Para muchos la condición cristiana se ha vuelto indescifrable. ¿Quién sabe hoy lo que puede distinguir a un cristiano de cualquier persona de bien preocupada por servir al prójimo, respetar las leyes, practicar la tolerancia...: en suma, interesada en vivir de una «vida buena»? El ser cristiano parece disolverse en una cultura y una ética marcadas por unas referencias comunes, hasta el punto de que las diferencias se desvanecen: todos somos parecidos, todos estamos insertados en un mismo tronco... Podría suceder perfectamente que ese tronco resulte ser cristiano, pero más de uno prefiere guardar distancias respecto de tal origen.
Este libro pretende mostrar que la ética cristiana se caracteriza por la libertad de los «hijos de Dios», que viven del «Espíritu» de Cristo. Los cristianos son «del mundo», y Paul Valadier es abiertamente partidario de que todos ellos se interesen en todos los aspectos por la vida de la ciudad terrena y no «huyan» ni desprecien el mundo de los humanos, una vieja tentación muy presente todavía hoy entre la gente religiosa, incluidos los no cristianos. Pero aboga también en favor de que, con la misma libertad, sean capaces de distanciarse y, cuando sea preciso, mostrar su rechazo tanto frente a determinadas leyes religiosas como con respecto a ciertos conformismos mundanos.
PAUL VALADIER, SJ, Doctor en filosofía y en teología, es Director de Archives de Philosophie y Profesor de filosofía moral y política en las Facultades de la Compañía de Jesús en París. Es autor de numerosos libros, entre ellos La Iglesia en proceso: catolicismo y sociedad moderna, publicado en esta misma colección.
Para entender lo que ocurre hoy en la Iglesia católica importa conocer y comprender la valoración que Joseph Ratzinger–Benedicto XVI viene haciendo de la vida y la teología de la Iglesia desde los días del Concilio Vaticano II (1962-1965). El estudio y la reflexión sobre el origen, la naturaleza y las estructuras de la Iglesia ocupan un lugar privilegiado en el pensamiento del actual Papa. Ya su tesis doctoral estuvo dedicada a la doctrina de la Iglesia de San Agustín. Este interés no es sólo teórico, sino preocupación vital que guarda una estrecha relación con su participación como perito en las cuatro sesiones del Concilio. A la altura de 1996, interrogado acerca del aspecto más específico de su teología, el entonces Cardenal Prefecto de la Doctrina de la Fe afirmaba: «Tal vez, que desde un principio me fijé en el tema de la Iglesia, que he seguido a lo largo de toda mi vida. Para mí siempre ha sido importante que la Iglesia no fuera un fin en sí misma, sino que la razón de su existir es que nosotros podamos conocer y llegar a Dios. Así que yo diría que trato el tema de la Iglesia porque de este modo nace la mirada hacia Dios, y en ese sentido Dios es el tema central de todos mis esfuerzos».
Este libro intenta reconstruir el pensamiento eclesiológico de Joseph Ratzinger como un proyecto urgido por el anhelo de dar a luz una «eclesiología teológica». El punto de partida son unos apuntes mecanografiados de un curso de Eclesiología impartido por Ratzinger en la Facultad de Teología de Münster en 1965. Preguntarse por la Iglesia equivale a preguntarse cómo hacerla mejor. Antes de abordar cuestiones prácticas hay que plantearse con paciencia qué es la Iglesia, de dónde viene, a qué fin está orientada. Este estudio va recorriendo cronológicamente las distintas etapas vitales de este hombre, teólogo, cardenal prefecto y papa, a la luz de una apreciación y un interrogante muy difundidos a día de hoy: en qué sentido cabe hablar de la evolución interna de su pensamiento y si existe o no una ruptura entre un pensamiento temprano y uno posterior en Ratzinger.
SANTIAGO MADRIGAL (1960), jesuita, es profesor de Eclesiología y Decano de la Facultad de Teología en la Universidad Comillas (Madrid). A partir de su tesis doctoral, dedicada al estudio de los orígenes del tratado teológico sobre la Iglesia en el siglo XV, ha publicado varias monografías (La eclesiología de Juan de Ragusa, 1995; El proyecto eclesiológico de Juan de Segovia, 2000). En este nuevo libro prolonga otros trabajos sobre la eclesiología del Vaticano II y sus protagonistas (Vaticano II: remembranza y actualización, 2002; Memoria del Concilio: diez evocaciones del Vaticano II, 2005; Karl Rahner y Joseph Ratzinger: tras las huellas del Concilio, 2006).
