Sinopsis: Las cincuenta y cinco Homilías a los Hechos de los Apóstoles predicadas por san Juan Crisóstomo (345-407) en su sede de Constantinopla constituyen el único comentario completo a los Hechos que se ha salvado de los diez primeros siglos de predicación cristiana. San Juan Crisóstomo pronunció dos series de homilías sobre los Hechos de los Apóstoles. Una primera, compuesta de cuatro homilías, sobre el comienzo de los Hechos, y otra segunda, integrada por cincuenta y cinco homilías, sobre la totalidad de las páginas de los Hechos. La primera serie fue predicada durante su estancia en Antioquía, mientras que la segunda lo fue en Constantinopla. Esta última serie es la que ocupa las presentes páginas. El lector habituado a leer los comentarios bíblicos del Crisóstomo observará en estas homilías las mismas excelentes cualidades que distinguen sus otras obras exegéticas, en particular la exposición clara del sentido histórico. También se encontrará con desarrollos temáticos sobre la oración, la importancia de leer las Escrituras y otros aspectos muy cercanos a las inquietudes morales de quien entonces ocupaba la sede episcopal de Constantinopla, como son sus observaciones sobre la castidad, la justicia, la pobreza, la condena del juramento, etc. Pero no es menos cierto que el lector se sentirá un tanto extraño al leer estas homilías, ya que su estructura interna difiere notablemente de lo que nos tiene acostumbrados el Crisóstomo. La presente traducción es la primera edición íntegra en lengua castellana, y se publica en dos volúmenes debido a su extensión. En éste aparecen las primeras 30 Homilías, y en el segundo las 25 restantes. Los índices –bíblico y de nombres y materias– se encuentran en el segundo volumen y hacen referencia a la obra completa.
La "Oratio catechetica magna" de Gregorio de Nisa, escrita hacia el año 386, que ahora aparece en lengua castellana, es una de las síntesis más exactas de la dogmática cristiana de los primeros siglos. Tiene una originalidad propia.
Mientras que las demás síntesis de este tipo (dejando a un lado la "De catechizandis rudibus", de san Agustín) estaban dirigidas, en la mayoría de los casos, a la enseñanza de los catecúmenos en las principales verdades de la fe, con vistas al bautismo, y se dirigían directamente a los iniciados y a los fieles para instruirles sobre los fundamentos de la doctrina evangélica, la "Oratio catechetica magna" está dirigida a los "dirigentes eclesiásticos", a los maestros o "catequistas", que en la Iglesia tenían la misión de promover en los creyentes una adecuada formación sobre el patrimonio doctrinal de la tradición apostólica teniendo en cuenta las tendencias heréticas en el interior del cristianismo y las dificultades que provenían del ambiente pagano o judío.
Gregorio teje una magistral síntesis teológica adaptada a las instancias fundamentales de su época, respondiendo, sin el menor tono polémico, a las objeciones que se le hacían a la fe cristiana.
Así pues, trata los grandes temas de la dogmática: el misterio trinitario, la creación del hombre, el origen y naturaleza del mal, la encarnación del Verbo, la redención del hombre, los sacramentos del bautismo y de la Eucaristía, la necesidad de la fe y de la conversión interior, para concluir con los fines últimos del hombre
Publicamos la segunda parte de las catequesis de Benedicto XVI sobre los Padres de la Iglesia.
El volumen anterior, Los Padres de La Iglesia. De Clemente de Roma a san Agustín, ofrecía las enseñanzas de los maestros de los dos primeros períodos de la Patrística.
En estas páginas recogemos ahora la tercera y última etapa (siglos v-viii), que termina con san Isidoro de Sevilla en Occidente y con san Juan Damasceno en Oriente.
Son años convulsos: las invasiones de pueblos nórdicos y orientales acarrean la división y posterior caída del Imperio Romano.
También la unidad de la Iglesia se encuentra gravemente comprometida.
En este panorama brillan con luz propia algunas mentes que no cesaron de iluminar la doctrina católica, entre las que destacan san León y san Gregorio, ambos con el apelativo de «Magno», que dejaron una huella indeleble en la vida de la Iglesia.
