Durante meses los vándalos han mantenido el asedio a Hippo Regius, Hipona, en el norte de África, una ciudad de importante presencia cristiana en la que se han celebrado 3 Concilios. El Papa, que teme por la vida de su obispo, Agustín, envía un barco para que éste pueda viajar a salvo hasta Roma.
Una tropa del ejército romano logra atravesar las líneas enemigas y llega hasta Hipona, reavivando en el pueblo la esperanza de que el ejército romano llegará a tiempo de derrotar a los vándalos. El joven jefe de la tropa, Fabius, se queda prendado de Lucilla, la sobrina de Agustín. Pero Fabius culpa al obispo de la muerte de su padre, Marcelino.
El Tribuno imperial, Valerius decide enfrentarse a los vándalos, en contra de la opinión de Agustín. Una noche, mientras Fabius se encuentra de guardia, Agustín le ofrece una posibilidad de escapar junto a Lucilla y le relata los sucesos más importantes de su vida: sus dotes para la oratoria y la vida licenciosa de su juventud; el viaje a Mediolanum (Milán) para ayudar al Emperador contra el obispo Ambrosio; su conversión al cristianismo y su actividad episcopal hasta su retorno a Hipona