Inspirándose en un proverbio flamenco según el cual «el mundo es un carro de heno del que cada uno toma lo que puede», el Bosco pintó hacia 1516 un tríptico, que hoy podemos admirar en el Museo del Prado, en cuya tabla central aparece una escena cargada de violencia, con hombres y mujeres de diversas clases sociales luchando entre sí para apoderarse de una parte del heno transportado en un enorme carro, mientras algunos caen aplastados bajo sus ruedas. Así es la triste realidad de nuestro mundo. No obstante, conviene hacer un tratamiento «científico» de la pobreza y la exclusión con el método propio de las ciencias sociales, aun cuando provoque menos pasión que la contemplación del cuadro del Bosco; y éste, a su vez, menos que la experiencia personal de quienes viven o trabajan en el cuarto mundo. Todo lo cual tiene su importancia, porque, como decía Merleau-Ponty, «uno no se convierte en revolucionario por la ciencia, sino por la indignación. La ciencia viene luego a llenar y precisar esa protesta vacía». Por eso, durante la lectura de los dos primeros capítulos convendría al menos no olvidar que tras las cifras se ocultan muchos dramas personales. Como dijo Lenin en cierta ocasión, «una muerte es una tragedia; un millón de muertes es una estadística».
A partir del capítulo 3, sin embargo, el tratamiento del tema es ya de carácter teológico y, por lo tanto, basado en la Palabra de Dios. No pensemos, sin embargo, que eso elimina de raíz el peligro de engaños. Muchos temas –desde el nivel de vida que puede permitirse un cristiano hasta las exigencias sociales para celebrar la eucaristía– nos resultarán seguramente incómodos, y estaremos tentados de recurrir a esa famosa «obediencia complicada» (que, en el fondo, es pura desobediencia) tan magistralmente desarrollada por Bonhöffer, en vez de recurrir a la «obediencia sencilla» reivindicada por el propio teólogo alemán, que nada tiene que ver con las lecturas fundamentalistas de la Biblia. Es lo que Juan Pablo II, en un contexto diferente, llamó «“ley de la gradualidad” o camino gradual», distinguiéndolo de una inaceptable «gradualidad de la ley» consistente en rebajar las exigencias de Cristo poniéndolas así al alcance de los menos esforzados, lo que, más o menos, equivaldría a la «obediencia complicada» de Bonhöffer.
LUIS GONZÁLEZ CARVAJAL SANTABÁRBARA (Madrid, 04-01-1947), Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, ha sido Secretario General de Cáritas Española. Desde 1982 se dedica de forma prioritaria a la teología; concretamente a los temas de Iglesia y sociedad. En estos momentos es Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). Anteriormente fue profesor y Director del Instituto Superior de Pastoral, de la Universidad Pontificia de Salamanca (sede de Madrid).
En estos escritos, Albert Nolan, autor de ¿Quién es este hombre? y Jesús, hoy: una espiritualidad de libertad radical, sienta las bases de una teología y una espiritualidad que toman partido por los pobres y la causa de la justicia. Algunos de estos textos nacieron de la larga lucha contra el sistema del apartheid en Sudáfrica. Pero la obra de Nolan trasciende la situación sudafricana para hablar a todos los cristianos que viven en un mundo marcado por la desigualad, la violencia y la explotación.
Nolan no se limita a exhortarnos a la resistencia, sino que también nos desafía a abrazar la espiritualidad de Jesús, mostrando cómo el poder salvífico de Dios puede capacitarnos para alcanzar la liberación personal y contribuir a la creación de estructuras de gracia.
Una vez más, Nolan revela, en un lenguaje comprensible para todos, el sentido y el poder del Evangelio para la actual situación histórica. Su nuevo libro pone de manifiesto que Jesús no permitirá que perdamos la esperanza ni siquiera en medio de la presente crisis cultural y económica.
ALBERT NOLAN, nacido en Sudáfrica en 1934, ingresó en la Orden de Santo Domingo en 1954 y cursó sus estudios en Sudáfrica y en Roma. Desde entonces ha sido profesor de teología, ha realizado tareas pastorales entre los pobres y ha sido durante años capellán universitario. En 1983 resultó elegido Maestro General de la Orden de Predicadores, pero rehusó aceptar el cargo para poder seguir desarrollando su apostolado teológico y pastoral en su país, donde desempeñó un papel significativo en la lucha de la Iglesia contra el apartheid. La editorial Sal Terrae ha publicado sus tres libros: «¿Quién es este hombre?» Jesús, antes del cristianismo; Dios en Sudáfrica: el desafío del Evangelio, y Jesús, hoy: una espiritualidad de libertad radical.
El libro nos muestra lo que es la llamada al seguimiento de Cristo. A Bonhoeffer le preocupa lo que puede significar esta realidad para todos los estamentos humanos. Partiendo de una base bíblica, ve el seguimiento de Cristo como la liberación del hombre con respecto a los preceptos humanos, a todo lo que oprime y agobia, a todo lo que preocupa y atormenta a la conciencia.