Completa este libro un apéndice con cuatro catequesis más del Papa sobre Tradición y comunión en los orígenes de la Iglesia, así como una tabla cronológica.<br/
Los autores cristianos más antiguos, después del Nuevo Testamento, son los "Padres Apostólicos". Con esta designación se engloban una serie de escritos que se caracterizan por su cercanía cronológica y espiritual con los textos apostólicos que forman el Nuevo Testamento, y que tienen una gran importancia porque representan un cuadro auténtico e inmediato de la vida, sentimientos e ideas que circulaban entre las primeras comunidades cristianas.
La expresión "Padres Apostólicos" se ha convertido en una designación útil, aunque poco rigurosa, por lo que no hay un acuerdo unánime a propósito de los escritos que se deben englobar bajo ese título.
Se trata de obras heterogéneas por su interés teológico, género literario, autoridad, datación y origen, que miran a las necesidades y circunstancias que viven las comunidades cristianas entre la segunda mitad del siglo I y mediados del siglo II.
Algunos de los autores de esos escritos son conocidos, como es el caso de Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna o Hermas; otros han permanecido en el anonimato o en la pseudoepigrafía como la Enseñanza de los Doce Apóstoles, la Epístola del Pseudo-Bernabé, la Carta de la Iglesia de Esmirna a la Iglesia de Filomelio (también conocida como Martirio de Policarpo) o la homilía que ha llegado hasta nosotros como Segunda de Clemente.
En el presente volumen de "Padres Apostólicos" se ha incluido la denominada Carta a Diogneto, aunque en realidad es un escrito más emparentado por su temática y forma con la posterior literatura apologética: son las respuestas que un cristiano anónimo dio a las preguntas que bullían en la cabeza de un pagano llamado Diogneto.
La obra contiene los escritos siguientes:
Didaché
Doctrina de los Apóstoles
Epístola del Pseudo-Bernabé
Carta a los Corintios de Clemente de Roma
Cartas de Ignacio de Antioquía
Carta de Policarpo a los Filipenses
Martirio de Policarpo
El Pastor de Hermas
Homilía anónima
A Diogneto<br/
Este libro recoge una serie de intervenciones del autor, en foros políticos y académicos, que nos invitan a adentrarnos en el mar agitado de la globalización, de la absolutización del mercado, de la agonía de los valores… con la brújula bien orientada hacia el principal desafío de hoy: la fraternidad universal, principio capaz de ordenar los demás valores, piedra de toque de la sociedad contemporánea
Sinopsis: El siglo IV de nuestra era conoció una de las mayores crisis doctrinales que han tenido lugar en la historia de la Iglesia: la crisis arriana, que tuvo su origen en Alejandría. Por esta razón, la vida y la obra de san Atanasio (295 - h. 373), como obispo y como escritor, estuvo caracterizada en gran medida por su oposición doctrinal al arrianismo, lo cual le valió el destierro en cinco ocasiones. Los Discursos contra los arrianos –su obra dogmática más importante– destacan por la riqueza de información que encontramos en ellos y por el análisis preciso de la doctrina arriana, que Atanasio rebate punto por punto, para demostrar la plena divinidad del Hijo, idéntica a la del Padre, según la fe definida en el Concilio de Nicea. El tono de la discusión es firme y decidido –en algunos momentos incluso apasionado– y ha de entenderse a la luz de las circunstancias históricas y eclesiásticas que nuestro obispo tuvo que vivir. Estos Discursos contribuyeron significativamente a la reflexión teológica posterior sobre la Trinidad que llevaron a cabo los Padres capadocios y san Agustín. La presente traducción es la primera edición íntegra de la obra que se publica en lengua castellana.
Sinopsis: A pesar de lo difícil que tienen la vida los cristianos de los países musulmanes –en medio de guerras, terrorismo, marginación y dificultades económicas–, comunidades de inmigrantes e Iglesias de antiquísima tradición dan testimonio con su misma existencia de la grandeza del mensaje cristiano.
Entre la necesidad de afirmar su identidad y el imperativo del diálogo ecuménico e interreligioso, los cristianos de esas tierras están escribiendo nuevas páginas, luminosas y heroicas, de la buena noticia, a veces susurradas, y otras, en voz alta. Páginas de amor evangélico y hasta de martirio. El autor narra la crónica de un largo viaje por 14 países de la cuenca mediterránea, durante el cual se ha cruzado en su camino con obispos y patriarcas, laicos y religiosos. Una profunda experiencia cultural y humana.
