La presente obra es el resultado de un largo recorrido docente y clínico, sobre todo en los ámbitos de la psicoterapia psicoanalítica y de las técnicas proyectivas. Tomando como referencia el texto clásico Indicadores psicopatológicos en técnicas proyectivas, de Elsa Grassano de Píccolo, y la teoría psicoanalítica de Melanie Klein, el autor ha elaborado un trabajo que será de gran utilidad tanto para los profesionales que utilizan las técnicas proyectivas como para todos los estudiantes interesados en las mismas.
En primer lugar, Barbosa realiza un encuadre teórico-nosográfico de las grandes organizaciones psicopatológicas. Posteriormente, ofrece los indicadores que permiten establecer un diagnóstico diferencial y, finalmente, realiza sus aportaciones personales en torno a algunos rasgos específicos de las pruebas proyectivas gráficas, en especial el Test del árbol y el Test de la casa.
El presente volumen, compuesto por cuatro artículos del autor publicados previamente en diferentes medios, se centra en la dimensión humana de la religión.
El primer texto nos habla de la conversión a la que están llamadas las religiones, ya que no tienen el monopolio de la dimensión religiosa del hombre, que resurge a pesar de las esclerosis culturales y de las mismas religiones. El segundo se refiere al estudio de las religiones, un estudio que no ha de separarlas del mundo, como sucede a menudo. El tercero se ocupa del cuerpo del hombre, hoy desgraciadamente castigado por quien lo convierte en ídolo o lo deprecia. Sin el cuerpo, la dimensión religiosa se evapora o se transforma en violencia. Por último, el autor nos habla de medicina y religión. Salud y salvación no han de confundirse, pero solo existen si se mantiene entre ellas una interdependencia armónica.
Según Panikkar, la tendencia a crear un ámbito estrictamente «religioso», separado del mundo y del cuerpo, beneficia a ideologías totalitarias en la ciencia y la política. El autor es un crítico radical del abuso de la tierra y del hombre en el que nos encontramos inmersos, pero ejerce esta crítica desde una visión de paz posible, experimentada, ineludible.
Esta obra presenta y discute un buen número de prácticas terapéuticas que pueden contribuir a acortar la psicoterapia e incluso, en general, a hacer más breve cualquier intervención psicosocial. Pretende ser, en cierto sentido, una especie de Rayuela, la genial novela de Cortázar, porque puede leerse sin seguir un orden establecido, en función del interés del lector. Cada capítulo es autónomo y ofrece técnicas que pueden utilizarse de manera independiente. Esta estructura responde a la convicción de que la totalidad de los procedimientos descritos, pese a pertenecer a la tradición de la terapia sistémica breve, son perfectamente extrapolables al trabajo de terapeutas de otras orientaciones y modelos. Sin embargo, puede leerse también de forma tradicional, como un verdadero manual de terapia sistémica breve, y más concretamente de terapia breve integrativa, con un componente fundamental centrado en las soluciones.
El autor ha buscado la sencillez en la exposición y la claridad en el planteamiento de los conceptos. Detalla en cada capítulo en qué consisten las técnicas presentadas, para qué pueden servir y qué conviene tener en cuenta a la hora de utilizarlas, y se sirve de un sinfín de ejemplos de casos para ilustrar lo expuesto, al mismo tiempo que lo acompaña de las investigaciones al respecto.
Frente al reduccionismo científico, los autores defienden la importancia del vínculo con los otros —aquello que nos convirtió en seres humanos— para entender el sufrimiento mental excesivo.
En salud mental predomina en la actualidad un enfoque muy simple: todo malestar es una enfermedad orgánica y genética, todo radica en el funcionamiento de la máquina cerebral y a toda enfermedad le corresponde un diagnóstico objetivo y un tratamiento medicamentoso. Se estudian y se tratan los trastornos mentales sin tener en cuenta ni la mente ni la sociedad.
Este ensayo insiste en la importancia de los vínculos para entender mejor por qué algunas personas sufren en demasía y hacen sufrir también excesivamente a sus hijos, por lo que comprometen su salud mental. No podemos evitar el sufrimiento humano, pero sí intentar que la vida sea lo mejor posible y que nuestros pequeños crezcan en las condiciones necesarias para poder disfrutarla.
Un amplio e imaginativo repertorio de estratagemas terapéuticas que son el fruto de décadas de investigación e intervención. Una síntesis de rigor y creatividad.
«El verdadero misterio es lo que se ve y no lo invisible». Esta brillante afirmación de Oscar Wilde es perfectamente adecuada para describir el asombro de una persona corriente ante trastornos psíquicos y conductuales tan sorprendentes, extravagantes y contra natura como son hartarse, vomitar y autolesionarse con el objeto de aliviar el sufrimiento o buscar un estremecimiento de placer.
Según Nardone y Selekman, es posible demostrar que bulimia y autolesión, cada vez más extendidas entre jóvenes y adolescentes, no son categorías diagnósticas distintas sino dos caras de la misma moneda, y como tales han de ser tratadas. Los autores plantean la posibilidad de una intervención rápida y estratégica, de un modelo terapéutico construido a medida del paciente que permite dar un vuelco a la lógica perversa del trastorno. Según este enfoque tecnológico, son las soluciones más eficaces, elaboradas sobre el terreno, las que definen y describen la patología; en otras palabras, el conocimiento deriva del cambio concreto en la vida del paciente, y no de un cuadro teórico o estadístico que se supone infalible e inmutable.
