El presente volumen reúne los textos donde que mantienen la perenne vigencia de Rousseau: el Discurso sobre las ciencias y las artes (en el que sostiene que el progreso científico y material ha llevado aparejado un prolongado declive moral), el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (que trata de derecho natural y de la crítica de las instituciones políticas), y sus dos obras fundamentales: Emilio o la educación, reflexión sobre la educación basada en el optimismo antropológico y en el ideal de armonía con la naturaleza, y El contrato social, compendio de su pensamiento político, con las concepciones de voluntad general y de la soberanía popular que tanto han influido en las ideas contemporáneas.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), controvertido y polémico, sigue constituyendo en el siglo XXI un estímulo intelectual singular, una aportación idiosincrásica a caballo entre la Ilustración y el Romanticismo. Al centrar su pensamiento en el proyecto de autodeterminación del individuo y de la sociedad política, se convierte en una indicación positiva para quienes piensan que el único proyecto al que la modernidad no puede renunciar es a la construcción de la autonomía humana. Su crítica del progreso meramente tecnológico y de las desigualdades sociales, así como su proyecto de educar individuos no dependientes y de conseguir instituciones en las que nadie pierda su libertad, son razón suficiente para leer a Rousseau como un modo de orientarnos en el mundo de hoy.
Entre las siete tragedias de Sófocles (c. 496-406 a.C.) que se han conservado completas, Antígona ocupa sin duda un lugar privilegiado. Como figura heroica la trascendencia de la protagonista ha propiciado innumerables relecturas a lo largo de los siglos (con una excelente acogida en el teatro contemporáneo) y ha dado pie a especulaciones filosóficas de todo pelaje. El personaje, encarnación del conflicto entre individuo y sociedad, lo consiente y lo aviva. Creonte, rey de Tebas, impone la prohibición de dar sepultura a Polinices, alzado contra el estado y muerto en lucha fratricida. Antígona, contraviniendo esas órdenesexplícitas, arroja un puñado de tierra sobre el cadáver de su hermano, proporcionándole así un enterramiento simbólico. La valentía con la que afronta la situación contrasta con la actitud de su hermana Ismene, sumisa al poder establecido. Antígona, por su desobediencia, pagará con su vida, pero arrastrará a Creonte a la desgracia. La obra de Sófocles, especialmente Antígona y Edipo Rey, se ha convertido con el curso del tiempo en el paradigma de la tragedia griega, y sobre ella descansa en gran medida nuestra comprensión de este género y de sus implicaciones filosóficas y religiosas.
Se suele pensar que Occidente descubrió el saber griego en la Edad Media gracias a las traducciones árabes. Sylvain Gouguenheim rompe de plano con esta idea al demostrar que Europa siempre preservó sus contactos con el mundo griego. Al mismo tiempo descubrimos que, al otro lado del Mediterráneo, la helenización del mundo islámico, más limitada de lo quese cree, se debió sobre todo a los árabes cristianos. Así, parece ser que la helenización de la Europa cristiana fue ante todo fruto de la voluntad de los propios europeos. Si el término «raíces» tiene algún sentido en el caso de las civilizaciones, las raíces del mundo europeo son, por tanto, griegas, y no lo son las del mundo islámico.
Arthur Schopenhauer (Danzig, 1788 - Frankfurt, 1861) ha quedado como el filósofo pesimista, el pensador que entendió la vida humana como un agotador vaivén entre el dolor y el aburrimiento. Su rotundo pensamiento, expuesto en magnífico estilo literario, fue revolucionario al desvelar (en la época de mayor éxito de Hegel y del idealismo) que ni la razón universal ni un Dios bondadoso gobiernan el mundo, y que la sinrazón, lo inconsciente, lo caótico e indeterminado imperan en un universo que poco tiene de cosmos ordenado y mucho más de pandemónium. Aseguraba que habitamos en un «valle de lágrimas» o en una «colonia penitenciaria», y que algo tan singularmente humano como el disfrute de la belleza artística y la música, junto con la solidaridad o compasión de cada uno de nosotros hacia los demás seres vivos, constituye la única vía que puede conducirnos a un mundo, si no mejor, cuando menos más llevadero y soportable. Schopenhauer partió de Platón, Kant y los textos clásicos de la India para elaborar una filosofía de acusado carácter y personalidad. Sus ideas e intuiciones han ejercido una honda influencia en pensadores y escritores tan diversos como Nietzsche, Kafka, Thomas Mann y Borges.
Estudio introductorio de Luis Fernando Moreno Claros (1961), doctor en Filosofía por la Universidad de Salamanca, divulgador cultural y crítico literario. Es también traductor de Goethe y Nietzsche. Ha escrito numerosos artículos sobre literatura y filosofía, así como los libros Heidegger, el filósofo del ser y Schopenhauer, vida del filósofo pesimista.
