Nueva edición de esta obra fundamental de Henri de Lubac, con un nuevo prólogo de Valentí Puig: «El lector de El drama del humanismo ateo regresa una y otra vez a una de las verdades cristalinas del prólogo: `No es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no puede organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que, sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre`. Vivimos un tiempo en el que hay que tener muy en cuenta, con Claudel, que la verdad no tiene nada que ver con el número de personas a las que persuade. Un cristianismo de choque --dice Lubac-- no puede ser un cristianismo de fuerza».
Con un estilo penetrante y lúcido, Henri de Lubac traza en este libro la semblanza espiritual de tres filosofías, centradas en tres hombres decisivos para la cultura moderna: Comte, Feuerbach y Nietzsche. Las doctrinas de estos tres pensadores inspiran tres filosofías de la existencia social, política e individual, que hoy ejercen una influencia considerable sobre la vida misma. Humanismo positivista, humanismo marxista y humanismo nietzscheano son, más que un ateísmo propiamente dicho, un antiteísmo, y más concretamente, un anticristianismo, por la negación que hay en su base. Por opuestos que sean entre sí, sus mutuas implicaciones, ocultas o manifiestas, son muy grandes y tienen un fundamento común, consistente en la negación de Dios, coincidiendo también en su objetivo principal de aniquilamiento de la persona humana.
A los nombres de Comte, Feuerbach y Nietzsche se añade, en el estudio de Henri de Lubac, el nombre de Dostoievski, con su imponente testimonio a favor de la fe. Dostoievski no es más que un novelista. No ofrece en modo alguno un sistema. No aporta ninguna solución a los tremendos problemas que plantea a nuestro siglo la organización de la vida social. Pero de sus obras, de la magia incomparable de su literatura, se desprende con hiriente claridad esta verdad: que si el hombre puede organizar la tierra sin Dios, sin Él no puede organizarla más que contra el hombre; que el humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. ¿No es la historia contemporánea la confirmación trágica de esta intuición?
«En el gesto de las manos que bendicen se expresa la relación duradera de Jesús con sus discípulos, con el mundo. En su ascensión Él viene para elevarnos por encima de nosotros mismos y abrir el mundo a Dios. Por eso, los discípulos pudieron alegrarse cuando volvieron de Betania a casa. Por la fe sabemos que Jesús, al bendecir, tiene sus manos extendidas sobre nosotros. Esta es la razón permanente de la alegría cristiana».
Joseph Ratzinger / Benedicto XVI
El concepto de pueblo de Dios en la eclesiología de Agustín de Hipona es el concepto central de este libro, redactado como tesis doctoral por Joseph Ratzinger y que supuso su brillante entrada en el mundo de la investigación teológica. En relación con ese tema, el libro aborda también otras cuestiones: el problema del Antiguo Testamento, el de la relación entre derecho y sacramento, y la relación entre el cristianismo, el estado pagano y el paganismo como tal. En palabras del propio Ratzinger: «En la primera parte trata el doble apriori en el concepto de Iglesia agustiniano: su propia filosofía y la teología africana. En la segunda, se desarrolla el concepto de Iglesia propiamente, y no sólo en su aspecto dogmático, en lucha contra el donatismo, sino igualmente también desde la perspectiva apologética, en lucha contra el paganismo». Es este un estudio que no solo ha marcado una etapa en la investigación sobre el santo de Hipona, sino que también desarrolla algunas afirmaciones que se insertan con plena actualidad en el debate teológico postconciliar sobre el concepto de Iglesia. Un libro esencial para conocer el pensamiento sobre la Iglesia de quien hoy, bajo el nombre de Benedicto XVI, tiene la tarea de dirigir esa misma Iglesia
La tesis central de este libro es que la izquierda, habiendo fracasado durante el siglo XX en su programa clásico (el socialismo), ha sustituido en el XXI la revolución socio-económica por la moral-cultural. Ideas y políticas como la liberalización del aborto, la redefinición del matrimonio, la promoción de «nuevos modelos de familia», la implantación de la Educación para la Ciudadanía, el feminismo radical, etc. no son «cortinas de humo» para distraer la atención, sino la esencia de la nueva izquierda postsocialista. La izquierda ya no tiene un proyecto económico, sino un proyecto cultural de «ingeniería social», ante el cual la Iglesia es percibida como el último baluarte de resistencia organizada frente a ese proyecto. De ahí, la creciente deriva cristófoba del «progresismo». «Leer estas páginas, llenas de verdad, es no sólo un recomendable ejercicio de reflexión y aprendizaje, sino también una necesidad si se desea comprender cuál es la auténtica realidad del tiempo que vivimos y los retos que tenemos planteados como individuos y como sociedad». (Jaime Mayor Oreja)
Este libro, traducido por primera vez al castellano en una cuidada edición con introducción y notas, recoge las reflexiones útiles y apasionantes de Möhler sobre el celibato de los sacerdotes católicos. Aunque se publicó originalmente en respuesta a una polémica concreta en 1828, la cuestión no ha perdido vigencia; antes bien, ha cobrado renovada actualidad. Los argumentos y las consideraciones que aquí presenta el gran teólogo alemán siguen siendo válidas independientemente de su génesis histórica, como el fundamento bíblico del celibato, o el análisis del fenómeno en los primeros siglos de la historia de la Iglesia. Möhler desarrolla una auténtica teología del celibato, en la que se destaca la libertad del individuo, que alcanza precisamente en quien vive el celibato su dignidad más alta.
