«Basto que muriera para que todos los odios se convirtieran en veneración, todas las calumnias en plegarias, todos sus hechos en leyenda.
Muerto, ya no era un hombre sino un símbolo. La América Latina se apresuró a convertir en mármol aquella carne demasiado ardiente, y desde entonces no hubo plaza que no estuviera centrada por su imagen, civil y pensativa, o por su efigie ecuestre, alta sobre los Andes.
Por fin en el mármol se resolvía lo que en la carne pareció siempre a punto de ocurrir: que el hombre y el caballo se fundieran en una sola cosa. Aquella existencia, breve como un meteoro, había iluminado el cielo de su tierra y lo había llenado no sólo de sobresaltos sino de sueños prodigiosos.
Así comienza la aventura de este prodigioso libro de William Ospina, de esta nueva obra que, como siempre, nos sorprende por la excelencia de la prosa, y por la sorprendente capacidad con que mezcla la trama con la poética. Ospina hilvana una obra que, sin paliativos, nos atrevemos a calificar de maestra. Una nueva vuelta de tuerca.
Asistimos pasmados e inquietos al desfile de las imágenes más bellas jamás imaginadas, a los retratos más duros - nunca exentos de ese hálito de humanidad que Ospina otorga a todos sus personajes - de los actores protagonistas que firmaron la historia de una época. Una época decisiva para el curso del mundo.