Estamos acostumbrados a ser testigos de violencias extremas, torturas, violaciones y humillaciones en todas las formas del arte. A menudo la crueldad allí desplegada se nos presenta como espectáculo. Sin embargo, hay una crueldad que no satisface el morbo del espectador ni corteja sus valores, sino que lo confronta con sus hipocresías y sus miserias. Es ética en el sentido de que pretende una transformación del lector, aunque a veces tenga que agredirle para ello: no le ofrece certidumbres sino lo contrario. Este libro defiende una literatura contraria a la cultura del espectáculo y a la asepsia posmoderna, una literatura que aborrece lo inocuo y lo complaciente. José Ovejero ilustra su propuesta teórica con una original exploración de novelas de Bataille, Canetti, Luis Martín-Santos, Cormac McCarthy, Onetti y Jelinek, autores crueles cada uno a su manera. Después de leerlos, no se puede seguir viviendo como antes de hacerlo. Y lo mismo le sucederá a quien lea este ensayo.
El autor aborda en este libro la crisis del hombre público, a partir de la falta de equilibrio que existe hoy entre la vida pública y la vida privada. Nos muestra cómo escasean en nuestras vidas los placeres y la ayuda que significa el intercambio con nuestros conciudadanos; cómo el extraño es un ser amenazador; cómo el silencio y la observación son ahora los únicos modos de experimentar la vida pública; y cómo la vida privada se distorsiona a medida que enfocamos toda nuestra atención sobre nosotros mismos. A raíz de esto, nuestras personalidades no se desarrollan con plenitud, perdemos el espíritu del ocio y del juego y el sentido de la discreción personal que nos permitirían unas relaciones reales y cómodas con el resto de la sociedad. Una teoría tan fascinante como importante para una mejor comprensión de la sociedad actual y de nuestras ideas sobre la identidad individual. Prólogo de Salvador Giner.
«Un gran intento de volver a examinar los supuestos y objetivos de los años sesenta y trascenderlos sin traicionar sus ideales. Compren y lean este libro, es imprescindible» (Christopher Lehmann-Haupt, The New York Times).
«Una evocación fascinante de los estilos cambiantes de la expresión pública y privada» (Robert Lekachman, Saturday Review).
El autor nos ofrece una obra compleja, en la línea de El corto verano de la anarquía, centrándose en la figura del barón Kurt von Hammerstein-Equord (1878-1943), el general que en 1930 asumió el mando del ejército y se retiró después de que, en 1933, Hitler revelara sus planes en una reunión secreta. La biografía de Hammer­stein tiene ramificaciones e implicaciones históricas que traspasan las fronteras del Reich, primero, y las de la República Federal después. Así pues, gracias a la historia de la familia Hammerstein, el autor recupera todos los motivos y las contradicciones decisivas del «caso alemán»: desde las maniobras de Hitler para hacerse con el poder hasta la vacilación alemana entre el Este y el Oeste; desde la caída de la República de Weimar hasta el fracaso de la resistencia, y desde la fuerza de atracción de la utopía comunista hasta el final de la guerra fría.
«El interés por esos doce años de terror no debe agotarse nunca» (Ulrich M. Schmid, Neue Zürcher Zeitung); «A la vez ensayo histórico, novela familiar, reflexión sociopolítica, cuestionamiento filosófico y soberana libertad literaria, he aquí un libro duro, profundo, magnífico» (Serge Kaganski, Les Inrockuptibles).
Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall. Y jornada a jornada, Ishiguro desplegará ante el lector una novela perfecta de luces y claroscuros, de máscaras que apenas se deslizan para desvelar una realidad mucho más amarga que los amables paisajes que el mayordomo deja atrás. Porque Stevens averigua que Lord Darlington fue un miembro de la clase dirigente inglesa que se dejó seducir por el fascismo y conspiró activamente para conseguir una alianza entre Inglaterra y Alemania. Y descubre, y también el lector, que hay algo peor incluso que haber servido a un hombre indigno?
Se reúnen aquí por primera vez tres memorables incursiones en el territorio de la memoria, del pasado, de la infancia. Tres recuerdos de reuniones familiares propiciadas por celebraciones festivas, dos Navidades y un día de Acción de Gracias, convertidos en literatura de la más alta calidad gracias a la mano maestra de Truman Capote. Relatos sobre la inocencia, el amor y la maldad en que se condensa todo el talento narrativo de Truman Capote. Este libro es una concisa y magistral lección de literatura, de cómo la experiencia vivida se transforma en obra de arte.
