Uno de los grandes libros de la literatura inglesa del siglo XX.
Este libro no es solo la mejor biografía que jamás se ha escrito sobre la reina Victoria de Inglaterra, sino además una de las obras maestras del género, uno de los grandes e imprescindibles libros de la literatura inglesa del siglo XX. Miembro del llamado grupo de Bloomsbury, Lytton Strachey fue sobre todo un refinado y viperino ensayista, provocador, incisivo y capaz de enfrentarse sin complejos a las consagradas figuras de la historia política, intelectual y social de Inglaterra. En este caso, eligió biografiar al gran mito de la sociedad de su tiempo: la reina Victoria, la monarca que reinó a lo largo de casi todo el siglo XX. Desde la niñez hasta su ascenso al trono en 1830, pasando por el matrimonio con su adorado príncipe Alberto, su amarga y prematura viudez, su maternidad o la relación con los distintos primeros ministros, Lytton Strachey, con un estilo minucioso y elegante, traza el retrato de toda una era, moldeada al gusto de esa mujer pequeña, tiránica, que pasó los últimos cuarenta años de su vida vestida de riguroso luto, intransigente y autoritaria, Victoria I, reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y emperatriz de la India. Esta edición presenta una nueva traducción del original íntegro y se completa con unas espléndidas ilustraciones de Roger Olmos.
Novela folletinesca que abarca desde los inicios del siglo XIX hasta los primeros años del siglo XX.
Estamos en marzo de 1897, en París, espiando desde las primeras páginas de esta magnífica novela a un hombre de sesenta y siete años que escribe sentado a una mesa, en una habitación abarrotada de muebles: he aquí al capitán Simonini, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos.
Hombre de pocas palabras, misógino y glotón impenitente, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistentes, fomentar intrigas o difamar a las grandes figuras de la política europea. Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabaría aprovechándose de sus malvados oficios.
Treinta años después de publicar El nombre de la rosa, Umberto Eco vuelve para mostrarnos que en la literatura y en la vida, nada es lo que parece y nadie es quien realmente dice ser: todo es según convenga, y quien triunfa, ahora y siempre, es el rufián que desconfía de todos y se mantiene alerta, aunque no se mueva casi de esa mesa donde lo vimos al principio, cuando quizá no sabíamos que Simonini y los hombres como él aun están aquí, entre nosotros, y han venido para quedarse.
"Una novela donde todos los personajes, excepto el protagonista, existieron realmente. Es más: algunos de ellos están todavía aquí, entre nosotros"
Umberto Eco