
Sinopsis: Con esta pregunta provocativa iniciamos esta colección de la Editorial Ciudad Nueva con la Fundación Crónica Blanca.
Con el fin de hacer «escuela de comunicadores» al servicio de la verdad, la dignidad de la persona y el bien común, hemos querido comenzar poniendo nuestra mirada en María, modelo supremo del cristiano, de todas y cada una de sus vocaciones, y también modelo del comunicador social.
En un congreso internacional de profesionales e iniciativas en el ámbito de las comunicaciones sociales, Chiara Lubich pronunció un discurso sobre «María y la comunicación».
Este libro reúne comentarios de 70 profesionales de la comunicación a los conceptos e ideas principales de aquel discurso: una mirada positiva y propositiva que señala posibles caminos para renovar el mundo de la comunicación social.
Los Padres de la Iglesia estaban convencidos de que los tres libros del Antiguo Testamento conocidos como Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares habían sido escritos por Salomón; en la actualidad, sin embargo, la mayoría de los exegetas rechazan esta tesis. Desde el punto de vista de los Santos Padres, la más elevada sabiduría acerca de los temas fundamentales de la vida –antes del tiempo en que Dios se hizo hombre en Jesucristo– se encontraba en estos libros. Y al igual que hicieron en el resto del Antiguo Testamento, también en estos escritos detectaron fácilmente prefiguraciones y alusiones referentes a Cristo y a su Iglesia, que mostraban la importancia de la Palabra de Dios para los cristianos de su tiempo. Entre todos los comentarios al Eclesiastés que han llegado hasta nosotros, destacan por su profundidad las ocho homilías de Gregorio de Nisa, aunque cubren sólo los tres primeros capítulos del libro. Junto a Gregorio, los Padres más citados en este volumen son Agustín, Ambrosio, Gregorio el Grande, Orígenes, Juan Casiano, Juan Crisóstomo, Atanasio, Beda el Venerable y Jerónimo. Por otra parte, encontramos también un amplio número de autores, entre ellos Gregorio Nacianceno, Basilio el Grande y Cirilo de Jerusalén, cuyos textos también están citados en este volumen, si bien en menor número que los anteriores.
San Ambrosio de Milán (340-397) dedicó una gran solicitud pastoral a las vírgenes cristianas. Fruto de sus desvelos pastorales son los tres tratados que publicamos en este volumen: De uirginitate, De institutione uirginis y la Exhortatio uirginitatis. Con anterioridad, en esta misma colección publicamos los escritos De uirginibus y De uiduis. De esta manera cumplimos el propósito de sacar a la luz pública todo el corpus ambrosiano sobre la virginidad en lengua castellana. El primer tratado sobre la Virginidad que presentamos comienza con unos exempla sobre la sabiduría del rey Salomón y sobre Jefté. La actuación de este último le da pie para desarrollar una homilía en defensa de la virginidad. Finaliza la obra con otra homilía dedicada a la fiesta de S. Pedro y S. Pablo. El escrito consagrado a la Instrucción de la virgen tiene una particular significación, pues en él se destaca el papel de la Virgen María como modelo a imitar por las vírgenes cristianas. Se puede decir que estamos ante una obra eminentemente mariológica que va a tener un gran influjo en siglos posteriores. Aquí se nos muestra Ambrosio como un valedor a ultranza de la virginidad de Santa María, frente a detractores como Bonoso. La Exhortación a la virginidad reproduce una homilía de Ambrosio predicada en Florencia con motivo de la traslación de las reliquias de S. Agrícola. El obispo de Milán utiliza un recurso literario que consiste en poner en boca de Juliana, viuda de uno de los mártires cuyas reliquias se habían trasladado, un discurso animando a sus hijas a vivir la virginidad. Después, Ambrosio retoma la palabra para aplicar a las vírgenes unas enseñanzas del Cantar de los Cantares. En todo el volumen se puede apreciar el dominio de Ambrosio sobre los textos bíblicos, así como la exégesis que hace de los mismos, siguiendo en este punto las líneas generales de la hermenéutica alejandrina de tipo origeniano, aunque tampoco falten aplicaciones muy concretas de carácter parenético.
