La Fuente de los dichos de Jesús, denominada por los estudiosos Documento Q, es uno de los textos más antiguos del cristianismo.A pesar de su carácter hipotético y de no ser un texto canónico, el Documento Q es de un gran valor para la investigación bíblica, pues no solo ayuda a conocer con mayor detalle el proceso de formación de los evangelios, sino que permite acceder a la vivencia de uno de los primeros grupos de discípulos de Jesús que se esforzó por continuar su proyecto.En su nuevo libro, el autor retoma, revisa y amplía el que publicó hace años bajo el título Dichos primitivos de Jesús. Además de incorporar las conclusiones que han logrado el consenso de los expertos, defiende la necesidad de leer el texto del Documento Q en el contexto actual. En esta línea, invita a descifrar su sentido y a descubrir la propuesta de vida que hizo posible que aquellos seguidores de Jesús adquirieran una nueva identidad de grupo, donde Jesús fue visto ante todo como el Hijo del hombre que ha venido y que vendrá.Santiago Guijarro es catedrático de Nuevo Testamento en la Universidad Pontificia de Salamanca.
l Paráclito constituye la parte central de la gran trilogía teológica de Bulgákov sobre la Sabiduría divina, cuya mejor comprensión se logra desde la categoría de Divinohumanidad: la íntima y eterna comunión del amor trinitario con la creación, el hombre y el mundo, inaugurada en el Verbo Encarnado.
Al abordar el estudio de la Tercera Persona, en realidad se están planteando las grandes cuestiones con las que el hombre interroga a la fe en el final de la modernidad, sin olvidar los retos que la misma fe plantea a la humanidad del hombre.
El lector tiene entre sus manos una obra de madurez en la que se lleva a cabo una honda confesión de la fe ortodoxa en medio de las tormentas de la revolución y del exilio.
Sergui Bulgákov (1871-1944) es uno de los grandes teólogos rusos del siglo XX.
El evangelio no exige a los seguidores de Jesús la madurez, sino la santidad, que es algo bien distinto. De hecho, no pocos de los santos de ayer y de hoy han tenido una psicología «particular», la cual no les ha impedido avanzar en el camino de la perfección evangélica. El verdadero creyente asume, además, que en las múltiples dimensiones de lo vivido siempre permanecerá un resto misterioso y aparentemente contradictorio.A lo largo de estas páginas, en las que se intenta armonizar la perspectiva psicológica y la espiritual, el autor invita a reflexionar sobre algunas experiencias vitales a partir de diez palabras significativas. Así, piensa que de la «ansiedad», la «soledad» o la «tentación» se puede obtener algo bueno para nuestro camino espiritual; y que tanto la «oración» y la «belleza», como la «visión» y la «pertenencia» pueden ser iluminadas por la experiencia de nuestra inmadurez.La imagen que se obtiene de la vocación es consoladora, aunque sin negar en absoluto la responsabilidad y el esfuerzo que requiere la misión apostólica, bajo el signo permanente de la gracia.Stefano Guarinelli (Milán 1960) es sacerdote de la diócesis de Milán y psicólogo con una larga experiencia de acompañamiento personal.
Palabra de Dios y Liturgia son dos lugares privilegiados para la ejercitación de la teología. De hecho, cuanto más se aproxima el creyente a la Palabra escuchada en el ámbito celebrativo, más toma conciencia de la profunda verdad que atesora el adagio Lex orandi, lex credendi.
No debe perderse de vista, además, que la búsqueda del conocimiento riguroso a través del método teológico llega a su culmen cuando se integran todos estos datos con la mayor coherencia posible y en plena sintonía con la gran tradición cristiana.
La reforma promovida por el Concilio Vaticano II ha querido hacer pedagogía al proponer la imagen de la «mesa» de la Palabra. En la eucaristía, que es la celebración litúrgica ejemplar, los cristianos se alimentan de la Palabra de Dios a través de la escucha atenta, y sólo después responden dialogalmente con su oración de súplica a lo que se les comunica de lo Alto.
Teología, liturgia y vida se encuentran íntimamente conectadas. Por esta razón, sigue siendo una tarea urgente ayudar al pueblo cristiano a captar las inagotables riquezas de la Palabra de Dios cuando es proclamada en la asamblea litúrgica.
Cesare Giraudo es profesor de teología dogmática y liturgia en el Pontificio Instituto Oriental y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Para Mounier, cada individuo ha de entenderse como una «realidad personal» y debe contemplarse desde la categoría de misterio, la cual integra su naturaleza e historia, sus actos y posibilidades, su sentido y destino.
Sólo desde el interior de la persona es posible comprender la vocación a la que se siente urgida, una vocación que exige soledad, conversión y despojamiento. A partir de ella, el hombre, en cuanto ser exterior, puede ponerse manos a la obra en favor de la justicia, fruto de la experiencia interior de gracia y donación.
No es posible comprender al hombre aisladamente. El ser personal que es le exige y le llama a la comunidad de vida y de acción con las demás personas. En este sentido, vocación personal y comunidad comprometida son las notas espirituales que adornan al hombre y le conducen a luchar por un mundo real- mente mejor.
