
La crisis modernista de principios de nuestro siglo en la Iglesia católica constituyó una página apasionante, aunque no siempre gozosa, de nuestra historia eclesial. No se trató sólo de nuevos planteamientos teológicos sino, sobre todo, de una nueva mirada al pasado, de un nuevo intento de relacionar la razón y la fe y, en definitiva, del permanente problema del conocimiento religioso. En esos años no siempre se llegó a las propuestas adecuadas, pero nuestra teología actual, sin duda, es deudora de muchas de aquellas ideas, sugerencias y elaboraciones. El libro que presentamos es, probablemente, la primera síntesis existente del complejo problema modernista. De manera ágil, sugerente, rigurosa y completa, presenta todos los elementos necesarios para comprender en qué consistió y qué pretendió el llamado modernismo, al tiempo que señala lo que supuso para la vida de la Iglesia de aquellos años. Al mismo tiempo, facilita nuestra comprensión de la situación religiosa actual.
En este libro, continuación de Humanismo: los bienes invisibles, el autor analiza dos dimensiones complementarias en el armónico desarrollo del hombre: la formación personal (resortes interiores, disciplina y trabajo) y la dimensión social (el arte de educar, el arte de gobernar, la familia). Finalmente, ofrece al lector una interesante reflexión sobre el sentido religioso, indispensable para ese equilibrado crecimiento como personas.
Para la mentalidad humanista, el desarrollo de la persona no es un bien privado ni tiene como fin la autocomplacencia. Es miembro de una sociedad y, como tal, ha de buscar la propia mejora con el fin de ofrecer a los demás un mejor servicio: tener para dar. Así lo testimonia una larga tradición de hombres sabios, recogida también en estas páginas.
Juan Luis Lorda (Pamplona 1955) es sacerdote, ordenado en 1983, Ingeniero Industrial (1977) y Doctor en Teología (1982). Desde el año 1983 enseña Teología dogmática y Antropología cristiana en la Universidad de Navarra.
Entre sus obras destacan: Antropología. Del Concilio Vaticano II a Juan Pablo II; La señal de la cruz; Para ser cristiano; Moral, el arte de vivir; Para una idea cristiana del hombre, y Humanismo. Los bienes invisibles.
Se suele pensar que Occidente descubrió el saber griego en la Edad Media gracias a las traducciones árabes. Sylvain Gouguenheim rompe de plano con esta idea al demostrar que Europa siempre preservó sus contactos con el mundo griego. Al mismo tiempo descubrimos que, al otro lado del Mediterráneo, la helenización del mundo islámico, más limitada de lo quese cree, se debió sobre todo a los árabes cristianos. Así, parece ser que la helenización de la Europa cristiana fue ante todo fruto de la voluntad de los propios europeos. Si el término «raíces» tiene algún sentido en el caso de las civilizaciones, las raíces del mundo europeo son, por tanto, griegas, y no lo son las del mundo islámico.
Guardini desarrolla los valores para insuflar alma a la democracia. Delinea el camino para una Europa fundada en la cultura del servicio y del respeto a la vida.
En tiempos en los que se avivan las dudas y dificultades para lograr una fundamentación moral de nuestros sistemas de convivencia, las reflexiones que Guardini propone en este texto cobran especial atractivo e importancia.
Por un lado, desarrolla y presenta los valores básicos necesarios para insuflar alma a la democracia: libertad, responsabilidad, diálogo, paz, obediencia, una visión constructiva del poder, sentido de comunidad, etc. Por el otro, propone sugerentes proyectos de futuro, como la construcción de una Europa fundada en una cultura del servicio y del respeto a la vida.
El modelo que guía esa reflexión, y con el que se abren los Escritos políticos, son los héroes de la Rosa blanca.
La publicación de los Escritos políticos de Guardini suponen una interesante novedad en el panorama editorial en español pues ponen por primera vez a disposición del lector sus originales aportaciones en el terreno de la filosofía social y política.
Romano Guardini (1885-1968) ha sido una de las grandes personalidades de la cultura europea del siglo XX. Publicó numerosas obras, entre las que destacan sus escritos de antropología cristiana y de teología en los que propone una visión integradora de filosofía, teología, tradición y modernidad. Fue uno de los inspiradores de la renovación católica del Concilio Vaticano II y, en particular, del movimiento litúrgico.
En el período que transcurrió desde su infancia hasta su muerte, PLATÓN (ca. 428-ca. 347 a.C.) conoció la decadencia de la grandeza ateniense, jalonada por numerosos y señalados episodios históricos que, junto con su reiterado fracaso político en Siracusa, influyeron poderosamente tanto en su actividad política como en su trabajo intelectual. LA REPÚBLICA presenta el modelo de ciudad donde domina la justicia frente al desorden, la confusión y la perversión; sin embargo, como señala Manuel Fernández-Galiano en la introducción al volumen, el diálogo no apunta a la construcción ideal de una sociedad perfecta de hombres perfectos, sino que es un «tratado de medicina política» con aplicación a los regímenes existentes en su tiempo.
