El bautizado experimenta una íntima fractura debida al pecado en el que incurre cuando se deja arrastrar por seducciones que, antes que plenificarle, le esclavizan. Se alza, entonces, desde su conciencia el gemido que busca una restauración que sane su fragilidad congénita. Ahí es donde puede acontecer el signo sagrado de la Reconciliación rehaciéndole en su ser sinfónico. Al cristiano que sufre un grave decaimiento en su salud, y que, en medio de su experiencia de la Cruz, ejerce su sacerdocio bautismal en la entrega de sí mismo, Cristo le visita con la ternura de la santa Unción: a través de ella, el Eterno ilumina de esperanza el sufrimiento humano, transfigurado por el sufrimiento de quien es Vencedor porque es Víctima.
Después del Año de la Misericordia, llega el Año vaticano de la Juven- tud. El papa Francisco está convencido de que los jóvenes son los gran- des olvidados y desencantados de nuestro tiempo, pero al mismo tiem- po, que ellos son lo mejor de la vida. «Los jóvenes están hechos de la misma pasta que Dios. Apoyarlos a ellos es apoyar el futuro de la Iglesia y de la humanidad». Con esta esencia arranca este libro que se nutre de las entrevistas y conversaciones inéditas que Thomas Leoncini ha man- tenido con el pontífice sobre el tema.
El papa afronta, pues, el tema de la juventud, que arranca en marzo con un encuentro en Roma de jóvenes llegados de todo el mundo y que se mantendrá como asunto central del Vaticano a lo largo de todo el año, y cuya conclusión se prevé para octubre de 2018, con una Gran Asam- blea donde el tema principal será «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
Un libro íntimo, cercano y divulgativo, que cuenta con la colaboración de un periodista muy próximo a Francisco, y cuyo principal anhelo es llegar al corazón de todos los cristianos.
Este libro ofrece una serie de reflexiones del Cardenal Marc Ouellet, actual Prefecto de la Congregación para los obispos, cuyo hilo conductor gira en torno a la gloria de la comunión trinitaria. De esta gloria puede participar la humanidad ya en el presente por medio de la carne de Cristo, de la carne del Resucitado que se regala aquí y ahora, de manera particular en la Eucaristía. Ello lleva al autor a hacer una rica presentación del misterio eucarístico desde claves trinitarias.
Buena parte de los textos que se recogen en el libro proceden de las meditaciones y homilías que el Cardenal Ouellet pronunció y entregó por escrito para su meditación durante la Semana Santa de 2017 a la comunidad de Iesu Communio y a un grupo numeroso de jóvenes en discernimiento, a quienes el Cardenal acompañó con su presencia y su palabra.
Romana presenta con Libreria Editrice Vaticana (LEV) la colección de libros «La teología del Papa Francisco», que reúne en 11 volúmenes, el análisis de la teología que está en la base de las palabras y enseñanza del Papa Francisco de la mano de once teólogos de reconocido prestigio internacional.
En particular, el primer volumen, titulado Según el Espíritu, teología espiritual en camino con la Iglesia de Francisco, ha sido escrito por el famoso teólogo jesuita Marko Ivan Rupnik.
La colección «La teología del Papa Francisco», presenta el análisis teológico del magisterio de Francisco que desarrollan once renombrados teólogos procedentes de varios países del mundo. Tiene por objeto enseñar cuál es la teología subyacente en la base de las palabras y acciones del Papa Francisco, tan impactantes y al tiempo tan sencillas, a las que el Santo Padre nos tiene acostumbrados.
El Papa es, antes que nada, pastor de la Iglesia y símbolo de su unidad. Puede ser un teólogo de profesión, pero puede ser también que no lo sea como ha sucedido con la mayoría de los Papas. En ambos casos, tanto en sus enseñanzas como en sus elecciones o en las orientaciones que ofrece, su magisterio y su estilo participan plenamente de una visión teológica.
En suma, el primer volumen de la colección, escrito con estilo ágil y cautivador, capaces de mostrar de forma rigurosa, las raíces profundas del pensamiento y de la acción del Papa Francisco en clave teológica.
Los dogmas son una garantía de la identidad y el futuro de la fe. Esta es la tesis del cardenal Walter Kasper al afrontar la cuestión del dogma y la renovación de la Iglesia. El teólogo y cardenal muestra los nuevos caminos y posibilidades para ver los dogmas eclesiales bajo una nueva luz y descubrir en ellos la base de la revitalización y el resurgimiento de la Iglesia.
