«Mi lema episcopal reza así: “Estar dispuesto a amar las adversidades para servir a la verdad”».
Con estas palabras se inicia el diálogo del cardenal Carlo Maria Martini con los lectores del Corriere della Sera, un espacio en el que aborda con gran sencillez las cuestiones cruciales que están en la base de nuestra vida diaria. ¿Por qué creemos? ¿Por qué perdemos la fe? ¿Qué sentido tienen el sufrimiento, la muerte, el dolor de los inocentes...? ¿Cuál es la relación entre ciencia y fe?
En sus respuestas, el cardenal Martini, observador atento y comprometido de las tensiones e inquietudes del tiempo presente, afronta también los temas más incómodos de la actualidad, revelando su función de pastor y guía para los cristianos, a la vez que punto de referencia para los no creyentes. Con un estilo coloquial y una argumentación tranquila y aparentemente sencilla, las palabras de Martini tocan las cuerdas más profundas del corazón de todos, estimulando los interrogantes, el sentido crítico y la reflexión.
Página tras página, emerge la fe profunda del cardenal, pero también su extraordinario conocimiento de la Biblia, que nos impulsa a emprender con autenticidad al camino de búsqueda que cada uno de nosotros debe recorrer en su entorno y dentro de sí.
CARLO MARIA MARTINI, jesuita, nacido en Turín en 1927, fue arzobispo de Milán de 1980 a 2002. Es una de las personalidades con más autoridad en la Iglesia, y su voz es escuchada también con atención por no creyentes y por miembros de otras religiones. Entre sus últimas publicaciones en la Editorial Sal Terrae destacan: Las alas de la libertad / Pruebas y consolaciones del sacerdote / ¡Remad mar adentro!
La metáfora del Caos, que es al mismo tiempo creación y destrucción, es la constatación del continuo fluir de la creación y, en ella, de nuestra vida personal y social.
Pero nos gusta imaginar que estamos viviendo en un mundo ya ordenado, y parece que se nos pide encajar en algunas de sus vías sin salirnos de sus carriles. Quizá por ello todas las corrientes de espiritualidad han hecho de la ascesis un camino para buscar un cierto orden dentro del caos.
Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio pretenden ser dinámicas para ordenar el caos interior, pero nos hacen conscientes primero del caos en el que vivimos. Solo de este modo podremos «resetear» la vida, desear más y elegir al gusto de Dios.
XAVIER QUINZÀ LLEÓ, SJ, doctor en teología, nació en Valencia en 1946. Profesor en excedencia de la Facultad de Teología de Comillas (Madrid), se ha interesado por los nuevos lenguajes en la teología y la espiritualidad. También se ha ocupado en ayudar a rehacer itinerarios vitales en contextos de marginación y ha realizado y publicado estudios sobre Historias de Vida. Actualmente trabaja en el Centro «Arrupe» de Valencia.
Se trata de aprender a creer en un tiempo en el que la fe ya no es para muchos algo obvio, una realidad que impregna la vida entera desde la cuna hasta la muerte, sino una decisión libre, a veces dolorida, a menudo contrastada, y siempre por renovar. En este contexto, aprender a creer puede significar caer en la cuenta de las razones sobre las que descansa la fe. Sólo si el acto de fe es intelectualmente honesto y moralmente responsable, podrá hablarse de una fe adulta y hasta respetuosa con quienes dudan o no creen.
"He escrito estas páginas teniendo en cuenta el hecho de que hoy... no podemos contar ya... con un "catecumenado social" constituido por la realidad ambiental. Pero tampoco tenemos que enfrentarnos con una hostilidad preconcebida ni con una actitud de desdén frente a la religión en general y la fe cristiana en particular.
Estas páginas quieren ser una modesta aportación que ofrezco a todos los que hoy se preguntan por la "solidez" del fundamento de esa fe en la que se iniciaron en su infancia y que quizá no han tenido la posibilidad de cultivar a continuación... Si el cristiano se atreve a apostar por su fe, no lo hace porque sí, sino porque tiene y conoce razones válidas para hacerlo".
FRANCISCO ARDUSSO, Doctor en Teología y Licenciado en Ciencias Bíblicas, es Profesor de Teología Fundamental y de Teología Dogmática en la Facultad Teológica de Italia Septentrional. Colaborador y encargado de la sección de teología fundamental del Diccionario Teológico Interdisciplinar (4 vols., Sígueme, Salamanca 1982-1983), y del Nuovo Dizionario di Teologia (Ed. San Paolo, 1991), ha sido reelegido varias veces par el consejo de presidencia de la Asociación Teológica Italiana.
La segunda edición de la historia y análisis de los Ejercicios aparece 17 años después de su predecesora. A lo largo de este tiempo, el autor ha seguido trabajando y profundizando en el manual ignaciano. Así, además de una revisión y actualización completa de la obra, esta nueva edición se ve enriquecida con dos aportaciones fundamentales: un minucioso estudio sobre la génesis y composición del texto desde sus más tempranas etapas y una síntesis final en la que, revisadas las teologías contemporáneas sobre los Ejercicios –E. Przywara, G. Fessard, K. Rahner, H.U. von Balthasar–, Santiago Arzubialde ofrece el telón de fondo dogmático sobre el que, en su opinión, debería ser interpretado en el futuro el texto ignaciano.
erónimo Nadal entró en la Compañía en noviembre de 1545, fue formado directamente por Ignacio, y asimiló su espíritu hasta tal punto que según el P. Juan de Polanco no podría encontrarse otro que le aventajara en ello.
El mismo Ignacio requirió su ayuda en la redacción de las Constituciones y −también según testimonio de Polanco− para que las leyese y las anotase con todo lo que le viniese en mente. En 1553 lo envía a España y Portugal para que las explique a las nacientes comunidades.
Este encargo lo repetirán tanto Diego Laínez como Francisco de Borja y se prolongará para alcanzar hasta la totalidad de las comunidades jesuitas de Europa. Se ha calculado que no hubo jesuita en Europa con el que en aquellos años Nadal no se hubiera entrevistado una o dos veces. De manera que influyó más en la formación de los jóvenes de la Compañía, que el mismo Ignacio, al que no habían visto nunca, o cualquier otro de los primeros compañeros, de modo que puede justamente ser considerado como el segundo Fundador de la Compañía de Jesús.
En todas las comunidades que Nadal visitaba dejaba innumerables instrucciones, necesariamente particularistas y temporales. Otra cosa eran las pláticas, en las que no sólo exponía las Constituciones sino que iba confirmando lo dicho con hechos de la vida de Ignacio, muchos de ellos sólo por Nadal conocidos como confidente que fue de Ignacio.
En el presente volumen se recogen esas pláticas (prácticamente todas las que nos han llegado) con las que instruyó a los jesuitas de toda Europa durante los 35 años de su vida en la Compañía (1545 – 1580) y que constituyen la expresión más autorizada del espíritu de las Constituciones.