En la primera de las obras traducidas, A los jóvenes: cómo sacar provecho de la literatura griega, el lector encontrará, en palabras de Leonardo Bruni (s. XV), «un libro en sí pequeño» (brevis), pero «de mucho peso» (tantum ponderis) por el nombre y la autoridad (nomen, auctoritas) de quien lo escribió: san Basilio el Grande. El caso de este tratado basiliano, escrito en un elegante griego, es peculiar: supone el encuentro definitivo entre la cultura clásica y la cristiana, bases de nuestra cultura europea. Con intención fundamentalmente pedagógica, el autor exhorta a aprovechar debidamente la literatura griega en todo lo que nos conduzca a la virtud. Se trata de coger la rosa sin espinas, ser Odiseo sin dejarse seducir por las Sirenas. Constituye una propedéutica, un ejercicio preparatorio para acceder a las Sagradas Escrituras con garantías de absoluta comprensión y disfrute. Asimismo, también fueron verdaderos ejemplos de conducta ciertas figuras de la Antigüedad, como Pericles, Euclides o, especialmente, Sócrates. Basilio el Grande sigue a Orígenes en un principio básico: la coherencia en el comportamiento, la adecuación de las palabras y la forma de vida, la firmeza en las convicciones. Por su parte, la Exhortación a un hijo espiritual (traducida al español por primera vez) fue atribuida al mismo Basilio a lo largo de los siglos en diversos períodos. Actualmente prevalece la opinión contraria a su autenticidad. En cualquier caso, se trata de un precioso manual de edificación espiritual escrito originalmente en latín hacia el año 500. Su destacada significación es evidente en escritores de época merovingia, en los siglos VII y VIII.
La virginidad cristiana mereció una atención especial entre los múltiples quehaceres pastorales del santo obispo de Milán. Los escritos que aquí presentamos son fruto de su predicación, como la mayor parte de su producción literaria. Son cuatro tratados: Sobre las vírgenes, La virginidad, La educación de la virgen y Exhortación a la virginidad. Hay que hacer notar que el título de La educación de la virgen es relativamente moderno, pues en la tradición manuscrita se acostumbraba a denominar De perpetua uirginitate sanctae Mariae ad Eusebium. Desde los primeros tiempos del cristianismo, las vírgenes cristianas vivían una dedicación a Dios en el seno de su propia familia, aunque ocupaban un lugar distinguido en las celebraciones eucarísticas. Esta era la situación en la que se encontraban las vírgenes en el Occidente cristiano del siglo iv. No ocurría lo mismo en Oriente, donde el monacato femenino tenía ya un creciente desarrollo y las vírgenes vivían en comunidad. De todas maneras, en la segunda mitad de este siglo se empieza a notar una gran influencia del monacato oriental en el Occidente latino. El lector comprobará que Ambrosio muestra un empeño decidido en destacar el carácter sobrenatural de la virginidad, frente a las afirmaciones de quienes no entendían este modo de vivir cristiano. Las jóvenes cristianas que se decidían a llevar este género de vida tenían que superar los prejuicios del paganismo circundante, tanto por lo que se refiere a las «vestales» romanas, como a los egoísmos del padre de familia, que en aquella época ejercía un poder casi absoluto.
Las obras contenidas en este volumen ocupan un puesto de particular relieve entre los escritos de san Ambrosio. Su importancia radica en su significado histórico, litúrgico y dogmático.
Los tres escritos están estrechamente conectados entre sí, ya que se refieren a los ritos en los que los catecúmenos de la Iglesia de Milán recibían los sacramentos de iniciación cristiana. No se trata de opúsculos especulativos, sino de explicaciones dirigidas a la intelección y vivencia de la vida cristiana. Reproducen casi taquigráficamente la predicación que el obispo de Milán impartía durante la semana de Pasión y la semana de Pascua a los catecúmenos y neófitos.
La Explicación del Símbolo es el primer documento escrito que nos permite reconstruir la fórmula del Símbolo de la fe, por lo cual tiene una gran importancia para la historia del origen y evolución del Credo apostólico.
En Los sacramentos se recogen seis sermones que inician a los neófitos en la comprensión de los sacramentos que acaban de recibir en la vigilia pascual: bautismo, confirmación y eucaristía.
Los misterios, por su parte, son una reelaboración sistematizada y con un lenguaje más preciso de los seis sermones que forma el De Sacramentis.
La riqueza bíblica de las explicaciones hace que estos escritos sean un instrumento muy actual y adecuado para catequesis catecumenales de adultos.
Sinopsis: Este breve libro nos introduce en la experiencia de monseñor Van Thuân, testigo de Jesús desde la cárcel.