WALTER KASPER, nacido en 1933, doctor en teología y profesor de Dogmática, fue obispo de la diócesis de Rottemburgo-Stuttgart de 1989 a 1999. Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, fue creado cardenal en 2001. Es uno de los principales teólogos actuales y con sus numerosos escritos, charlas y conferencias se ha hecho merecedor de un respeto generalizado en el mundo ecuménico.
Insight es la obra maestra de Bernard Lonergan. Su propósito es llevar al lector a comprender lo que es comprender, en particular destaca el momento en que uno gozosamente descubre que por fin algo se hace claro, que uno entiende. Aunque se ocupa de los grandes debates de la epistemología, no propone una «teoría del conocimiento». Lonergan escribe desde otro punto de vista: trata de llevar al lector a mucho más que a una acumulación de conceptos acertados o erróneos sobre el conocimiento humano; busca el autodescubrimiento de las capacidades cognoscitivas.
Para Lonergan, un acto de intelección (insight) sobre lo que es un acto de intelección es la fuente de las ideas claras y distintas. Este insight añade a lo meramente dado una unificación explicativa u organización, una filosofía. Más aún, nos permite unificar y organizar lo que es conocido en las matemáticas, en las ciencias y en el sentido común; es, por tanto, la base de una metafísica verificable.
Con este libro Lonergan adquirió una gran autoridad epistemológica. La Universidad Iberoamericana (México) patrocina la difusión de esta obra del genial meta-metodólogo en coedición con Ediciones Sígueme.
El desafío de la postmodernidad, en sus diversas configuraciones, es el gran reto que tiene ante sí Occidente y particularmente el cristianismo.
A lo largo de su historia bimilenaria, la Iglesia no ha dejado de relacionarse con la cultura. En muchas épocas, ella misma ha sido un importante agente creador; en otras, se ha enfrentado a los efectos deshumanizadores de la cultura dominante. Para realizar esta labor, la Iglesia se ha servido de la teología como instancia crítica.
Durante el siglo XX, el diálogo con la Modernidad fue especialmente fecundo (basta señalar los efectos beneficiosos del Concilio Vaticano II). Sin embargo, la Postmodernidad, o Modernidad tardía, ha abierto un nuevo escenario de confrontación dominado por el pluralismo, la fragmentación, el consumismo y la cibercultura. A este nuevo reto ha de responder una teología renovada (narrativa y estética), que ofrezca una propuesta humanizadora creíble y salvaguarde la identidad cristiana.
En el corazón de este desafío, cuyos límites son difusos, discurre la vida cotidiana, tanto personal como comunitaria, del creyente. Por ello, la Iglesia únicamente será fiel a su misión si es capaz de responder desde su propia lógica secular y de cuidar y acoger a cada ser humano vulnerable que transita por esta tierra.
João Manuel Duque es profesor de teología en la Universidad Católica Portuguesa, sede de Braga.
Conocer a Dios, asomarse a su intimidad, encamina derechamente al hombre hacia un misterio sublime, el más importante del dogma cristiano: Dios es uno y trino, tres personas en un solo Dios. El hombre, durante siglos, ha entrado de puntillas a analizar este misterio, mediante la piedad y la teología, de la mano de lo revelado por el mismo Dios.
Maspero ofrece aquí un valioso recorrido por la historia del dogma trinitario, vértice de toda la doctrina cristiana, que ayuda, en definitiva, a conocer la propia dignidad del ser humano.
Giulio Maspero (Como, Italia, 1970) es doctor en Física por la Universidad de Milán y en Teología por la Universidad de Navarra. Es sacerdote desde 2003, profesor de Teología en la Universidad de la Santa Cruz, Roma, y miembro del consejo de la Pontificia Academia de Teología.
El autor trata de la obra más maravillosa del Espíritu Santo, que es nuestra propia vida espiritual; y en especial de la oración, elemento inspirador de toda la armonía, principio de unidad, y clave de esa obra en el alma del cristiano. "No quiero decir con esto -afirma en su introducción- que para la vida espiritual baste con la oración; se necesitan, sin duda, otros elementos; pero el elemento positivo, pudiéramos decir, el elemento director, es precisamente la oración. Quiero mostrar, desde luego, cómo la oración es el principio esencial y positivo de la vida espiritual, y cómo el Espíritu Santo es el gran inspirador, el gran director de ese procedimiento divino, por el cual nos vamos constantemente acercando a Dios y transformando en él". Luis María Martínez (1881-1956) fue Arzobispo Primado de México desde 1937 y es conocido en su país y en toda América latina por sus escritos sobre el Espíritu Santo. De profunda piedad, se ha iniciado su proceso de beatificación.