Junto con la exposición de varios casos clínicos, la presente obra ofrece un amplio e imaginativo repertorio de estratagemas terapéuticas que son el fruto de décadas de investigación e intervención. Hartarse, vomitar, torturarse es una síntesis de rigor y creatividad que nunca es definitiva.
Giorgio Nardone nos introduce en una realidad aparentemente mágica, donde «el secreto es que no hay secreto», solo sutiles habilidades.
Este libro pretende explicar el arte de resolver problemas complicados mediante soluciones aparentemente simples. Este arte no contempla recurrir a verdades tranquilizadoras, esto es, conocimientos definitivos acerca de la realidad que nos rodea, sino que considera más bien el uso de estratagemas que violan el sentido común y la lógica racional.
En 1930, a orillas del Danubio ocurrió un hecho del que los diarios de la época dieron destacada información. Un joven con intenciones suicidas se arrojó desde un puente; a los gritos de los testigos acudió un gendarme, quien, en vez de lanzarse al agua, apuntó con su fusil al joven y gritó: «¡Sal de ahí o disparo!» El hombre obedeció y salió del agua. El gendarme acababa de realizar espontáneamente un acto paradójico que funcionó a la perfección como estratagema de «apagar el fuego añadiendo leña».
La historia de la humanidad está llena de estas estratagemas capaces de invertir rápidamente el desenlace de una situación: basta pensar en Ulises y su caballo de Troya, que representa la esencia heroica de la inteligencia estratégica.
El profesor Rahner plantea en este volumen una cuestión que los tratados de teología dogmática suelen pasar por alto y que merece un análisis a fondo, a saber la institución por nuestro Señor de cada sacramento en particular. El autor establece un nuevo y más profundo punto de partida para esta cuestión al presentar los sacramentos como autorrealizaciones de la Iglesia, y a la Iglesia misma como sacramento fundamental y primordial, como sacramento de los sacramentos. La primera parte de este estudio enfoca la estructura sacramental de la Iglesia, considerada como la presencia histórica y escatológica de la salud y de la misericordia divina en Jesucristo. A l partir de esta concepción teológica, pasa a un segundo plano la cuestión acerca de cuántos son los sacramentos que aparecen en las Sagradas Escrituras como expresamente instituidos por Jesús. La segunda parte se ocupa de cada uno de los sacramentos en particular, poniendo como base la eucaristía en cuanto sacramento de la presencia histórica y escatológica de Cristo, mientras que considera los demás sacramentos como desarrollos del sacramento primordial de la Iglesia, que se extienden a la situación vital de los individuos. De estas consideraciones surgen provechosas perspectivas para la piedad sacramental y al mismo tiempo personal.
Cuando Juan XXIII anunció su decisión de convocar un concilio ecuménico, algunos cardenales preguntaron por el motivo, dado el ajetreo y riesgo que eso suponía para la Iglesia. Dicen que el pontífice se levantó de la silla, se dirigió a una ventana próxima, la abrió de par en par y, mientras el fuerte viento del exterior penetraba en la habitación, respondió: «Para que entre aire nuevo en la Iglesia».
Si el Papa Bueno abrió las ventanas de la institución, Francisco está abriendo sus puertas de par en par con una hoja de ruta muy clara: hacer realidad el espíritu del Concilio Vaticano II, es decir, lograr la corresponsabilidad en una Iglesia humilde, servidora, sencilla y samaritana.
Esta obra colectiva, compilada por José Manuel Vidal y Jesús Bastante, recorre la «hoja de ruta conciliar» del papa Francisco. Todos los autores, expertos de primera fila, vivieron el concilio en primera persona y ayudaron de forma decisiva a aplicarlo en España. Cinco décadas más tarde, vuelven sobre el evento y analizan lo que fue, lo que es y lo que puede seguir siendo en la Iglesia.
Participan en el volumen: José Luis González Balado, Gabino Díaz Merchán, Hilari Raguer, Loris Francesco Capovila, Marco Roncalli, Juan María Laboa, Martín Gelabert, José Arregi, Xabier Pikaza, José Manuel Bernal, Jesús Espeja, Antonio Montero, Isabel Gómez Acebo, Juan Mart
La filosofía china clásica se desarrolló dentro del marco temporal que, por su relevancia en la historia de la humanidad, Karl Jaspers denominó era axial; una época comprendida entre los siglos VIII y II a. C., en la que también se dieron cita Buda, los profetas judíos, Zaratustra y los filósofos griegos.
A pesar de la diversidad de Estados y sistemas políticos surgidos desde entonces, seguimos conviviendo con regímenes autoritarios y preguntándonos cómo se podría crear y asegurar una convivencia humana digna. Esta es precisamente la pregunta central de la filosofía china clásica: cómo llevar una vida consciente, correcta y con éxito, ya sea en familia, en sociedad y dentro de un Estado o bien retirándose de todas estas instituciones que imponen sus normas y obligaciones sobre el individuo. Se trata, por lo tanto, de una filosofía eminentemente práctica.
Schleichert y Roetz ofrecen una presentación sucinta y clara, un texto accesible al lector no especializado en la materia. Repasan este periodo histórico conocido como el de las “cien escuelas”, prestando especial atención al confucianismo, a las alternativas al mismo planteadas por Mo Di y Yang Zhu, al daoísmo, al legalismo, al punto álgido que representa Xunzi y a la Escuela de los nombres, así como al desarrollo posterior de la filosofía en China. El lector tiene en sus manos una obra que, desde su primera publicación en alemán, se ha convertido en un texto de referencia.