Este Directorio tiene la finalidad de orientar y, en algunos casos, prevenir de abusos y desviaciones las diversas devociones que han ido surgiendo a lo largo de los siglos en el seno de la Iglesia. En este sentido, ofrece una serie de orientaciones para los ejercicios de piedad centradas en la historia, la teología y la liturgia, al tiempo que brinda sugerencias prácticas sobre el tiempo, el lugar, el lenguaje y otros elementos para armonizar las acciones litúrgicas y los ejercicios de piedad.
Esta nueva carta apostólica de Juan Pablo II, en la que se proclama el año que va de octubre de 2002 a octubre de 2003 Año del Rosario, ofrece unas importantes reflexiones sobre el tradicional rezo del Rosario, oración contemplativa que, a través de la Virgen María, permite al orante cristiano ahondar en el misterio salvífico de Cristo: «El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología [...] En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor», comenta el Papa al comienzo de la introducción. El documento aporta también la contemplación de un nuevo ciclo de cinco misterios que podrían llamarse «luminosos», y que, vinculados al jueves en el ciclo semanal, desgranan la vida pública de Jesús: su bautismo, su autorrevelación en las bodas de Caná, su anuncio del Reino de Dios, su transfiguración y la institución de la Eucaristía.
«Orígenes (185-253), san Agustín y santo Tomás son las tres torres-fortaleza del pensamiento cristiano» (Hans Urs von Balthasar). Como el iceberg muestra a la superficie una novena parte del bloque colosal, así Orígenes, cuyos geniales escritos apenas han llegado hasta nosotros: biblia, teología, pastoral, catequética... Todos animados por el anhelo de «amar a Dios de todo corazón». Los mismos errores de los que se le acusó son sencillamente excesos del amor sin límites. En nuestro tiempo, H. Lubac, J. Daniélou, H. Crouzel, el cardenal Newman, W. Wölker y J. Quasten nos han venido desvelando el rostro fulgurante de Orígenes, plenamente espiritual, que desborda incluso el sentido literal de las Sagradas Escrituras, impregnándolo de sentido espiritual. De su vivencia ofrecemos aquí la Homilía XXVII sobre los Números, el Prólogo al Cantar de los Cantares, Exhortación al martirio y el tratado Sobre la oración, lo más espiritual de sus escritos. Con ellos gozará toda persona de fe viva.
Hoy hacen falta testigos más que maestros. Los maestros enseñan doctrinas. Los testigos han visto y dicen lo que han visto. Por ambos costados San Juan de la Cruz es testigo y maestro, mistagogo, porque enseña lo que ha experimentado y cómo lo ha vivido. Sólo un pero para los lectores del tercer milenio. Escribió hace cuatrocientos años. Lo que testifica y enseña es inmutable, pero el molde ha cambiado muchísimo. ¿Cómo paliar esa desventaja? El autor ha roto el nudo. Su preparación, sensibilidad, el profundo conocimiento de San Juan de la Cruz y de los lectores así como su estilo han conseguido en una brava y eficaz tarea que San Juan de la Cruz escriba hoy su Cántico. De ahí el título: Una nueva lectura... Con la valiosa originalidad de haber investigado las fuentes bíblicas, ascéticas y poéticas en que se inspiró San Juan, y la riqueza de los comentarios.
El Concilio Vaticano II manifestó expresamente que la Iglesia era amiga de las bellas artes, relacionadas con la belleza divina, y reconoció que los medios artísticos de comunicación social prestan una valiosa ayuda a la humanidad; por lo que es necesario fomentar y conservar en todas las personas las facultades de contemplación, intuición y admiración que conducen a la sabiduría. El presente manual es una contribución a esa tarea. Conscientes de la amplitud del tema abordamos este reto eligiendo una metodología de compendio, que obliga reducir a lo esencial la crónica de cada capítulo histórico y a omitir muchos nombres que serán conocidos, sin duda, por cualquier lector medianamente culto. Pero tal necesidad no hace que esta «historia» se limite a u enumeración de nombres propios y a una simple descripción de formas y estilos. Intentaremos ahondar en el lenguaje del arte.
Juan Plazaola Artola (San Sebastián, 1919). Ingresó en la Compañía de Jesús en 1936. Es doctor por la Universidad de París (Letras) y por la Complutense (Filosofía). Ha sido profesor de Estética y catedrático de Historia del Arte, así como colaborador en varias revistas especializadas Entre sus múltiples obras cabe destacar: El arte sacro actual. Teoría, panorama, documentos (Madrid 1965) Introducción a la estética (Madrid 1973, Bilbao 21991) Futuro del arte sacro (Bilbao 1973), El arte y el hombre de hoy. Apuntes para una filosofía del arte contemporáneo (Valladolid 1978), Historia y sentido del arte cristiano (Madrid 1996).
Esta obra presenta la fe cristiana como un don gratuito de Dios, y desentraña minuciosamente, a la luz de la dilatada tradición de la Iglesia y de sus teólogos, el proceso por el que los creyentes accedemos, mantenemos y avanzamos en esa fe. Como un don gratuito que no rehuye la reflexión y el estudio de quien busca lo comprensible y aspira a encontrar sólidos fundamentos de credibilidad para sus creencias más íntimas. Las reflexiones y razonamientos que el autor ofrece a sus lectores pretenden confirmar en la fe a quienes se la plantean sincera y honestamente, en su doble dimensión personal y comunitaria, y abrirles a un horizonte de plenitud y eternidad.