Fiel a su proyecto sistemático, el autor ha elaborado un tratado sobre el poder y sus dramaturgias. Recuerda que el atractivo de Maquiavelo deriva de su capacidad para hacer teoría a partir de figuras concretas de dominación, y en esto le copia. ¿Por qué se desea tanto el poder? ¿Cómo se consigue? ¿Cómo se mantiene? ¿Cómo se pierde? Centrándonos en el poder político, ¿cómo lo ejercieron los superpoderosos Augusto, Mahoma, los señores renacentistas, el papado, Napoleón, Hitler, Churchill, Stalin, Roosevelt, Kennedy, Rockefeller, las multinacionales? ¿Quién manda en el mundo? ¿Se puede hacer política manteniendo las manos limpias? Los filósofos clásicos no entendían el fenómeno de la obediencia. «¿Por qué tantos se someten a tan pocos?», se preguntaba Hume. Acaso en el alma humana haya un afán oculto de sumisión y otro afán patente de libertad. Hay una pasión de dominar y una pasión de ser dominado. Este libro apasionante explora los múltiples laberintos contenidos en un laberinto. «Interesantísimo libro para una época de crisis galopantes y poderes desatados» (Jesús Ferrer Solà, Turia).
Bioética, caridad mediática, acciones humanitarias, salvaguarda del medio ambiente, moralización de los negocios, de la política y de los media, debates sobre el aborto y el acoso sexual, cruzadas contra la droga y el tabaco: la revitalización de los «valores» y el espíritu de responsabilidad se esgrimen por doquier como el imperativo prioritario de la época. Hasta hace poco, nuestras sociedades vibraban con la idea de liberación individual, hoy proclaman que la única utopía posible es la moral. Las democracias repudian la retórica del deber austero y consagran los derechos individuales a la autonomía, al deseo, a la felicidad. Frente a las amenazas del neomoralismo, así como del cinismo de corto alcance, conviene rehabilitar la inteligencia como ética que se muestra menos preocupada por las intenciones puras que por los resultados benéficos para el hombre, que no exige el heroísmo del desinterés, sino el espíritu de responsabilidad y la búsqueda de compromisos razonables.
Aunque el autor es conocido del público lector español gracias a varias novelas, en este libro describe, para el lector no especializado, la crisis económica mundial del capitalismo del final de esta primera década del siglo XXI. Con gran conocimiento del tema, soltura estilística y ácida ironía, nos va explicando cómo funcionó esta economía de la pura especulación. Es interesante el pa­pel que tuvieron en la crisis los cálculos demencialmente equivocados que los matemáticos financieros realizaron acerca del riesgo. Otro factor primordial de la crisis fue la dejación de la función reguladora por parte de las ins­tituciones oficiales que representan los intereses de los contribuyentes, quienes serán los que pagarán la factura del desastre. Finalmente, encontramos la apelación eco­nómica y ética a la idea de respetar el concepto de «sufi­ciente» y de poner los límites al afán de posesión para construir una economía sostenible y satisfactoria para la humanidad en su conjunto. «Coged un ejemplar de este libro: el buen humor y la grata compañía os esperan a lo largo de la lectura» (The New York Times); «Comprensible para el lector sin cono­cimientos de especialista y, por encima de todo, devasta­doramente divertido» (Will Self).
«Un libro impactante» (Joaquín Estefanía, El País).
«Para los muchos lectores de las novelas de John Lanchester, especialmente para los que hayan paseado por El puerto de los aromas –Premi Llibreter hace unos años–, no constituirá una sorpresa que el escritor haya decidido adentrarse mediante un ensayo en el complejo universo de espíritus animales, desregulaciones, sofisticadas matemáticas y gigantes asiáticos que ha desencadenado la actual crisis económica mundial. Después de todo, el recorrido histórico que realizaba en El puerto de los aromas por Hong Kong ya funcionaba como una gran metáfora de la evolución del capitalismo… El autor, nacido en Hamburgo, creció en la entonces colonia británica de Hong Kong, donde su padre era un empleado del hoy gigantesco HSBC. “Imperaba la más desenfrenada economía de libre mercado. No había reglas ni impuestos, ni Estado del bienestar ni garantías de atención sanitaria o escolar”…En las últimas décadas, dice, el funcionamiento desenfrenado y desregulado de la colonia se ha convertido en la normalidad del mundo, que se ha hongkonizado. La caída del Muro de Berlín fue el disparo de salida para que el sector financiero “empezara a premiarse con una parte desproporcionada del pastel económico”, hasta cifras nunca imaginadas…Lanchester dedica el libro a intentar explicarse y explicarnos qué ha pasado desde entonces y hasta el estallido de hace dos años. Y se sumerge como pocos en el mundo de los derivados financieros…Aborda también la ideología que ha guiado este camino, desde Alan Greenspan, alumno de Ayn Rand, a Margaret Thatcher o Bush, todos partidarios de un capitalismo de propietarios que ha tenido efectos en la burbuja inmobiliaria de EE.UU… Para Lanchester las décadas de capitalismo desregulado deben tocar ya su fin: que las finanzas sirvan a la sociedad en vez de saquearla» (Justo Barranco, La Vanguardia - Dinero).