Emmanuel Mounier (1905-1950) es filósofo personalista y fundador de la revista «Esprit».
El éxito deslumbrante del psicoanálisis a comienzos del siglo XX condujo a despreciar la sabiduría que la observación de los movimientos interiores del espíritu había proporcionado durante siglos a tantos hombres y mujeres.
Sin embargo, poco a poco se ha ido abriendo paso la convicción de que no es posible reducir la interioridad a psicología o psiquiatría, pues tampoco ellas han sido capaces de explicar y sanar del todo las heridas interiores del ser humano.
Es aquí donde la tradición de la Iglesia aporta su experiencia secular, que hunde sus raíces en el misterio de la encarnación de Dios. Así, una de las imágenes más fecundas del Oriente cristiano es la de «Cristo médico», que ha venido a devolver la salud a la humanidad enferma.
En este proceso, el Espíritu Santo viene en ayuda de cada bautizado para que pueda unirse a Cristo en la Iglesia. Con todo, esta unión es una tarea que sólo puede llevarse a cabo mediante la ascesis, el trabajo interior.
El estudio que el lector tiene en sus manos no es sólo un clásico de la espiritualidad y una enciclopedia de la sabiduría patrística, sino un auténtico tratado de medicina para el alma.
Mediante un lenguaje actualizado y sencillo se presentan los contenidos centrales y la doctrina fundamental sobre cada uno de los temas nucleares de la liturgia y los sacramentos. Estos temas son presentados desde una perspectiva antropológica, teológica, celebrativa y pastoral. Por eso el material se ordena según una dinámica formativa y catequética integral, que permita unir y complementar armónicamente doctrina y vida, acontecimiento y sentido, contenido y celebración, rito y compromiso, experiencia de fe y razones de esperanza. La metodología seguida pretende ayudar a pensar desde claves celebrativas y mistagógicas.
Un manual sobre la liturgia y los sacramentos completo y accesible, para laicos y ministros ordenados, animadores y participantes, dispuestos a profundizar y mejorar la celebración comunitaria y personal de la fe.
¿Qué es la confesión? Esta pregunta, en apariencia sencilla, sólo puede responderse correctamente de manera interdisciplinar, teniendo en cuenta a la vez las perspectivas teológica, litúrgica y pastoral.
El lector está invitado a redescubrir la riqueza de sentidos que atesora el término «confesión», que no puede reducirse a la confesión de los pecados, sino que debe remitirse en primer lugar a Dios, pues al confesar sus infidelidades, el hombre confiesa ante todo al Señor siempre fiel.
En su exposición, el autor concede un lugar fundamental a las plegarias que a lo largo del tiempo se han empleado en Oriente y Occidente para celebrar el sacramento del perdón. De este modo, la lex orandi se convierte en guía y camino de la lex credendi en la Iglesia.
Este libro es el cumplimiento de una doble deuda. En primer lugar, hacia algunas personas que me han pedido que escriba sobre María; pero también y sobre todo hacia ella, cuya intervención he sentido varias veces de modo decisivo en mi vida.
María no es un sueño ni una creación vaporosa de nuestros deseos y nostalgias, sino una mujer concreta, sencilla y normal en la singularidad de su vocación. Dentro de esta normalidad, vive sin embargo en intensa comunión espiritual con su Hijo. En este sentido, el ser y la vocación de María están determinados por su divina maternidad. Ella es como es y hace lo que hace porque es la madre de Jesús, el Verbo de Dios.
María, por otra parte, representa de una maneramisteriosa la «microhistoria» de la salvación. Su belleza infinita ha hecho que muchos hombres y mujeres hayan descubierto la bondad de Dios y comprendido mejor la obra de la redención.
Con humildad y alegría entrego estas páginas a quienes quieran leerlas. Son testimonio de mi agradecimiento y de mi devoción personal a Santa María, madre de Dios y madre nuestra.
Sobre un mundo con mucho mal e inmenso sufrimiento, miles de hombres y mujeres gritan cada día: «¿Dónde estás, oh Dios?» (Salmo 42). Por eso, más que un Dios como enigma racional, me ha importado el Dios comprometido con los hombres, y así me he atrevido a trazar su itinerario de una forma práctica, desde una perspectiva cristiana.
Empezaré hablando del hombre como viviente a quien Dios mismo despierta a la existencia personal y social; quiero dejar que Él se revele en el mismo corazón de nuestra vida humana. Expondré después los argumentos a favor o en contra de Dios, tal como han sido planteados en la filosofía de Occidente, lugar donde ha surgido la cuestión de la teodicea como juicio que la historia eleva frente a Dios.
Contemplaré al ser humano como pregunta teológica: abierto a Dios, viviendo en amor y libertad, pero capaz de negarle y suicidarse. Y estudiaré las grandes paradojas que suscita Dios, a quien solo podemos conocer ensanchando el horizonte de nuestras razones y experiencias. Así concluye este itinerario, dejando abierto el camino a la posible fe religiosa.