A la vez guía práctica y obra de referencia, este Léxico de Filosofía es una herramienta destinada a todos cuantos se interesan por el acervo de conocimientos que forma parte de la historia del pensamiento y la filosofía y, desde luego, en primer término a los estudiantes de los últimos cursos de Bachillerato, especialmente a los que preparan el examen de Selectividad, así como a los estudiantes universitarios. El libro consta de dos partes complementarias: - Un diccionario de términos y nociones filosóficas, con definiciones claras y precisas, ilustradas con aproximadamente 2.000 citas que introducen en el lenguaje filosófico al lector. - Un diccionario de filósofos, entre los que se encuentran los inscritos en los programas de exámenes de Selectividad, situando conceptos y nociones en el contexto del pensamiento de los grandes autores. Es, pues, un instrumento indispensable para comprender los textos de la filosofía y preparar, de modo útil y adecuado, la redacción, la disertación y el comentario de textos filosóficos.
En 1844, bajo el pseudónimo de Juan Clímaco, Kierkegaard había publicado «Migajas filosóficas», obra en la que diferenciaba radicalmente la filosofía sistemática con pretensiones absolutas (Hegel) del socratismo, y a éste, de la relación única entre el maestro y los discípulos, tal como se establece entre Cristo y los cristianos.
Dos años más tarde, el mismo Juan Clímaco (y su «editor», Kierkegaard) se vio en la obligación de hacer una serie de apostillas a dicho texto. En ellas profundizaba en los muchos matices del problema de cómo cabe siguiera pensar que la eternidad se relacione con el tiempo, o sea, que Dios y la historia puedan estar de algún modo en contacto y el individuo existente pueda realmente convertirse ya ahora en seguidor de la verdad plena y eterna. La empresa no puede ser más atrevida: formular los fundamentos de una ontología existencial donde la libertad y el amor hallen cabida e incluso se conviertan en el núcleo de un nuevo pensamiento antisistemático y más profundo que cualquier intento de sistema.
Bioética, caridad mediática, acciones humanitarias, salvaguarda del medio ambiente, moralización de los negocios, de la política y de los media, debates sobre el aborto y el acoso sexual, cruzadas contra la droga y el tabaco: la revitalización de los «valores» y el espíritu de responsabilidad se esgrimen por doquier como el imperativo prioritario de la época. Hasta hace poco, nuestras sociedades vibraban con la idea de liberación individual, hoy proclaman que la única utopía posible es la moral. Las democracias repudian la retórica del deber austero y consagran los derechos individuales a la autonomía, al deseo, a la felicidad. Frente a las amenazas del neomoralismo, así como del cinismo de corto alcance, conviene rehabilitar la inteligencia como ética que se muestra menos preocupada por las intenciones puras que por los resultados benéficos para el hombre, que no exige el heroísmo del desinterés, sino el espíritu de responsabilidad y la búsqueda de compromisos razonables.
Literatura y filosofía son dos viajes hacia la verdadera dimensión del ser humano. Por eso -de Homero a Borges-, constatamos que todos los grandes de la literatura han abordado las grandes cuestiones sobre la condición humana. Sin ser filósofos, han entrando de lleno en el campo de la filosofía para iluminarla con la belleza de su estilo. En su compañía, este libro es un atractivo paseo por esos temas siempre vivos. Para lograr un texto asequible, hemos seleccionado los referentes más universales: el hombre en Homero, la inteligencia en Robinson Crusoe, la verdad en El Quijote, el amor en El Principito, los sentimientos en Ana Frank, la amistad en Etty Hillesum, la familia en Delibes, la ciencia en Julio Verne, el comunismo en Orwell, el darwinismo en Jack London, el superhombre de Nietzsche en Crimen y castigo, el mal en El señor de las moscas, el bien en El Señor de los anillos, la muerte en Hamlet, Dios en Dostoievski.
La teoría del big bang, la «gran explosión» que habría originado nuestro mundo, pertenece a la cultura general de nuestra época; pero pocos saben que fue propuesta inicialmente por Georges Lemaître, físico y sacerdote católico. Lemaître nos ha dejado un ejemplo de honradez intelectual, nos ha abierto el camino para comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos: un universo inmensamente grande al que accedemos por el conocimiento de lo extremadamente pequeño, que nos lleva a superar las paradojas de la existencia de un instante físico inicial, rompiendo con la visión estática del cosmos que se tenía hasta ese momento. Y esto fue posible gracias a su sano optimismo; optimismo que tenía su origen en el Dios misterioso y a la vez real en quien depositó su fe y al que tendían sus investigaciones científicas.
«El profesor Eduardo Riaza nos ofrece una breve pero intensa biografía que, escrita en primera persona, nos acerca de forma amena a la entrañable figura del sacerdote Georges Lemaître, auténtico coloso de la ciencia moderna» (Fernando Sols)