Edición bilingüe revisada por Eugenio Lázaro García.
Introducción y estudio preliminar por Beatriz Comella Gutiérrez.
Traducción y notas de Virgilio Rodríguez García.
Juan Funguerio (1546 Leuvarden [Frisia, NL] - 1612 Franeker) estudió en el Colegio Trilingüe de Lovaina y en Colonia. Fue doctor en ambos derechos, si bien no ejerció como abogado. Fue director y profesor de escuelas de gramática latina en su Frisia natal y gran bibliófilo; admirador de Cicerón, Séneca, Plutarco y Quintiliano, seguidor de Erasmo y Vives, de Melanchthon y Calvino. Vivió en una época convulsa desde el punto de vista religioso y sumamente creativa en el ámbito cultural. Se dedicó a estudiar, enseñar y escribir, es autor de dieciséis obras. Sus libros vieron la luz en prestigiosas imprentas de Francia, Países Bajos, Alemania e Italia. En su conjunto poseen un carácter humanista en el sentido de tender puentes entre la cultura clásica y el tiempo que le tocó vivir.
La obra que se estudia en este volumen es un tratado de pedagogía; fue la primera que salió de su pluma, impresa por Cristóbal Plantino en Amberes y reeditada por Francisco van Ravelingen (Leiden, 1586).
Funguerio no destaca por su originalidad, sigue los paradigmas del humanismo del norte y de la pedagogía calvinista: un modelo antropológico basado en la corrupción de la naturaleza humana por el pecado y una visión negativa de las pasiones a dominar por el esfuerzo voluntarista de raíz estoica. En el ámbito educativo, es partidario de la inmersión lingüística en latín desde edades tempranas y de la imitación de los modelos mayores clásicos romanos y griegos; postula el conocimiento de las aptitudes de cada alumno, de la emulación más que de los castigos, de la urbanidad y la cortesía como medio de promoción social.
Beatriz Comella Gutiérrez es doctora en Historia por la Univ. de Alcalá (2003) y máster en Educación por la Univ. de Navarra (2013). Es profesora del Dpto. de Historia de la Educación y Educación Comparada de la UNED desde 2010 y está acreditada como contratada doctora por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) desde 2015. Es secretaria adjunta del GEMYR. Sus actuales líneas de investigación son: fuentes pedagógicas del humanismo europeo, tratados de educación y bibliotecas humanistas. Es autora de cuatro libros, catorce artículos académicos y seis capítulos de libro.
Virgilio Rodríguez García es licenciado en Filología Clásica, ha desempeñado durante casi 40 años la enseñanza del latín como catedrático de instituto, es miembro del GEMYR y ha publicado diferentes trabajos sobre cultura clásica y medieval. En nuestra colección ha participado también en la edición del De modo addiscendi.
El libro ha sido editado en colaboración con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
El cristianismo del siglo IV, que finalmente había salido del anonimato social de las catacumbas, se acomodó rápidamente a la sociedad pagana por la que ahora se extendía. El estilo de vida evangélico se iba desvirtuando. Como reacción a todo esto, surge un modo de vida austero y solitario. Un buen número de hombres y mujeres acuden a los desiertos de Egipto, Palestina, Arabia y Persia para vivir su fe más radicalmente. Alejándose de un mundo que los absorbe y los separa de Dios, buscan un lugar tranquilo donde encontrarse a solas con el Absoluto de sus vidas. En sus muchas horas de silencio y meditación aprendieron una sabiduría que en modo alguno resulta hoy desfasada. Aquellas circunstancias de su época, similares en algunos aspectos a nuestra vida vertiginosa en las grandes ciudades, siguen siendo hoy un reclamo para la paz interior, la relativización de las mediaciones y el encuentro con el único Absoluto. En esta pequeña obra se recoge una breve muestra de aquella gran enseñanza.
Vivimos una época de desconcierto en cuanto a la imagen del ser humano. Para unos es simplemente un animal más, para otros es una suerte de robot complicado. En uno y otro caso se hace imposible la acción libre y personal. Hay quien piensa, por el contrario, que somos pura libertad, que carecemos de una naturaleza que nos condicione y nos oriente. Son visiones diferentes del ser humano, pero todas ellas tienen el mismo efecto práctico: acaban justificando, prediciendo o incluso recomendando la transformación del ser humano en un artefacto post-humano. Ante esta situación queremos repensar lo humano e invitar al lector a hacerlo con nosotros. ¿Desde dónde? Desde la convicción profunda de que cada ser humano es ya infinitamente valioso. Desde el sentido común, que nos indica que sí tenemos una naturaleza propia, tanto como una cierta libertad de realización personal. Desde la tradición aristotélica, entendida como alta elaboración filosófica del sentido común. Esta tradición nos enseña que el ser humano tienes aspectos animales, sociales y espirituales. Que resulta, en consecuencia, tan vulnerable y dependiente como autónomo. Que precisa, para su plena realización, de unos entornos adecuados a la ecología humana. Y nos muestra, por último, cómo todos estos aspectos se integran y realizan libremente, por mutua diferenciación, en la unidad irrepetible de cada persona.