El sacrificio está en el origen de la cultura humana. El griego queda a oscuras, los vedas se acercan a su desvelamiento, pero sólo el cristianismo lo pone en evidencia y lo desamortiza. Y, con esta acción desmitificadora, deja también en evidencia la hipocresía de todas las nuevas formas míticas de encubrimiento de las violencias humanas, que justifican crímenes sacrificiales interminables en aras de la paz o de objetivos supuestamente humanistas.
Un libro breve, pero definitivo como piedra angular del edificio girardiano, pues el sacrificio no es un tema cualquiera de la antropología o de la teología: es el tema humano por excelencia.
La ciencia forma parte de nuestra compresión contemporánea del mundo y de nuestra esperanza en el futuro. Para algunos ha desplazado a la religión, y los creyentes deben afrontar los desafíos planteados por la ciencia. Sin embargo, pocos tienen un conocimiento científico directo, sino que la impresión que en general se tiene de la ciencia está más bien basada en el trabajo de los divulgadores, figuras públicas que crean la imagen de la ciencia que llega a la gente común. Además, las opiniones de estos intelectuales públicos sobre la relación entre ciencia y religión son a menudo controvertidas, personales, e incluso idiosincráticas. Sin embargo, son ampliamente conocidas y percibidas por muchos como conclusiones autorizadas derivadas de la ciencia. Oraculos de la Ciencia analiza los escritos populares de los seis científicos que más han influido en nuestra percepción de la ciencia. Los biólogos Stephen Jay Gould, Richard Dawkins, y Edward O. Wilson y los físicos Carl Sagan, Stephen Hawking y Steven Weinberg se han convertido en intelectuales públicos, que han articulado una visión mucho más amplia de la ciencia y del papel que debe jugar en la moderna visión del mundo, El prestigio científico y la elocuencia literaria de estos pensadores se combinan hasta transformarlos en lo que podemos llamar «oráculos de la ciencia». Curiosamente, los principales «oráculos de la ciencia» son predominantemente no creyentes, de manera que no reflejan la distribución de las creencias religiosas en la comunidad científica. Algunos de ellos son incluso hostiles a la religión, creando la falsa impresión de que la ciencia como un todo es incompatible con la religión. Karl Giberson y Mariano Artigas ofrecen una crítica informada de las visiones de estos seis científicos, distinguiendo cuidadosamente ciencia de religión en sus escritos. Este libro será bien recibido por aquellos que están preocupados por el tono del discurso público a propósito de la relación entre ciencia y religión y retará a otros a examinar de nuevo sus propias ideas preconcebidas sobre este tema tan crucial.
Nueva edición revisada. «Estamos ante un libro sencillamente admirable. [...] No es un tratado sistemático de eclesiología ni una colección de estudios sobre temas eclesiológicos. El autor es en este libro más que un profesor; es un teólogo y un iniciador en el misterio de la Iglesia. Expone la doctrina con su despliegue en la historia y su elocuencia vital para el presente. Quiere crear sentido de Iglesia, ayudar a que el cristiano sea anima in Ecclesia, alumbrar la Iglesia en el corazón de los hombres. El libro no es un tratado sino una `meditación` [...]: es un libro rico y sugestivo en ideas y transparente en su exposición. La inteligencia de la fe prepara, acompaña y fecunda la meditación del cristiano sobre la Iglesia, que para nuestro autor es primordialmente el misterio de la Trinidad santa de Dios desplegado en el tiempo en forma de seno maternal y de fraternidad. Por todas partes brotan las palabras desde una vivencia personal. El amor a la Iglesia alienta la capacidad comprensiva. Hay momentos en que la meditación se hace plegaria y se expresa líricamente, y en que la contemplación del misterio de la Iglesia se desborda en admiración. Sorprende el constatar qué poco ha envejecido el paso del tiempo a este libro; en sus páginas alienta un espíritu inmarcesible, y la duración de su vigencia es un signo a favor de su verdad. Transmite este libro una actitud ante la Iglesia que en cualquier situación histórica, en cualquier área cultural, en cualquier configuración que adopte la comunidad eclesial debemos asumir los cristianos. Meditación sobre la Iglesia es un libro extraordinario, donde se refleja la conciencia secular de la Iglesia, iluminada por Jesucristo, `Sol de justicia` y Luz que ilumina a todo hombre. Un libro así merece que circule siempre entre nosotros, especialmente cuando la eclesialidad de la fe necesita mayor esclarecimiento y más hondo arraigo en los cristianos». (de la presentación de Mons. Ricardo Blázquez)
¡Estudiad el Catecismo con pasión y constancia!
¡Dedicadle tiempo!
Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet.
Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres.
Papa Benedicto XVI (del Prólogo)