? Desde la convicción profunda de que cada ser humano es ya infinitamente valioso. Desde el sentido común, que nos indica que sí tenemos una naturaleza propia, tanto como una cierta libertad de realización personal. Desde la tradición aristotélica, entendida como alta elaboración filosófica del sentido común. Esta tradición nos enseña que el ser humano tienes aspectos animales, sociales y espirituales. Que resulta, en consecuencia, tan vulnerable y dependiente como autónomo. Que precisa, para su plena realización, de unos entornos adecuados a la ecología humana. Y nos muestra, por último, cómo todos estos aspectos se integran y realizan libremente, por mutua diferenciación, en la unidad irrepetible de cada persona.
Alfredo F. Marcos Martínez, catedrático de filosofía de la ciencia en la Universidad de Valladolid, ha publicado numerosos libros y artículos sobre filosofía de la biología, ética ambiental, bioética, estudios aristotélicos y naturaleza humana. Actualmente coordina en Valladolid el Doctorado Interuniversitario en Lógica y Filosofía de la Ciencia.
Moisés Pérez Marcos, doctor en filosofía y licenciado en teología, es profesor de filosofía del lenguaje de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Ha publicado diferentes trabajos sobre las relaciones entre ciencia y religión y la filosofía de santo Tomás de Aquino, así como sobre cosmovisión naturalista y sus consecuencias para la comprensión del ser humano.
Presentación del cardenal Pietro Parolín.
Este libro recopila cinco importantes discursos del papa Francisco a Europa y a los europeos a lo largo de tres años, desde los dos que pronunció en su visita al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, hasta el que ofreció en la Conferencia Repensando Europa, sin olvidar su discurso en la recepción del premio Carlomagno y el de la víspera de la celebración del 60.º aniversario de los Tratados de Roma.