En el seguimiento, los hombres abandonan el duro yugo de sus propias leyes para tomar el yugo suave de Jesús. La liberación plena del hombre para alcanzar la comunión con Jesús sólo es posible allí donde subsiste el precepto íntegro de Jesús y su llamada a seguirle sin reservas.
En las sucesivas ediciones de este clásico, Gustavo Gutiérrez ha aprovechado para subrayar lo importante, salir al paso de algunas interpretaciones, precisar y revisar formulaciones, dejar lo roído por el tiempo e indicar nuevos y prometedores temas.
ENGLISH
"A Theology of Liberation"
“Our purpose is not to rewrite a new texts like those of this book in light of our current concerns and perspectives. Yet, we consider it important and useful to stress the essential points, to counter misinterpretations, to revise and clarify expressions…” (Gutiérrez)
Las principales aportaciones de Jürgen Moltmann al panorama teológico actual ya están presentes en dos de sus libros iniciales: Teología de la esperanza (1966) y El Dios crucificado (1972). La frescura y radicalidad que aportaron aquellas primeras y mejores intuiciones del autor alemán ha hecho de ambas obras auténticos clásicos de la teología del siglo XX.
Si en el primer volumen la «esperanza» constituye la clave interpretativa, en este segundo el protagonismo lo asume «la cruz de Cristo». Dicha categoría no sólo sirve para fundamentar y criticar toda teología cristiana, sino que ayuda a iluminar la crisis de la teodicea actual desde la solidaridad amorosa de Dios hacia el orden sufriente de lo creado. El objetivo perseguido es elaborar una doctrina sobre Dios en su relación con el mundo, pero no de cualquier Dios, sino de aquel que se revela trinitariamente en los acontecimientos de la encarnación y de la muerte y resurrección de Cristo.
Esta teología de la cruz, que desborda el plano teórico o racional (revolución en el concepto de Dios), posee una clara intención política y liberadora (teología práctica) al asumir de forma axiomática la lucha contra el sufrimiento injusto de los inocentes.
¿Qué es una comunidad cristiana?¿Sobre qué está fundada? ¿Cómo pueden sus integrantes vivir una vida plenamente cristiana?
Bonhoeffer (1906-1945), teólogo y pastor de la Iglesia confesante de Alemania, desde su fe, testimoniada por el martirio, ha buscado las enseñanzas y las reglas que nos da la palabra de Dios para nuestra vida comunitaria: cómo rezar, leer la Biblia, recitar salmos, cantar juntos, vivir cada jornada, escuchar, ayudar, aceptar a los otros, servir a Dios.
Gustavo Gutiérrez es la figura más destacada y rigurosa de la teología de la liberación latinoamericana. Sin embargo, este pensador peruano también ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a la divulgación espiritual. Un buen ejemplo de ello es este libro, en el que intenta reflexionar sobre la realidad de los pobres a partir de la figura bíblica de Job y su peripecia existencial.
Tres grandes partes estructuran la presente serie de meditaciones sobre Job: su opción radical, su lenguaje profético, su actitud contemplativa. Por medio de ellas el autor invita al lector a realizar un viaje que parte de la realidad concreta, dominada por la pobreza y la injusticia, y termina en la contemplación más elevada. La antropología y el compromiso ético se redimen mirando más allá.
ENGLISH
"On Job, God-Talk and Suffering of the Innocent"
In this book, the famous Peruvian theologian reflects on poverty in the light of Job’s life. The author invites the reader to journey from the concrete situation, ridden with poverty and injustice, to the highest contemplation.
El autor se esfuerza en pensar históricamente la Trinidad (narrada, confesada y razonada), dinamismo de amor en la unidad del misterio, y en pensar trinitariamente la historia, leyendo el origen, el presente y el futuro del mundo en la Trinidad santa.
1. Trinidad e historia; 2. La Trinidad en la historia; 3. La Trinidad como historia; 4. La historia en la Trinidad; 5. La historia que continúa.
Adolphe Gesché ha elaborado en los últimos años una extensa y sugerente dogmática titulada Dios para pensar.
Si Gesché hubiera sido un autor clásico, habría comenzado su reflexión teológica abordando una de estas tres cuestiones: la naturaleza, el hombre o Dios. Sin embargo, por ser un intelectual contemporáneo, no ha podido sustraerse a la pregunta escandalosa que el mal provoca en el hombre de hoy, auténtica piedra de toque y enigma que ha de ser iluminado coherentemente para poder hablar del resto de las cuestiones esenciales.
Cinco capítulos presentan otras tantas perspectivas de este tema perenne: 1. Tópicos sobre la cuestión del mal; 2. Dios en el enigma del mal; 3. El pecado original y la culpabilidad en Occidente; 4. Las teologías que ofrecen liberación al hombre y el mal; 5. El reto que el mal supone para la reflexión sobre Dios (teodicea).