«¡Huy! recoge datos vertiginosos…Lo que se propone Lanchester en esta obra es algo tan necesario como enrevesado: explicar a los profanos las causas de la crisis. Debo decir que su empeño se ve coronado por el éxito. Incluso yo, que soy refractario a la ciencia económica, he acabado familiarizándome con los swaps, los CDO y demás productos de la ingeniería financiera. Leer acerca de productos tan tóxicos puede parecer una opción truculenta, como lo era leer las biografías de los asesinos de la mafia. Pero leer ¡Huy! me parece ahora prioritario. Porque ayuda a hacerse una idea de la realidad y debería reforzar nuestra cultura cívica e impulsarnos a presionar a los gobiernos para que corrijan la desregulación financiera. Lo que cuenta Lanchester da miedo» (Llàtzer Moix, La Vanguardia).
«El autor de novelas de éxito narra el origen y las consecuencias del caos financiero con claridad formal y rigor económico…Con ¡Huy! el autor ha demostrado que es capaz de simplificar lo complejo sin recurrir al maniqueísmo ni la síntesis exagerada. El secreto radica en buscar referentes cotidianos para explicar situaciones que en principio parecen inescrutables. Por ejemplo, para describir qué ocurrió con los créditos basura (o subprime) no es preciso estudiar macroeconomía, ni siquiera contabilidad, basta con explicar, por ejemplo, cómo un caradura logra recuperar sus bienes cuando los subasta el juzgado a pesar de que él sigue sin abonar las amortizaciones al banco y no paga a ninguno de sus acreedores» (Félix Soria, La Voz de Galicia).
«Lanchester demuestra su capacidad ensayística en este divertido relato de la crisis. Aunque ha abundado la literatura sobre el tema en los últimos tiempos, el enfoque de Lanchester destaca por su amenidad y acidez (Diari de Terrassa).
«Con grande conocimiento del tema, soltura estilística e acida ironía, explica como funciona esta economía de la pura especulación» (Diari de Girona).
El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes. A partir de estos hechos, y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote dio un vuelco a su carrera de narrador y escribió "A sangre fría", la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo xx. Capote sigue paso a paso la vida del pequeño pueblecito, esboza retratos de los que serían víctimas de una muerte tan espantosa como insospechada, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento y detención de Hickcock y Smith y, sobre todo, se concentra en los dos criminales psicópatas hasta construir dos personajes perfectamente perfilados, a los que el lector llegará a conocer íntimamente. "A sangre fría", que fue bautizada, pionera y provocativamente, por Capote como una «non fiction novel», es un libro estremecedor que, desde la fecha misma de su publicación, se convirtió en un clásico.
Como todo libro provocador, heterodoxo, contracorriente, El canon occidental se ha visto envuelto en la polémica desde el mismo momento de su aparición en Estados Unidos. Harold Bloom, uno de los críticos literarios más prestigiosos de nuestro tiempo, retoma la antigua idea de canon, o «catálogo de libros preceptivos», y nos propone un recorrido por la historia de la literatura occidental a través de los veintiséis autores que él considera capitales, una tradición que, centrada en Shakes­peare, se extiende desde Dante hasta Beckett e incluye a escritores tan dispares como Cervantes, Tolstói, Wordsworth, Montaigne, Joyce, Dickens, Neruda, Emily Dickinson, Walt Whitman, Proust o Borges.
En una época en que los estudios literarios se ven contaminados por todo tipo de ideologías espurias y pretendidamente progresistas, cuyo emblema es lo «políticamente correcto», el autor reivindica la autonomía de la estética, el placer de la lectura sin intenciones de redención social y basada en el puro goce intelectual y verbal como reacción contra lo que él denomina la Escuela del Resentimiento: un mejunje crítico formado por multiculturalistas, marxistas, feministas, neoconservadores y neohistoricistas. Para Bloom, al igual que para Virginia Woolf, la crítica no es más que un intenso amor por la lectura, y ésa es la idea fundamental que nos transmite este lúcido ensayo.
«Todo lector encontrará algo que aprender en cada una de sus páginas» (Christopher Ricks, Washington Times).
«Bloom recupera brillantemente el concepto de canon occidental y la deslumbrante colección de obras que mejor lo representan» (R. Poirier).
«Leer bien es algo difícil de hacer y difícil de enseñar. Por eso este libro es importante» (Frank Kermode, London Review of Books).