
La ética tiene muchos temas que abordar en la actualidad, pero si hay uno que genera posiciones muy radicalizadas, ése es el de la objeción de conciencia en el contexto de la sanidad. Generalmente, su análisis se realiza desde posturas que buscan más la defensa de una posición previamente asumida que profundizar en las razones y sinrazones de la misma. Es más fácil, sin duda, colocarse en las orillas del «a favor» o «en contra» que bucear en el océano de la búsqueda. Pisar sobre seguro puede ser una garantía para la supervivencia, pero también puede ser síntoma de un terrible miedo o una gran pérdida de nuevos y extraordinarios lugares que a simple vista no se atisban. Bucear en las profundidades, por su parte, tiene sus riesgos, pero permite abrir dimensiones ocultadas por la superficie. Lo que el lector tiene en sus manos es más un intento de bucear en la objeción de conciencia que situarse en tierra firme.
Lo hemos querido hacer atendiendo a diferentes perspectivas. La primera, amplia y como aproximación, la desarrollo yo mismo. Poner el texto en el contexto parece que es necesario. Lo realizo atendiendo a cuatro vectores: la maduración de la conciencia como un largo proceso de maduración, las figuras precedentes de la objeción que se han dado en la historia, el contexto actual y el ámbito de la éticas profesionales y de la sanitaria en particular. El profesor Diego Gracia desarrolla, en un segundo momento, la historia de la objeción de conciencia. El lector descubrirá en su reflexión histórica, jurídica y ética que la objeción de conciencia, tal y como la entendemos, es una figura bastante joven, fruto de las sociedades liberales. En un tercer momento, Francisco Oliva trata de responder a una pregunta fundamental: ¿es la objeción de conciencia un derecho constitucional? Para ello, recorre magistralmente la doctrina del Tribunal Constitucional, la jurisprudencia del Tribunal Supremo y las sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia. Enrique Bravo trata de encontrar las sentencias concretas y presentar los casos, en el penúltimo capítulo, que sirvan de referencia para abordar problemas concretos. Finalmente, Eduardo López Azpitarte, uno de los teólogos moralistas de referencia en España y en el extranjero, reflexiona desde las creencias religiosas. En su texto, afirma: «Habría que dejar muy claro, por tanto, que lo que se permite o tolera en una legislación civil, como signo de respeto y tolerancia al pluralismo vigente, no tiene que ser defendido y aceptado por una conciencia que aspira a mayores exigencias. De ahí, que exista la posibilidad de que una ley concreta pueda chocar contra las exigencias éticas o religiosas de un ciudadano determinado. Se defiende a los que demandan su tolerancia para vivir de acuerdo con su propia ideología. Pero ha de respetar también el derecho que tienen los que no desean aceptarla por razones éticas o religiosas».
Mi más sincero agradecimiento a todos por sus aportaciones en la esperanza de que sirvan también al lector.
La ecología no trata únicamente de las cuestiones relacionadas con lo verde o las especies en extinción. La ecología supone un paradigma nuevo, es decir, una forma de organizar el conjunto de relaciones de los seres humanos entre sí, con la naturaleza y con su sentido en este universo. Ella inaugura una nueva alianza con la creación, alianza de veneración y de fraternidad. No hemos sido creados para situarnos por encima de la naturaleza como quien domina, sino para estar a su lado como quien convive como hermano y hermana. Descubrimos así nuestras raíces cósmicas y nuestra ciudadanía terrestre. Hoy no son sólo los pobres los que deben ser liberados de la cautividad de un modelo de desarrollo que les niega la dignidad, dilapida sus recursos y quiebra el equilibrio elaborado a lo largo de millones de años de trabajo cósmico. El clamor de los pobres se une así al grito de la Tierra. Y a partir de ahí se ensancha la teología de la liberación verdaderamente integral y universal, porque concierne a todos y al planeta entero. La experiencia ecológica permite una nueva recuperación de lo sagrado en la creación, una nueva imagen de Dios, una concepción más amplia y cósmica del misterio cristiano y una nueva espiritualidad.
