Dios ha roto su silencio y en Cristo ha manifestado al hombre su designio inaudito de establecer con él una comunión de vida. En esto consiste la revelación, acontecimiento decisivo para la fe y fundamento de toda investigación teológica.
Esta obra quiere ser una contribución a la dogmática de la revelación. Busca la inteligencia de la fe apoyándose en la Escritura y en la tradición, en la predicación y en la liturgia de la Iglesia. Responde además a las in- quietudes de nuestra época, que desea devolver a la palabra de Dios el puesto de honor que le corresponde, tanto en la fe del creyente concreto, como en la cumunidad cristiana.
René Latourelle (Montreal 1918), miembro de la Compañía de Jesús, es doctor en historia y en teología, y ha ejercido como profesor de esta materia en la Universidad Gregoriana de Roma. Autor de numerosos libros, su investigación se ha centrado en el campo de la teología fundamental.
La mayoría de las reflexiones sobre el arte remiten a los gustos que imperan en una época. A ello contribuyen también las academias y los expertos en estética. Por eso, adentrarse en el territorio de la belleza resulta muy arriesgado si se elige como guía a un desconocido matemático ruso, que vivió en el primer tercio del siglo XX e hizo del icono la clave interpretativa. En su obra El iconostasio, donde reflexiona sobre la historia y la filosofía del arte, Florenski propone entender y configurar el mundo desde el arte, proporcionando aquellos materiales que pueden servir para elaborar una teoría estética integral. El icono, considerado por el autor una expresión artística accesible externamente a todos, le permite abordar los temas estéticos más complejos: la cosmovisión platónica y la kantiana, la relación del hombre con la naturaleza, la aparición del retrato y el paisaje, el arte en las diferentes tradiciones, el léxico específico sobre el rostro, o las técnicas y procedimientos de la pintura. Porque nada escapa a la mirada de quien, contemplando un icono, ha visto más adentro.
La presente obra es una reconstrucción de la historia de la comunidad juánica. Para ello, R. E. Brown se ha centrado ante todo en las páginas del cuarto evangelio, convencido de que en él se habla no sólo de Jesús, sino también de dicha comunidad. Por otra parte, el autor es consciente de los peligros que acechan a la hora de deducir las características de las primeras comunidades a partir de lo que los textos evangélicos dicen o silencian a causa de la situación social e histórica en la que fueron escritos.
El estudio de Brown se divide en cuatro grandes apartados: los orígenes de la comunidad y su conflictiva relación con el judaísmo de la segunda mitad del siglo I; el modo de vida de la comunidad; las divisiones que sufrió, y la paulatina disolución de los distintos grupos que surgieron de ella.
Los escritos de Juan muestran una comunidad cuya imagen de Jesús fue perfilada en un contexto conflictivo que indujo al antagonismo con los de fuera y al cisma entre los de dentro. Al igual que se manifiesta en Jesús, la palabra transmitida a la comunidad juánica se hizo carne en aquel momento histórico determinado.
Los escándalos sexuales han supuesto para la Iglesia una historia tristísima y una herida que aún permanece abierta.
Pero cabe preguntarse si de verdad ha cambiado algo. Porque muchas de las interpretaciones que se siguen haciendo son banales y a la defensiva. Cuesta asumir la responsabilidad común y entender que la corrupción sexual es a menudo el último eslabón en la cadena de los escándalos.
A lo largo de este libro se analizan las causas y la dinámica de los escándalos sexuales y de los abusos contra menores. Es cierto que la sensibilidad ha cambiado, al menos a nivel institucional, pero otras cosas se resisten tenazmente al cambio; por ejemplo, la idea de que la culpa es de alguien en particular, pero el problema afecta y es responsabilidad de todos.
La propuesta renovada de una formación permanente que acompañe toda la vida, en los momentos serenos y en las crisis, a nivel personal e institucional, ayudará a vivir desde Dios la sexualidad y el celibato. Y a que nadie abuse de nadie.
Amedeo Cencini es sacerdote canosiano. Profesor de pastoral vocacional y de metodología de la dirección espiritual en la Universidad Salesiana de Roma, y de formación para la madurez afectiva en el curso de formadores de la Universidad Gregoriana (Roma).
Sólo si su corazón está lleno de esperanza, el presbítero es capaz de cantar: «Señor, tú eres mi heredad», pues ha renunciado a la tierra, a la familia y a una profesión para tener a Dios como único fundamento en el que apoyar y construir su existencia.
Si esta afirmación es verdadera, no es posible reflexionar sobre la vida sacerdotal sin abordar en serio algunos de los temas que hoy son decisivos, en concreto la oración, el celibato, la santificación y la predicación.
El convencimiento que anima al autor en este diálogo cordial es que los problemas que afectan a los presbíteros inciden profundamente en el conjunto del tejido eclesial donde se hallan insertos y en la renovación de las comunidades que tienen encomendadas.
Enzo Bianchi es fundador y prior de la Comunidad monástica de Bose (Italia). Profundo conocedor de la Sagrada Escritura, está considerado un referente espiritual y un activo promotor de la unidad de los cristianos y el diálogo con la sociedad actual.
Podría pensarse que ya se ha escrito bastante sobre la historia del cristianismo naciente. Sin embargo, cuando se relatan de nuevo las vicisitudes de figuras como Pablo, Santiago el hermano de Señor, Felipe, Pedro, el grupo de los helenistas o las primeras comunidades que vivieron en las grandes ciudades de Antioquía, Roma, Éfeso o Filipos, es preciso repensar no pocas de las seguridades que se habían alcanzado.
