El lector encontrará en el libro una gran idea: la vida de un cristiano no tiene sentido si no cumple el mandato de Cristo de acercar a Dios a sus iguales.
El autor se propuso la tarea de poner de relieve que el cristiano no sería buen cristiano a menos que se volcara en una presencia activa en medio de los hombres y en la sociedad misma; pero, por otra parte, llegaría indefectiblemente al propio agostamiento, si no atendiera al cuidado de su propia alma, es decir, si no tuviese la continua preocupación de estar unido a la vida, de la cual él es sólo un sarmiento. Los frutos dependen de esta unión, pues, sin la savia, el sarmiento se seca.
«La respuesta a la pregunta ¿cómo se puede ser apóstol? está ya dada en una amplia literatura ascética; basta recordar la notabilísima obra del P. Chautard: El alma de todo apostolado, actual siempre por sus afirmaciones, que son fundamentales y nos llevan a fortalecer las raíces interiores del apostolado externo. El apostolado es un fenómeno de exuberancia espiritual y personal... No puede ser verdadero apóstol quien no tiene una personal profunda, ardiente vida interior». (Pablo VI, 31-1-1968)
"¿Cómo lo hacéis? ¿Cómo os organizáis para cocinar para tantos, para hacer la compra, para lavar la ropa? ¿Cómo es posible que haya tranquilidad en casa para estudiar, cómo os queda tiempo para divertiros? ¿Cuál es vuestro secreto?".
En estas páginas, Rosa Pich, de 47 años, madre de 18 hijos y trabajadora a media jornada nos desvela cómo se puede ser feliz "y pasárselo bomba" con los hijos, ya sean 1, 2, 3... o 18, como en su caso. Lleno de anécdotas y divertidas historias protagonizadas por sus hijos, su marido, los amigos, etc., nos cuenta el día a día de su familia, de los retos a los que se enfrentan y de la maravillosa aventura que supone la vida familiar.
Los Postigo Pich son en la actualidad la familia con hijos escolarizados más numerosa de España, y posiblemente de Europa. Han protagonizado recientemente un documental de la BBC sobre The biggest family in the world, además de aparecer con frecuencia en diversos medios de comunicación de nuestro país y del mundo entero.
El autor nos muestra a San José silencioso, siempre en la penumbra, fiel a los designios de Dios, solícito con su esposa María y protegiendo a Jesús como un buen padre de familia.
Los evangelios dedican a San José sólo unas pocas frases y no nos ofrecen ni una palabra suya. Desde esta escasa base histórica, las alusiones evangélicas y los datos de la Tradición, corroborados por los Santos Padres, el autor nos describe al hombre que veló y cuidó en la tierra de María y de Jesús.
El autor nos ofrece estimulantes planteamientos para emprender una vida espiritual sencilla, no sin amables exigencias prácticas, que nos levantan el ánimo y despiertan los deseos de emprender con optimismo un trato confiado con Dios nuestro Padre.
Reconociendo la realidad humana de este mundo tan cambiante, que nos ha tocado, Knox nos sitúa ante la perspectiva de ambiciones en la vida interior; nos anima a alcanzar metas "a la medida" de la humildad de cada uno y que, precisamente por contemplarlas desde nuestra debilidad, comprendemos con sencillez que no podemos alcanzarlas sin la ayuda divina, sin la gracia de Dios, que nos acoge y nos abraza con su amor inefable de Padre.
El autor de Hablar con Dios nos ofrece 55 breves meditaciones sobre el misterio eucarístico, acompañadas de textos de otros autores antiguos y modernos. Una ayuda valiosísima para vivir la Eucaristía.
A lo largo de los siglos muchos cristianos han acudido a honrar a Cristo presente en el Sagrario. Los jueves se venera de modo especial la institución de la Eucaristía. Juan Pablo II nos animó a vivir la Eucaristía, y nos invita a encontrar la fortaleza de Jesús y su paz a través de este Sacramento.
En una época en la que las mujeres podían hacer muy pocas cosas, Juana de Arco reunió a unos oficiales y a un ejército derrotados y les condujo a la victoria.
Corría el año 1430 en los campos de Francia. La guerra con Inglaterra duraba ya casi 100 años y el país estaba desolado y vencido. En ese momento, la hija del granjero Jacques d´Arc, con tan solo 18 años y la ayuda de sus Voces, se dispuso a salvar a su país.
Esta es la historia que cuenta cómo la atrevida y valiente Juana, en una época en la que las mujeres podían hacer muy pocas cosas, reunió a unos oficiales derrotados y a un ejército desalentado y los condujo a la victoria, instauró a un débil y desesperado príncipe en el trono que le correspondía y se hizo poco a poco claro para la Iglesia y para el pueblo que Juana de Arco decía la verdad cuando afirmaba que había sido enviada por Dios.
Con el Evangelio en la mano, el autor no tiene otro objetivo que el de enseñarte a conversar con Jesús, que te mira, que te habla.
Imagínate que la mejor persona de este mundo se hace amigo tuyo. Y además, todos los días, cuando hablas con Él, te lo pasas en grande... Eso es la oración. Y ese amigo es Jesús.
Con el Evangelio en la mano, el autor no tiene otro objetivo que el de enseñarte a conversar con Jesús, que te mira, que te habla.
Con este libro nos metemos en el corazón de Cristo Nuestro Señor para considerar sus tristezas y congojas y las causas y motivos de ellas en el momento de la Pasión.
Se ha dicho de este libro que es una joya inestimable, tan llena de sólida doctrina como jugosa devoción, porque no es solamente la exposición narrativa de unos hechos sucedidos hace dos mil años.
Está plenamente conseguida la intención del autor: pasar al interior del Corazón de Cristo Nuestro Señor y considerar sus tristezas y congojas y las causas y motivos de ellas. Esta actitud piadosa, así como su amor confiado a la lectura de este libro admirable, que ha resistido el paso de casi cuatro siglos sin perder frescura y originalidad.
Se recogen en estas páginas las homilías -algunas traducidas por primera vez al español- del Cardenal Ratzinger en las solemnidades de Pentecostés, así como las homilías e intervenciones de Benedicto XVI a lo largo de su pontificado en esa misma fiesta. "Mis deberes de evangelizador me han obligado a preguntarme qué es lo que puede decir un predicador de la fe católica sobre el Espíritu Santo siguiendo a la Escritura y a la Tradición. En concreto y, sobre todo, en el sentido de que lo dicho no se quede en teoría teológica, sino que más bien alcance un significado para la entera vida cristiana. Estas homilías de Pentecostés que presento aquí (...) son sermones que intentan iluminar algunos aspectos de la fe en el Espíritu Santo relacionándolos con nuestras vidas" (Joseph, Cardenal Ratzinger).
Todos llevamos dentro un héroe o una heroína que hay que descubrir y sacar a la luz, y eso se consigue cultivando las virtudes humanas. Es una gozada tratar con un alma alegre, comprensiva, generosa, elegante, sencilla... Las almas de los niños son "como barro en manos del alfarero" (Jr 18, 6), moldeables por el cariño, el ejemplo y los propósitos de mejora. Para elevarse y llegar a Dios, hay que tener unos buenos y sólidos cimientos que no se vengan abajo: las virtudes.