La ciencia forma parte de nuestra compresión contemporánea del mundo y de nuestra esperanza en el futuro. Para algunos ha desplazado a la religión, y los creyentes deben afrontar los desafíos planteados por la ciencia. Sin embargo, pocos tienen un conocimiento científico directo, sino que la impresión que en general se tiene de la ciencia está más bien basada en el trabajo de los divulgadores, figuras públicas que crean la imagen de la ciencia que llega a la gente común. Además, las opiniones de estos intelectuales públicos sobre la relación entre ciencia y religión son a menudo controvertidas, personales, e incluso idiosincráticas. Sin embargo, son ampliamente conocidas y percibidas por muchos como conclusiones autorizadas derivadas de la ciencia. Oraculos de la Ciencia analiza los escritos populares de los seis científicos que más han influido en nuestra percepción de la ciencia. Los biólogos Stephen Jay Gould, Richard Dawkins, y Edward O. Wilson y los físicos Carl Sagan, Stephen Hawking y Steven Weinberg se han convertido en intelectuales públicos, que han articulado una visión mucho más amplia de la ciencia y del papel que debe jugar en la moderna visión del mundo, El prestigio científico y la elocuencia literaria de estos pensadores se combinan hasta transformarlos en lo que podemos llamar «oráculos de la ciencia». Curiosamente, los principales «oráculos de la ciencia» son predominantemente no creyentes, de manera que no reflejan la distribución de las creencias religiosas en la comunidad científica. Algunos de ellos son incluso hostiles a la religión, creando la falsa impresión de que la ciencia como un todo es incompatible con la religión. Karl Giberson y Mariano Artigas ofrecen una crítica informada de las visiones de estos seis científicos, distinguiendo cuidadosamente ciencia de religión en sus escritos. Este libro será bien recibido por aquellos que están preocupados por el tono del discurso público a propósito de la relación entre ciencia y religión y retará a otros a examinar de nuevo sus propias ideas preconcebidas sobre este tema tan crucial.
Está a la vista de todos la proliferación de libros, folletos y revistas que con gran elocuencia y extrema desenvoltura hablan de ángeles y demonios siempre y solamente en clave esotérica y consumista, en total oposición a la revelación cristiana. Así, a la discreción, cercana al silencio, de no pocos sectores de la teología y de la catequesis, se contrapone la locualidad intransigente y mistificadora de la literatura al servicio de lo oculto.
La preocupación por la unidad es algo esencial y necesario que pertenece al corazón mismo de la Iglesia. No es un capricho de unos teólogos modernos; no es un añadido. Ha existido desde siempre, aunque se ve hoy más claramente su urgencia y necesidad. Benedicto XVI afirma con firmeza: «El actual Sucesor [de Pedro] asume como compromiso prioritario trabajar con el máximo empeño en el restablecimiento de la unidad plena y visible de todos los discípulos de Cristo. Esta es su voluntad, y este es su apremiante deber». El libro es una profunda reflexión e invitación a esta importante labor dentro de la Iglesia, desde la clara conciencia de que lo que nos une es más grande que lo que nos divide.
Jutta Burggraf (1952-2010) fue doctora en Psicopedagogía por la Univ. de Colonia (1979) y en Teología por la de Navarra (1984). De su larga carrera académica, que inició en 1989 como profesora de Antropología en el Instituto Académico Internacional de Kerkrade (Países Bajos), destaca su cátedra de Teología Dogmática y Teología Ecuménica en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Entre sus publicaciones sobre ecumenismo sobresalen Conocerse y comprenderse (2003) y El ecumenismo: una tarea para todos (2004)
Esta obra reconstruye, por medio del análisis de los textos editados e inéditos de Francisco de Vitoria, en particular de sus comentarios a la Summa Theologiae de Tomás de Aquino, los puntos más notables de la renovación del método teológico que él inició en la Universidad de Salamanca, así como el paso conceptual que llevó a cabo Vitoria ―mediante una definición de lex― del derecho objetivo al derecho subjetivo, que le permitirá formular en 1539, con su Relectio De indis, una célebre defensa de los derechos de las poblaciones americanas dominadas por la Conquista española.
Simona Langella, doctora en Investigación en Filosofía por la Universidad de Génova, ha desarrollado su actividad en el departamento del mismo Ateneo y en la Universidad de Salamanca. Es autora de diversos ensayos sobre la mística española del siglo XVI, la Segunda Escolástica, los orígenes de las teorías relacionadas con los derechos humanos entre el Medievo y la Edad Moderna y sobre el pensamiento cristiano del siglo XVII. Actualmente es profesora de Historia de la Filosofía Medieval en la Universidad de Génova.
Texto latino de la edición crítica leonina, traducción y anotaciones por una comisión de PP. Dominicos presidida por Francisco Barbado Viejo.