Al mismo tiempo, la revisión de las creencias, prácticas y vivencias de los primeros seguidores de Jesús condiciona necesariamente la imagen que se tiene de la propia fe cristiana.
Le corresponde a cada generación reconstruir y narrar los hechos que tejen los inicios del movimiento de Jesús. Esta tarea permite superar la tentación de convertir al cristianismo en otra «religión del libro» o en mera ideología de la Antigüedad, olvidando que se trata de una religión «histórica», es decir, una religión nacida en un tiempo, en unos lugares y en unas circunstancias concretos.
Alexander J. M. Wedderburn ha dedicado su vida a la enseñanza del Nuevo Testamento en prestigiosas universidades del Reino Unido y de Alemania. Pertenece a la Iglesia Reformada.
Resultaba extraño no disponer aún en lengua española de la obra emblemática del gran pensador medieval Ricardo de San Víctor. No en vano, su De Trinitate es mucho más que un simple eslabón en el desarrollo de la mejor teología trinitaria.
La edición bilingüe que el lector tiene entre sus manos permite adentrarse en el misterio de la comunión y el amor relacional a través de la contemplación del Misterio absoluto. Porque al pensar a Dios desde ambas categorías se ilumina con una luz nueva el misterio del hombre.
Gracias a la excelente versión española que ha realizado y anotado el profesor Eduardo Otero Pereira, a la que acompaña el texto latino, resulta posible adentrarse en la Teología con mayúsculas. Así, el ser de Dios, que es dinamismo de amor, ayuda a pensar cada una de las personas divinas, o sea, la persona del Padre como origen sin origen, fuente inagotable del amor, y en relación a él las personas (ex-sistencias) del Hijo y el Espíritu Santo.
Ricardo de San Víctor († 1173) es uno de los miembros eminentes de la Abadía de San Víctor (París), donde desarrolló su vida de pobreza, contemplación y estudio. Sus obras exegéticas, teológicas y espirituales, entre las que destacan el Beniamin minor o De praeparatione animae ad contemplandum, y el Beniamin maior o De gratia contemplationis, constituyen una cumbre del pensamiento medieval.
La originalidad de esta obra consiste en invitar a leer el Evangelio desde la experiencia del seguimiento de Jesús. Es cierto que la situación actual del lector poco tiene que ver con las circunstancias de los primeros discípulos. Posiblemente nadie se gane la vida pescando con artes rudimentarias en unpequeño lago, ni tampoco hable la lengua de aquellos pescadores… Y sin embargo, fácilmente puede compartir con ellos la experiencia de haber sido llamado o llamada por Jesús y el gozo de estar con él. Incluso puede saber de primera mano cuán difícil es en algunas ocasiones perseverar en este seguimiento. El camino recorrido por los primeros seguidores de Jesús, según relata el Evangelio de Marcos, permite identificar los momentos fundamentales de la experiencia discipular y establecer un diálogo con ella. No en vano, vivimos un tiempo en que es necesario revitalizar experiencias fundamentales de la fe, entre las que se encuentra sin duda el discipulado.
A finales del siglo XIX se encontró en una tumba de Akhmîm, en el Alto Egipto, un fragmento inédito de la pasión de Jesús que circuló durante el siglo II. Los especialistas lo identificaron muy pronto con el Evangelio de Pedro. Desde su descubrimiento, aquel texto ha despertando gran interés y está sirviendo para conocer mejor los orígenes cristianos.
A pesar de los numerosos estudios, comentarios y ediciones en distintas lenguas que han visto la luz en los últimos cien años, faltaba en el ámbito hispano una versión crítica del Evangelio de Pedro.
La presente edición colma este vacío. Junto al texto bilingüe y sus correspondientes notas, una extensa introducción aborda temas fundamentales como el hallazgo del texto, su relación con los evangelios canónicos y con otras obras del cristianismo primitivo, los rasgos doctrinales y el tratamiento del pueblo judío, sin olvidar su origen, fecha y lugar de composición.
Esta monografía, dirigida tanto a los expertos como al público en general, permite seguir avanzando en el conocimiento del inagotable campo del Nuevo Testamento.
Pablo M. Edo es profesor de Sagrada Escritura en la Facultad de teología de la Universidad de Navarra.
La experiencia vivida es el lugar donde se expresa y desarrolla la fe de los seguidores de Jesús. Pero al mismo tiempo es fruto de esa fe, que incorpora un dinamismo de enriquecimiento mutuo al compartir el mismo camino.
En cuanto manual, esta obra se esfuerza por salvaguardar su carácter didáctico e introductorio, fruto de años de enseñanza y trabajo con estudiantes y especialistas. Aborda cuestiones discutidas en el ámbito de la epistemología de la teología espiritual, a la vez que se preocupa por ofrecer al lector una articulación lógica y coherente del contenido de la disciplina a partir del consenso alcanzado tras el Concilio Vaticano II.
A lo largo de sus páginas el lector es invitado a profundizar en la naturaleza, el método, las fuentes y el carácter interdisciplinar de la teología espiritual. Con esta intención se incluyen numerosas sugerencias bibliográficas, un planteamiento de objetivos al inicio de cada capítulo y propuestas razonadas de lectura de textos fundamentales.
Jesús Manuel García es director del Instituto de teología espiritual y profesor de esta materia en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.