A partir de fragmentos del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Juventud de 1997, el autor nos presenta siete reflexiones dirigidas especialmente a los jóvenes. En ellas, bajo el título evocador de Cinco panes y dos peces, nos ofrece su testimonio sobre la importancia de vivir el momento presente, la elección de Dios, la oración, la Eucaristía, el amor con la medida de Jesús, la maternidad de María y cómo renovar el mundo siguiendo a Cristo.
François-Xavier Nguyên van Thûan
Monseñor François-Xavier Nguyên Van Thuân nace en 1928 en Hue, región central de Vietnam. Es ordenado sacerdote en 1953 y licenciándose en derecho canónico en Roma el año 1958. Obispo de Nhatrang de 1967 a 1975, ese año Pablo VI le nombra obispo coadjutor de Saigón, actualmente ciudad de Ho Chi-Minh. Algunos meses más tarde, con la llegada del régimen comunista es arrestado permaneciendo en la cárcel de 1975 a 1988, nueve de los cuales en régimen de aislamiento. Juan Pablo II le nombró Presidente del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz y posteriormente le creó cardenal. "Ha fallecido un santo" explicó el obispo Gianpaolo Crepaldi, secretario de este mismo Consejo, al dar la noticia del fallecimiento del cardenal, el 16 de septiembre de 2002. De entre sus diversos libros están publicados "Plegarias de esperanza" (San Pablo, 1997), "El camino de la esperanza" (Città Nuova, 1992), publicado en ocho idiomas. "Testigos de esperanza", "Cinco panes y dos peces" y "El gozo de la esperanza" (Ciudad Nueva, Madrid).
En el escrito Sobre Abrahán, quizá como en ningún otro tratado de san Ambrosio, se nos muestra claramente su personalidad, sobre todo porque manifiesta su inclinación a la predicación moral y sus dotes exegéticas para interpretar la Sagrada Escritura. Su composición hay que situarla en los años 382-383. El personaje central es Abrahán, a quien san Pablo define como Padre de los creyentes (Rm 4, 1-25) y hombre de fe. Analizando los dos libros que componen esta obra de san Ambrosio podemos observar claramente sus diferencias. El Libro primero lo constituyen un conjunto de sermones y muestra claramente la explicación oral dirigida a los catecúmenos. El tema central del libro es la vida de Abrahán desde su vocación hasta su muerte, tal y como se narra en Génesis 12-25. Toda la enseñanza moral que transmite san Ambrosio tiene muy en cuenta las costumbres y circunstancias de su auditorio; por eso su comentario y exégesis se enriquece con referencias continuas a la vida concreta con ejemplos prácticos. El Libro segundo también está centrado en la vida de Abrahán, desde la vocación hasta la promesa del hijo, Isaac. Es evidente el enfoque y el modo de tratar los temas: abandona el tratamiento moral sencillo y simple para desarrollar las cuestiones con un sentido superior. Esto significa que abunda una exégesis alegórica y la introducción frecuente y amplia de cuestiones filosóficas. Son numerosos los pasajes del Génesis a los cuales se aplica la doble interpretación: la moral en el libro primero, y la alegórica o mística en el segundo. También las fuentes en las que se inspira san Ambrosio son distintas para el Libro primero y segundo. La presente traducción es la primera edición íntegra de la obra que se publica en lengua castellana.
Durante los meses pasados hemos meditado en las figuras de cada uno de los apóstoles y en los primeros testigos de la fe cristiana mencionados en los escritos del Nuevo Testamento. Ahora dedicaremos nuestra atención a los santos Padres de los primeros siglos cristianos. Así podremos ver cómo comienza el camino de la Iglesia en la historia»
(Benedicto XVI).
Con estas palabras el Santo Padre dio inicio a una nueva serie de catequesis, que desarrolló en las audiencias generales de los miércoles desde febrero de 2007 hasta marzo de 2008.
Estas catequesis –que ofrecemos en el presente volumen– abarcan las dos primeras épocas de la Patrística: la primera, que comienza con Clemente de Roma y termina en los albores del siglo IV, con el Concilio de Nicea (año 325), y la segunda, llamada también Edad de Oro de la Patrística, que se extiende durante todo el siglo IV y llega hasta 430, con la muerte de san Agustín.
La obra se completa con mapas, cuadro cronológico y una amplia introducción del Prof. D. Marcelo Merino de la Universidad de Navarra