Volumen tercero en texto bilingüe (de los dieciséis de que consta) de la nueva edición en la serie BAC Thesaurus de la Suma teológica de santo Tomás de Aquino. Reimpresión de la tercera edición de 1959.
Obra cumbre de su doctrina teológica, santo Tomás la redactó a lo largo de su intensa vida docente (1266-1273), y que no pudo concluir por alcanzarle la muerte a la temprana edad de cuarenta y nueve años.
Este tercer volumen comprende dos tratados: «Tratado del hombre», versión e introducciones de Manuel Úbeda Purkiss, OP, con la colaboración de Armando González, OP y Fernando Soria, OP en las cuestiones 75-89 e introducciones de Manuel Cuervo, OP a las cuestiiones 90-102; «Tratado del gobierno del mundo», versión e introducciones de Jesús Valbuena, OP.
Volúmenes publicados: I: 1 q.1-26 (NO0688); II: 1 q.27-74 (NO0689); III: 1 q.75-119 (NO0702).
En línea con Horizonte vertical, que lo precedió, Absoluto relativo se pone como segundo volumen de la serie y centra la reflexión antropológica en la relación entre «naturaleza humana» y «persona humana». Una reflexión no solo necesaria para esclarecer la igual y universal dignidad de todos los seres humanos en la singular e irrepetible individualidad de las personas, sino también para hacer frente a algunos problemas antropológicos en relación con la fe católica.
Ramón Lucas Lucas es profesor de Antropología filosófica y Bioética en la Facultad de Filosofía de la Universidad Gregoriana de Roma y en otras instituciones académicas. Sus publicaciones en estas áreas son numerosas. En la BAC ha publicado Antropología y problemas bioéticos (22005) y Horizonte vertical (2010).
El debate sobre la fe y la ciencia atraviesa toda la historia del cristianismo, confirmando así el estrecho vínculo que une a estas dos formas de saber. En la modernidad, con la reducción de la ratio a razón instrumental, ambas han sido contrapuestas con frecuencia. Actualmente, el magisterio de la Iglesia y la teología, por un lado, y numerosos científicos «ilustrados», por otro, buscan un tipo de relación fundado en la articulación entre la fe y la ciencia, mediante un diálogo que haga posible la integración entre ambas. La autonomía, la distinción (no la separación) y la complementariedad (no la invasión del campo del otro) son los rasgos de una relación correcta y fecunda entre los saberes.
Los papas y los teólogos del siglo XX han contribuido notablemente a este camino, sobre todo a través del concilio Vaticano II y de las intervenciones de Juan Pablo II. Con todo, una vez más, la aportación de Joseph Ratzinger, antes y después de ser elegido papa, es especialmente destacada.
La obra que presentamos, tras una extensa introducción del doctor Umberto Casale, se divide en dos partes. La primera contiene una selección de textos clave procedentes de obras del teólogo bávaro escritas durante su largo período docente en las facultades de teología de las más prestigiosas universidades alemanas. La segunda recoge importantes discursos pronunciados por Benedicto XVI ante diversas instituciones eclesiales, en particular la Pontificia Academia de las Ciencias y el Pontificio Consejo de la Cultura.
JOSEPH RATZINGER (1927) fue profesor de teología en las universidades de Bonn, Münster, Tübingen y Regensburg; arzobispo de München y Freising; desde 1981, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue elegido papa el 19 de abril de 2005 y adoptó el nombre de Benedicto XVI. La Editorial Sal Terrae ha publicado su libro Sobre todo, el amor: confiarse a Dios, confiar en la vida.
Cuando en el siglo XVI Lutero quiso volver al fundamento del cristianismo utilizó el adjetivo «solo»: solus Deus, sola gratia, sola fides, sola Scriptura. En el siglo XX, Balthasar ha propuesto el amor como clave comprensiva: no sólo se revela como fundamento de la teología cristiana, sino como el único lugar donde ésta puede rejuvenecerse y tener credibilidad.
El centro del cristianismo lo constituye el Amor, que es Dios en sí mismo y el origen de toda la realidad, que se ha revelado en la cruz de Cristo y ha sido derramado en nuestros corazones por su Espíritu. Sólo el amor, porque es lo único que nos garantiza el todo de la realidad de Dios y del mundo, sin confusión y sin separación.
A lo largo de las páginas de esta obra emblemática, Balthasar anticipa las líneas de su propuesta teológica y ofrece una perfecta síntesis de su pensamiento.