El nombre de Arthur Schopenhauer (1788-1861) se asocia a una visión pesimista de la existencia. Su rotundo pensamiento, expuesto en buen estilo literario, fue revolucionario al desvelar que ni la razón universal ni un Dios bondadoso gobiernan el mundo, y que la sinrazón, lo inconsciente, lo caótico e indeterminado imperan en un universo que poco tiene de cosmos ordenado y mucho más de pandemónium. Aseguraba que habitamos en un «valle de lágrimas» o en una «colonia penitenciaria», y que sólo algo tan singularmente humano como el disfrute de la belleza artística y la música, junto con la solidaridad de cada uno de nosotros hacia los demás seres vivos, constituyen las únicas vías que pueden conducirnos a un mundo, si no mejor, cuando menos, más llevadero y soportable. Las obras de Schopenhauer fueron apreciadas por literatos y artistas tan señeros como Kafka, Thomas Mann, Tolstói o Wagner.
La obra de Hegel (Stuttgart, 1770 - Berlín, 1831) constituye un hito singular en el pensamiento occidental, puesto que aporta un novedoso enfoque sobre el devenir de las civilizaciones, las sociedades y sus producciones culturales. Autor del último gran sistema filosófico omniabarcador, Hegel presenta su idealismo como un medio capaz no sólo de dar cuenta racional de los acontecimientos pasados, sino de determinar qué es relevante y sustancial y qué no lo es en la infinita serie de los hechos. Porque concibe la realidad como un organismo de contrarios dialécticos, y como manifestación y desarrollo del «Espíritu absoluto», que alcanza su maduración y autoconocimiento a través de la historia y la cultura humanas.
Este volumen contiene dos obras fundamentales en el sistema hegeliano: Diferencia entre los sistemas de Fichte y Schelling (análisis de las doctrinas de dos contemporáneos y pensadores afines en la línea del idealismo postkantiano) y Fenomenología del espíritu, que expone los conceptos hegelianos esenciales acerca de la objetivación del espíritu absoluto en la historia universal y, por tanto, la estructura lógica y racional de ésta.
Estudio introductorio de Volker Rühle (1955), profesor extraordinario de la Universidad de Hildesheim (Alemania) y profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado además como profesor invitado en la Universidad de los Andes (Bogotá), la UNED (Madrid) y en la Universidad Karlova de Praga. Sus libros y artículos en alemán y castellano versan sobre problemas de la filosofía clásica alemana, su génesis y sus ramificaciones hasta el presente.
La figura de un gigante como Aristóteles (384 a. C. - 322 a. C.) es insoslayable en el pensamiento occidental, tanto en su vertiente filosófica como científica. Ha sido un referente a lo largo de los siglos en un sorprendente número de campos del saber: política, ética, lógica, retórica, biología, meteorología, etc., y en más de un caso fue él quien sentó las bases para el desarrollo de estas disciplinas. Su obra es abundante (entre 139 y 192 tratados) y casi inabarcable en cuanto a contenido. Acerca del alma es un tratado acerca de los seres vivos, acerca de aquelloque diferencia los vivientes de los no-vivientes. La pregunta no es si el alma existe o no, sino «a qué género pertenece y qué es el alma». A partir de aquí, Aristóteles desarrolla, a lo largo de los tres libros que componen la obra, una teoría nueva y vigorosa acerca del alma alejada de las especulaciones anteriores, aunque no exenta de ambigüedades internas. «Solamente el Fedón de Platón podría, tal vez, compararse con este tratado en cuanto a su transcendencia histórica en relación con el tema del alma». Tomás Calvo Martíne
La obra de Hegel (Stuttgart, 1770 - Berlín, 1831) constituye un hito singular en el pensamiento occidental, puesto que aporta un novedoso enfoque sobre el devenir de las civilizaciones, las sociedades y sus producciones culturales. Autor del último gran sistema filosófico omniabarcador, Hegel presenta su idealismo como un medio capaz no sólo de dar cuenta racional de los acontecimientos pasados, sino de determinar qué es relevante y sustancial y qué no lo es en la infinita serie de los hechos. Porque concibe la realidad como un organismo de contrarios dialécticos, y como manifestación y desarrollo del «Espíritu absoluto», que alcanza su maduración y autoconocimiento a través de la historia y la cultura humanas.
Este segundo volumen dedicado a Hegel contiene dos tratados capitales: Líneas fundamentales de la filosofía del derecho, en la que Hegel pretende fundamentar la rama jurídica del saber como una ciencia estrechamente ligada al curso general de la historia y su armazón lógica, y Lecciones de la filosofía de la historia, interpretación racional del proceso de las civilizaciones, a la luz de la paulatina manifestación del espíritu y de un plan total que abarca y justifica todo, incluso el mal y la desdicha, así como el individuo, que queda subsumido en el Estado.
Estudio introductorio de Volker Rühle (1955), profesor extraordinario de la Universidad de Hildesheim (Alemania) y profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado además como profesor invitado en la Universidad de los Andes (Bogotá), la UNED (Madrid) y en la Universidad Karlova de Praga. Sus libros y artículos en alemán y castellano versan sobre problemas de la filosofía clásica alemana, su génesis y sus ramificaciones hasta el presente.
Sostuvo que el sabio es alegre por definición y se opone siempre a la tristeza, y que sin alegría el pensamiento es menos productivo y creador. Tan lejos del optimismo ingenuo como del pesimismo moral e ideológico, su objetivo fue comprender en vez de juzgar. Serenidad, cautela y honestidad fueron los valores que sustentaron la vida y la obra de Spinoza, con una coherencia poco frecuente en el mundo intelectual.