Alfredo F. Marcos Martínez, catedrático de filosofía de la ciencia en la Universidad de Valladolid, ha publicado numerosos libros y artículos sobre filosofía de la biología, ética ambiental, bioética, estudios aristotélicos y naturaleza humana. Actualmente coordina en Valladolid el Doctorado Interuniversitario en Lógica y Filosofía de la Ciencia.
Moisés Pérez Marcos, doctor en filosofía y licenciado en teología, es profesor de filosofía del lenguaje de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Ha publicado diferentes trabajos sobre las relaciones entre ciencia y religión y la filosofía de santo Tomás de Aquino, así como sobre cosmovisión naturalista y sus consecuencias para la comprensión del ser humano.
Presentación del cardenal Pietro Parolín.
Este libro recopila cinco importantes discursos del papa Francisco a Europa y a los europeos a lo largo de tres años, desde los dos que pronunció en su visita al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, hasta el que ofreció en la Conferencia Repensando Europa, sin olvidar su discurso en la recepción del premio Carlomagno y el de la víspera de la celebración del 60.º aniversario de los Tratados de Roma.
«La vida de Clara es un gran regalo, un don cuyos beneficiosos efectos no tardan en producirse, y estas páginas... son el testimonio directo de qué empresas, de qué milagros es capaz un ser humano que, espontáneamente, gozosamente y sin titubeos, decide hacerse instrumento en las manos de Dios, que es el Sumo Bien» (Andrea Bocelli)
«La relación entre fe y política es uno de esos grandes temas que está desde siempre en el centro de la atención de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, y que atraviesa todo su camino intelectual y humano. La experiencia directa del totalitarismo nazi lo condujo, ya siendo un jo- ven estudioso, a reflexionar sobre los límites de la obediencia al Estado a favor de la libertad de la obediencia a Dios: "El Estado —escribe en este sentido en uno de los textos propuestos— no constituye la totalidad de la existencia humana ni abarca toda la esperanza humana. El hombre y su esperanza van más allá de la realidad del Estado y más allá de la esfera de la acción política. Y esto es válido no solo para un Estado al que se puede calificar de Babilonia, sino para cualquier tipo de Estado. El Estado no es la totalidad. Esto le quita un peso al hombre político y le abre el camino de una política racional. El Estado romano era falso y anticristiano precisamente porque quería ser el totum de las posibilidades y de las esperanzas humanas. Pretendía así lo que no podía realizar, con lo que defraudaba y empobrecía al hombre. Su mentira totalitaria le hacía demoníaco y tiránico"» (Papa Francisco).
Contiene un texto inédito de Benedicto XVI.
¿Qué sentido tiene vivir si tenemos que morir? Esta pregunta es la que esencialmente inspira este libro. ¿Qué sentido tiene la vida humana, tan grande y tan frágil, tan sublime y tan mísera, tendiendo al infinito y desafiada por el límite? Esta es la pregunta que anima el deseo de vivir y estimula la razón. Y la respuesta correcta nunca puede ser simplemente un discurso abstracto, una teoría, sino el testimonio de una experiencia, de un encuentro, un evento que satisfaga al corazón y calme su inquietud natural. Sólo una experiencia de vida que venza a la muerte sin censurarla es la respuesta adecuada a la vida que exige una plenitud superior a sus límites.
Mauro Giuseppe Lepori (Lugano, 1959), abad general de la Orden del Císter desde 2010, se licenció en Filosofía y Teología en la Universidad Católica de Friburgo (Suiza). En 1984 ingresó como monje en la abadía cisterciense de Hauterive, cerca de Friburgo, de la que fue abad entre 1994 y 2010. Activo orador, conferenciante y predicador en retiros espirituales, es también autor de numerosos libros y artículos, traducidos a distintos idiomas.
Traducción del original italiano (Si vive solo per morire, Cantagali, Siena 2016) por Sol Corcuera Urandurraga.