Millones de personas se dirigen cada día a su trabajo. Algunos van a disgusto, como obligados a una tarea que no les interesa ni les agrada. A otros les importa únicamente el sueldo que recibirán y sólo eso les proporciona aliento para trabajar. Otros encarnan lo que Hannah Arendt llama el “animal laborans”: el trabajador sin más fin ni horizonte que el mismo trabajo al que la vida le ha destinado y que realiza por inclinación natural o por costumbre.
Por encima de todos ellos en humanidad se encuentra la figura del “homo faber”, el que trabaja con perspectivas más amplias, con el afán de sacar adelante una empresa o un proyecto, unas veces buscando la afirmación personal pero otras muchas con la noble aspiración de servir a los demás y de contribuir al progreso de la sociedad.
Entre estos últimos deberían encontrarse los cristianos, y no sólo en primer lugar sino en otro nivel. Porque si de veras son cristianos, no se sentirán esclavos ni asalariados, sino hijos de Dios para quienes el trabajo es una vocación y una misión divina que se ha de cumplir por amor y con amor.
En su célebre discurso del 2008 al Collège des Bernardins, en París, Benedicto XVI mostró que el cristianismo posee la clave para comprender el sentido del trabajo, al afirmar que el hombre está llamado a prolongar la obra creadora de Dios con su trabajo, y que debe perfeccionar la creación trabajando con libertad, guiado por la sabiduría y el amor. El mismo Hijo de Dios hecho hombre ha trabajado muchos años en Nazaret, y «así santificó el trabajo y le otorgó un peculiar valor para nuestra maduración» (Papa Francisco, Laudato si’, 98).
Todo esto muestra que el trabajo es “vocación” del hombre, “lugar” para su crecimiento como hijo de Dios, más aún, “materia” de su santificación y de cumplimiento de la misión apostólica. Por eso el cristiano no ha de temer el esfuerzo ni la fatiga, sino que ha de abrazarla con alegría: una alegría que tiene sus raíces en forma de Cruz.
La última frase es de san Josemaría Escrivá de Balaguer, el santo que ha enseñado a “santificar el trabajo”, convirtiéndolo nada menos que en “trabajo de Dios”. En su mensaje se inspiran las páginas de este libro. Mejor dicho, se inspiran en el Evangelio, pues san Josemaría no ha hecho otra cosa que enseñar las palabras y la vida de Jesús, sobre todo los años transcurridos en Nazaret junto a José, de quien aprendió a trabajar como artesano, y junto a María, que le sirvió con su trabajo en el hogar.
Jesús, María y José aparecen en la portada de este libro, que reproduce una de las escenas del retablo en alabastro que se encuentra en el Santuario de Torreciudad (Aragón, España), obra maestra del escultor Joan Mayné. El lector puede contemplar en esa imagen todo lo que se dispone a leer en este libro. Incluso, si quiere, puede "entrar ahí" como uno más de la familia de Nazaret, porque también es hijo de Dios, y esa casa y empresa es la escuela para aprender cómo se ha de convertir el trabajo en oración: en una “misa” que da gloria a Dios y redime y mejora el mundo.
La Eucaristía es un inefable misterio de fe. Un misterio porque la razón humana se encuentra ante una verdad que no es capaz de conocer sin la ayuda de la revelación y de la fe. N o obstante en este misterio se nos revela el secreto divino (cfr. Ef 1, 9; 3, 9; 1 Co 2, 7), el designio del Dios vivo, Uno y Trino, de salvar al hombre en Cristo, y se nos ofrece también la posibilidad de encontrarnos personalmente con Él. En efecto, cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía, Jesucristo se hace presente en los signos sacramentales del pan y del vino en el acto de ofrecer su vida al Padre por la redención de la humanidad. En Él y con Él se hace presente su obra salvífica, el sacrificio de nuestra redención en la plenitud del misterio pascual de su pasión, muerte y resurrección gloriosa. No se trata de una presencia estática, mera- mente pasiva, porque el Señor se hace presente con el dinamismo de su amor salvador: en la Eucaristía Él nos invita a acoger la salvación que nos ofrece y a recibir el don de su cuerpo y de su sangre como alimento de vida eterna, permitiéndonos entrar en comunión con Él -con su persona y su sacrificio-y en comunión con todos los miembros de su cuerpo místico que es la Iglesia. La finalidad del presente libro es contribuir a un mayor conocimiento de este misterio de fe, para acoger con más amor el don de Cristo. Se esfuerza por conducir el discurso de modo rigurosamente teológico y a la vez accesible a los cristianos interesados en profundizar su formación doctrinal.
La transmisión de los fundamentos del saber moral se ha interrumpido.... Hay que reanudar esa transmisión volviendo a quienes han sido modelo de gran intuición y buen hacer en cuestiones didácticas, como Romano Guardini