Viktor Frankl fue víctima, como tantos otros, de la barbarie nazi, de un trato cruel y del intento de ser reducido a un número. Como muchos, resistió, y Terezín, Auschwitz, Türkheim, Kauferin y Dachau fueron las estaciones de un viaje intenso hacia sí mismo, hacia el descubrimiento de su propia resistencia espiritual.
Frankl escribió esta obra de teatro poco tiempo después de haber dejado atrás su experiencia como prisionero en los campos de exterminio. Su título encierra un debate metafísico sobre el sentido del sufrimiento, que toma como punto de partida una escena en una barraca del campo de concentración Birkenwald, nombre de ficción resultado de la combinación de los nombres Buchenwald y Birkenau. En alemán, Birkenwald significa bosque de abedules, árboles cuya capacidad de generar vida en lo devastado les permite arraigarse y colonizar con nueva vida el terreno. La obra pone en escena, de modo creativo y original, diálogos humanos que manifiestan vivencias universales con las que no podemos dejar de sentirnos identificados.
Obra editada por Ernst Ziegler.
En la obra de Arthur Schopenhauer, pensador misántropo y pesimista denostado por sus amargas invectivas, el lector no encontrará cándidos pensamientos con los que acompañar plácidamente el paso de los días. Sin embargo, se equivocará si busca en el autor tan solo una amarga visión de la vida, severos diagnósticos sobre la época que le tocó vivir o incluso, en último término, una exhortación al suicidio. Como muestra la presente selección de textos, a cargo de Ernst Ziegler, lo que brota de su pensamiento es la convicción de que debemos comenzar a vivir de nuevo cada día, pues resulta todo un arte permanecer con vida.
«La única forma de existencia es el momento presente, que es también la posesión más segura, aquella que nadie nos podrá arrebatar jamás.»
Arthur Schopenhauer
Si la identidad fuera un mero ejercicio de metafísica no tendría el poder que manifiesta en nuestra reciente historia, donde casi todos los conflictos han mutado en conflictos de identidad. O tal vez la permanencia de ciertas formas metafísicas se deba al carácter mítico y metafórico de los relatos que las subyacen, pues la identidad está unida a lo narrativo por robustos lazos.
Dos de los relatos estructurantes de la identidad son el mito de la caída, que habla de la identidad personal, y el mito del cuerpo místico, que habla la identidad colectiva, de la condición del individuo como miembro del cuerpo colectivo. Diversos movimientos sociales y filosóficos han devenido en ejercicio metafísico de uno de estos dos mitos: salvar al sujeto de su condición de barro y/o entregarle a la comunidad a la que sirve como miembro. El cuerpo se presenta como cárcel; la comunidad, como señora y dueña del sujeto esclavo. Hay violencia metafísica en estos relatos que articulan casi la totalidad de la filosofía del sujeto y de la identidad moderna, incluyendo muchas filosofías presuntamente críticas que han tratado de abandonar la metafísica.
Sujetos en la niebla escapa de la seducción de dichos mitos. La obra es fruto de la rebelión del autor contra un tiempo de corrientes filosóficas que coincidieron en rechazar toda referencia al sujeto como si este fuese un cadáver de la historia. Hay algo de relato de identidad de quienes vivieron los sueños de la modernidad y la posmodernidad, hasta que fueron despertados por el escepticismo. Es también una propuesta para encontrar en la agencia y la voluntad lo que la conciencia y la representación perdieron.
"En mi opinión, esta obra constituye una contribución fundamental, en cuanto expone un modelo relativo a la formación y a la persistencia de los problemas humanos basados en el miedo, que representa una base para los estudios futuros que se emprendan en esa dirección. En esta obra aparecen descritas estrategias relativas al cambio y a la solución de tales problemas, que han demostrado ser especialmente eficaces. Por otra parte, quien haya tenido ocasión de conocer los trabajos anteriores de Giorgio Nardone no se sorprenderá al descubrir que también en éste presenta destacadas contribuciones, tanto desde el punto de vista teórico como práctico.
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Este libro es, por tanto, muy útil para el especialista interesado. Sin embargo, puesto que el libro está escrito en un estilo claro y accesible, creo que también se puede recomendar al lector no especialista, al que tal vez le resulte fascinante y agradable descubrir que problemas tan complicados, largos y dolorosos, como son las formas graves de miedo, no requieren necesariamente soluciones complicadas, largas y dolorosas."
¿Podemos afirmar hoy, en vista de los avances de la biología y de la ingeniería genética, que el ser humano depende del amor, de amar y de ser amado, del mismo modo en que su naturaleza animal le lleva a depender del alimento físico para poder sobrevivir? ¿Se puede justificar racionalmente la creencia de que, como dijo Erich Fromm, «la humanidad no podría existir ni un solo día sin amor»?
Esta pregunta acerca de la necesidad absoluta de dicho sentimiento, sobre si es constitutivo de la existencia del ser humano como tal y supone por lo tanto una necesidad ontológica, formará el núcleo del presente ensayo. Partiendo de la tesis de que la vida humana es una consecuencia de la interacción de generaciones sucesivas, y recurriendo a la dialéctica hegeliana, Rohmer busca superar la disociación clásica entre naturaleza y espíritu, por un lado, y entre naturaleza y cultura, por otro, y argumenta que la esencia de la existencia humana es la libertad, enraizada en un tipo de amor que trasciende lo corpóreo y lo sensual.
El ciclo con “C” de:
Cristo
Comunidad
Casa
Corazón
Cómic
Crítica
Conversión
Catequesis
Cambio
Creer
Crecer…
y de Cortés
La magia del cómic en una historia inspirada en el pensamiento de Nietzsche. Lo mejor de la filosofía y del manga, por fin juntos.
No sabemos qué pensaría Friedrich Nietzsche si viera el título de su obra Así habló Zaratustra impreso en la portada de un manga. Lo que sí sabemos es que son muchos los jóvenes que leen cómics y pocos los que se atreven con un libro de filosofía.