Sinopsis: La historia de la entrada del pueblo de Israel en la tierra prometida, así como el período de los Jueces y de la monarquía quizá no parezca un relato adecuado para exponer la fe cristiana a los lectores de hoy. Los Santos Padres, sin embargo, encontraron enseguida paralelos o prefiguraciones que iluminaban el Nuevo Testamento. Una conexión obvia era la semejanza de nombre entre Josué, el sucesor de Moisés, y Jesús, pues en griego ambos nombres son idénticos. Por tanto, Josué se interpretó continuamente como una prefiguración de Cristo. Y lo mismo podemos decir de Samuel. David fue considerado como un predecesor de Jesús y enseguida se estudiaron los paralelismos en la vida de los dos. Y Rut, de la misma manera, fue considerada como prototipo de la Iglesia. Una de las fuentes más importantes de comentarios a estos libros son las homilías de Orígenes, que han llegado hasta nosotros a través de las traducciones latinas de Rufino y Jerónimo. En cuanto a comentarios continuos solamente existen dos: el de Gregorio Nacianceno, uno de los famosos teólogos capadocios, y el de Beda el Venerable. Otra fuente de comentarios que aparecen en este volumen se encuentra en obras que están compuestas en forma de preguntas y respuestas, como por ejemplo Cuestiones sobre el Heptateuco de san Agustín y Treinta cuestiones sobre 1 Samuel de Beda. El resto de textos procede de una gran variedad de escritos, de carácter pastoral y doctrinal, que mencionan textos bíblicos para apoyar los argumentos.
Sinopsis: La carta a los Hebreos posee una forma y un contenido que la diferencian netamente del resto del epistolario paulino. Presenta, entre otros temas, una elevada cristología y una profunda comprensión de Jesucristo como Sumo Sacerdote. Las Homilías sobre la carta a los Hebreos, de Juan Crisóstomo, de las cuales se han seleccionado numerosos textos, sirven como hilo conductor de este volumen por varias razones: constituyen el primer comentario completo sobre dicha carta que ha llegado hasta nosotros; han ejercido una gran influencia en comentarios posteriores, ya sea en Oriente como en Occidente; y poseen una elocuencia indiscutible reconocida a lo largo de los siglos. Igual que en otros volúmenes de esta colección, los textos seleccionados proceden de una gran variedad de autores, ya sea desde el punto de vista geográfico como cronológico, pues van desde Justino Mártir y Clemente de Roma, de finales del siglo I y comienzos del II, hasta Beda el Venerable, Isaac de Nínive, Focio y Juan Damasceno, de los siglos VIII y XIX. La tradición alejandrina está bien representada por Clemente de Alejandría, Orígenes, Atanasio, Dídimo y Cirilo de Alejandría, mientras que la tradición antioquena se pone de relieve en autores como Efrén de Nisibi, Teodoro de Mopsuestia, Severiano de Gábala y Teodoreto de Ciro. Los Santos Padres occidentales están presentes en textos de Ambrosio, Casiodoro y Agustín, y los orientales, en comentarios de Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, Eusebio, Cirilo de Jerusalén y Jerónimo.
Sinopsis: San Ambrosio es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia Occidental, juntamente con san Jerónimo, san Agustín y san Gregorio Magno. Nació hacia el año 339 en Tréveris, donde su padre era prefecto de las Galias. Por circunstancias familiares el joven Ambrosio se trasladó a Roma, donde recibió una formación esmerada; llegó a ser jurista y ejerció la abogacía. Hacia 370 fue nombrado gobernador de las provincias de Liguria y Emilia, con residencia en Milán. En diciembre de 374 –tras la muerte de Auxencio, obispo arriano de Milán–, fue elegido por el pueblo para ocupar la sede episcopal milanesa, en la que permaneció hasta su muerte, acaecida en 397. El tratado que presentamos en este volumen –De fide ad Gratianum– es una de las obras propiamente dogmáticas de san Ambrosio. Fue escrito por el obispo de Milán en respuesta a la petición del emperador Graciano, que deseaba ser instruido en la fe. Está compuesto por cinco libros en los cuales Ambrosio expone y defiende la fe del Concilio de Nicea y rebate la doctrina arriana. Ambrosio no hace una exposición sistemática, sino que expresa llanamente la doctrina sobre la fe con argumentos basados en las Sagradas Escrituras. La presente traducción es la primera edición íntegra que se publica en lengua castellana.